El Mito de la Unificación Cambiaria

A lo largo del control de cambios y con mucha mayor intensidad desde el año 2013, los defensores del neoliberalismo, el capitalismo, la empresa privada como única forma válida de empresa, así como los opinadores de la derecha, han sostenido insistentemente que la solución a los problemas económicos del país es la “unificación cambiaria”. Incluso personajes tan identificados con el chavismo revolucionario como pueden ser Mari Pili Hernández y Miguel Rodríguez Torres, han manifestado recientemente en los medios de comunicación social su adhesión a esa tesis, a la cual se suman cada vez más los altos funcionarios del gobierno revolucionario bolivariano, como por ejemplo desde hace ya bastante tiempo, el actual Ministro del Poder Popular para las Exportaciones y la Inversión Extranjera, camarada Jesús Farías.

Esa sola coincidencia de criterio entre la derecha y la izquierda -un absoluto contrasentido de principio- lleva a fijar la atención en este tema y analizarlo con detenimiento, a fin de resolver la contradicción o incoherencia de que liberales y marxistas defiendan por igual una misma propuesta económica.

A estas alturas de la guerra económica –o crisis, o recesión, o descalabro, o como se le quiera llamar- nadie que no sea un perfecto inocente puede creer que a la burguesía –o capitalistas, o empresarios, o clase pudiente, o propietarios de los medios de producción, o explotadores, o parásitos rentistas importadores, o como se le quiera llamar- le preocupa el interés del pueblo, es decir, el bien común. Es evidente –claro como la Luna llena- que la burguesía persigue exclusivamente su propio interés, defiende sus intereses, lo cual obviamente no implica el maniqueísmo de afirmar que esos intereses necesariamente y siempre tienen que ser contrarios al bien común; pero lo que sí implica es que la coincidencia entre el interés burgués y el bien común, cuando ocurre, es por casualidad, no por vocación,  abnegación o desprendimiento colectivista de la burguesía.

El Premio Nobel de Economía John Nash demostró matemáticamente de manera irrefutable hace más de 50 años que la sumatoria de los intereses individuales o particulares no cooperativos, conduce a mucho menor bien común que cuando los individuos cooperan entre sí, lo cual desmonta por completo la tesis de Adam Smith de que cuando cada quien persigue su propio interés sin preocuparse al mismo tiempo del interés de los demás, la sociedad alcanza el máximo estado de bienestar.

A pesar de ese hallazgo científico incontrovertible, pues se basa de manera pura y dura en la Teoría de Juegos, cuyas demostraciones no dependen del color político, sino de la verdad matemática, obviamente la burguesía omite a Nash y sigue defendiendo la tesis de Adam Smith, porque así es más fácil para ella justificar su pragmatismo y decir: “Yo no tengo por qué preocuparme por el bien común, sino únicamente por mi propio bien”.

De allí que, por elemental sentido común burgués, cuando el aparato académico y opinático de la burguesía defiende la tesis de la unificación cambiaria, lo hace exclusivamente para favorecer sus intereses. La pregunta entonces sería: ¿Por casualidad, la unificación cambiaria, al favorecer los intereses de la burguesía, conducirá al bien común? E incluso: ¿La unificación cambiaria favorecerá realmente los intereses de la burguesía, o solamente de algunos burgueses en detrimento de otros?

Lo primero que llama la atención para intentar arrojar claridad sobre un tema tan opaco, es que la unificación cambiaria de la que se habla es hacia arriba, no hacia abajo. Nadie plantea la unificación cambiaria al tipo de cambio protegido (DIPRO), sino que esa unificación sea al tipo de cambio flotante (DICOM), e incluso hay quienes consideran que debe hacerse al tipo de cambio del mercado negro (Dólar Today). Pero en términos estrictos, la unificación cambiaria es una cosa y el tipo de cambio es otra muy distinta, por lo cual no tiene asidero conceptual que la unificación cambiaria tenga necesariamente que ser en dirección hacia el mayor tipo de cambio. Porque entonces ya no se trata de una sola propuesta: la unificación cambiaria, sino de dos propuestas: unificación cambiaria + devaluación del bolívar.

Se afirma que por culpa de la existencia de distintos tipos de cambio, se origina una presión excesiva de demanda sobre las divisas a tipo de cambio más barato para luego venderlas en el mercado negro a un tipo de cambio mucho más caro, y eso genera ganancias especulativas fabulosas (en bolívares). Se dice también que si hubiera un solo tipo de cambio, no se produciría el “raspacupismo”. Se asegura que el remedio para  que no se produzcan ilícitos cambiarios en el país es la unificación cambiaria.

Los revolucionarios que defienden esta tesis afirman como secreto a voces que el problema se originó cuando por culpa del déficit de caja de PDVSA, el gobierno creó diferentes tramos cambiarios para impulsar la expansión de la brecha cambiaria con respecto al tipo de cambio del mercado negro, y que así PDVSA pudiera obtener más bolívares y solventar sus déficit. Además afirman que esa situación lo que hizo fue favorecer a los corruptos del gobierno y a muchos empresarios delincuentes que se hicieron por múltiples vías con divisas baratas para cambiarlas en el mercado negro.

Por otra parte, se afirma que la unificación cambiaria es necesaria para eliminar los desequilibrios que actualmente impiden que el tipo de cambio oficial represente el verdadero valor del bolívar. E igualmente, que al mantenerse distintos tipos de cambio, se impide alcanzar el “equilibrio de arbitraje”, que se asume además como prerrequisito fundamental para que pueda existir equilibrio económico general. El equilibrio de arbitraje es aquella situación donde es imposible para los “arbitrajistas” (especuladores) –los economistas son especialistas en eufemismos- obtener ganancias especulativas gracias a la existencia de diferenciales de precios, en este caso, diferentes tipos de cambio.

Mezclando y confundiendo la unificación con la devaluación, se afirma también que la unificación cambiaria es necesaria para que no se siga desestimulando la producción nacional a favor de las importaciones, y de esa manera puedan entonces los empresarios invertir y expandir su capacidad instalada de producción en el país (porque importar será más costoso y menos rentable que producir en el país). Además, se asegura que con la unificación cambiaria (con un bolívar devaluado) se estimularán las exportaciones porque los exportadores tendrán el “incentivo del tipo de cambio”, es decir, porque obtendrán muchos bolívares a cambio de las divisas que logren generar por sus exportaciones.

Se argumenta asimismo que un solo tipo de cambio es necesario para poder tener un mercado cambiario que permita la “libre movilidad de capitales” y pueda gracias a ello el país “integrarse económicamente a la región”. Y que como las distorsiones son tantas, las importaciones han aumentado tanto y las divisas ya no alcanzan para satisfacerlas, entonces la sola “unificación cambiaria por vía de la devaluación” no basta, sino que hay que eliminar el control de cambios, donde no sea el Estado quien asigne las divisas, sino que sea la Ley de la Oferta y la Demanda. Por lo tanto, la propuesta de la unificación cambiaria resulta que no solamente incluye a la devaluación del bolívar, sino además a la eliminación del control de cambios. Tres propuestas en una. Esto parece el cuento del ratón que cada vez le come un pedacito más al queso.

Y para que el tipo de cambio de libre oferta y demanda se estabilice, los defensores de la unificación cambiaria opinan que hay que adoptar medidas de estricta “disciplina fiscal y monetaria”, porque de acuerdo con esta línea de argumentación lo que desequilibra el tipo de cambio es el excesivo gasto público (léase programas sociales, misiones, grandes misiones, inversión social, subsidios indirectos y directos, empleo público) y la “emisión de dinero inorgánico” (indisciplina monetaria). Entonces, una vez que el ratón se ha comido todo el queso, nos encontramos no frente a una medida económica puntual –la unificación cambiaria- sino ante un paquetazo de al menos cinco medidas neoliberales diferentes: unificación cambiaria, devaluación del bolívar, eliminación del control de cambios, disciplina fiscal y disciplina monetaria. Esa es la propuesta de la unificación cambiaria.

Cuando el común de la gente lee y escucha toda esa jerga, le parece que tiene sentido, que se trata de algo muy técnico, científico, y que todo eso es verdad y por lo tanto eso es lo que tiene que hacer el gobierno para acabar con las colas y la inflación: la unificación cambiaria, la devaluación, la eliminación de control de cambios y la disciplina fiscal y monetaria. A lo que habría que sumarle además, la tan cacareada “eliminación del control de precios” y su sustitución por un sistema de “subsidios directos” (es decir, regalarle dinero a la gente directamente, en lugar de controlar los precios de los bienes y servicios).

Si no fueran incluso en este mismo momento los más altos voceros del propio gobierno revolucionario bolivariano –herederos y defensores del legado de nuestro Comandante Hugo Chávez- quienes están diciendo todo eso, se corre el riesgo de que caigamos en cuenta los incautos ciudadanos de este país de que ese es precisamente el discurso, el modelo y la receta mágica del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Mundial (BM) para la absoluta totalidad de las economías de los países periféricos, como es el caso por supuesto de la República Bolivariana de Venezuela.

Pero lo que llama poderosamente la atención en todo esto, es que ese recetario –que dicho sea de paso es la médula de la llamada Agenda Mendoza y del programa de gobierno presentado por la MUD en cada evento electoral- no tiene nada de nuevo. Es exactamente el mismo siempre, pues el FMI lo viene recomendando para Venezuela desde la década de los años 80 del siglo pasado. Y de hecho se aplicó durante muchos años en nuestro país, sobre todo en la década de los años 90 (paquetazo de Carlos Andrés Pérez y Agenda Venezuela de Rafael Caldera). Por cierto que considero un grave error que ahora se hable de “Agenda Económica Bolivariana” y no del Plan de la Patria. Chávez fue un genio de los símbolos, cuidándose siempre mucho de no utilizar nombres para sus programas y medidas que fuesen iguales o similares a los utilizados en la IV República. Por eso le cambió el nombre a todo, incluso a las instituciones republicanas (Asamblea Nacional en lugar de Congreso Nacional, Consejo Nacional en lugar de Consejo Supremo, Plan de la Patria en lugar de Agenda Venezuela…).

En fin, procediendo por reducción al absurdo, intentaré en lo que resta de este artículo poner en evidencia la falsedad de cada una de las supuestas “razones de peso” que la burguesía esgrime en favor de la “unificación cambiaria”. En el siguiente cuadro, se sistematizan dichas razones o argumentos, y se exponen los correspondientes contraargumentos que los desmontan.

ARGUMENTOS A FAVOR DE LA UNIFICACIÓN CAMBIARIA

CONTRAARGUMENTOS

1. Por culpa de la existencia de distintos tipos de cambio, se origina una presión excesiva de demanda sobre las divisas a tipo de cambio más barato para luego venderlas en el mercado negro a un tipo de cambio mucho más caro.

1.1. El mercado negro existe independientemente de la cantidad de tipos de cambio oficiales. Así haya un solo tipo de cambio, el mercado negro existirá.

1.2. El grueso de las divisas asignadas por el Estado a través del control de cambios no se transan en el mercado negro, sino que se fugan al extranjero.

1.3. En Venezuela, la demanda de divisas es inelástica, lo que significa que independientemente de cuánto suba su precio (se devalúe o deprecie el bolívar), la demanda sigue aumentando. Por lo tanto, la demanda de divisas no se debe a que estén muy baratas.

2. Por culpa de la existencia de distintos tipos de cambio se produce el “raspacupismo” y demás ilícitos cambiarios.

2.1. El raspacupismo se produce por la existencia del tipo de cambio paralelo, no porque haya diferentes tipos de cambio oficiales.

2.2. El principal y más importante ilícito cambiario es utilizar las divisas asignadas por el Estado a través del control de cambios para fines distintos a los establecidos en el correspondiente Convenio Cambiario; es decir, obtener divisas para fugarlas al extranjero y especular con ellas, en lugar de para importar materias primas, insumos, bienes intermedios y bienes de consumo final. Este ilícito cambiario no tiene que ver con la existencia de diferentes tipos de cambio oficiales, pues ocurre siempre, es decir, tanto cuando hay un solo tipo de cambio oficial como cuando no hay control de cambio alguno. La fuga de divisas es una constante histórica de nuestra economía.

3.  El sistema de diferentes tipos de cambio permite financiar el déficit de caja de PDVSA, al esta última vender divisas en el mercado negro.

3.1. Si PDVSA vendiera sus divisas en el mercado negro, estaría cometiendo un grave delito y sería imposible que reflejara esos ingresos en su contabilidad como fuente de financiamiento del déficit operativo.

3.2. Aun cuando PDVSA lograra hacer eso, lo determinante sería en todo caso el tipo de cambio paralelo y no la existencia de distintos tipos de cambio oficiales.

4. La existencia de distintos tipos de cambio genera desequilibrios que impiden que el tipo de cambio oficial represente el verdadero valor del bolívar.

4.1. El principal desequilibrio que impide que el tipo de cambio oficial represente el verdadero valor del bolívar es el tipo de cambio paralelo impuesto como marcador de precios de la economía por la vía del Dólar Today. En esto es totalmente irrelevante que exista un solo tipo de cambio oficial o varios.

4.2. El tipo de cambio oficial, incluso bajo libre flotación por oferta y demanda, nunca refleja el verdadero valor del bolívar. En realidad, el verdadero valor del bolívar tendría que ser muy alto, porque somos el país con mayores reservas de petróleo del mundo, aparte de nuestras ingentes reservas de oro, diamantes, minerales valiosos de todo tipo, biodiversidad, tierra fértil y agua dulce. Incluso en términos de las divisas en poder de los agentes económicos venezolanos, si se toma en cuenta lo que éstos tienen en cuentas bancarias y otros activos financieros y no financieros en el extranjero, resulta que en realidad el valor del bolívar pudiera incluso ser superior que el del dólar americano (dado que las divisas ahorradas en el extranjero se transan realmente en la economía nacional, es decir, se utilizan para importar bienes y servicios y también para comprar bienes y servicios en el país).

5. Al mantenerse distintos tipos de cambio, se impide alcanzar el “equilibrio de arbitraje”; es decir, la culpa de la especulación cambiaria es que no hay un solo tipo de cambio.

5.1. Falso. El arbitraje cambiario siempre se producirá por razón de la especulación centrada en los contratos de divisas a futuro; es decir, la compra o venta de divisas sobre la base de una estimación de su precio en el futuro. Esto ocurre no solamente con la divisa, sino con cualquier commoditie.

5.2. Las ganancias de arbitraje cambiario presuponen que el interés de los arbitrajistas es obtener ganancias en bolívares, precisamente a través de comprar a tipo de cambio oficial y vender a tipo de cambio paralelo: Pero resulta que en realidad, el mercado negro de divisas en Venezuela es de reducido volumen en relación al total de divisas que asigna el Estado a través del control de cambios; lo cual indica que el interés de los arbitrajistas cambiarios (los grandes especuladores cambiarios) no es obtener ganancias en bolívares, sino apropiarse de la mayor cantidad de divisas posibles y fugarlas al extranjero. Las grandes empresas transnacionales y de gran capital nacional son ejemplos típicos de esto, utilizando múltiples mecanismos siendo el principal de ellos la sobrefacturación de importaciones.

6. El estancamiento o lento crecimiento de la producción nacional es culpa de un tipo de cambio muy barato que favorece las importaciones, y por lo tanto, con la devaluación del bolívar los empresarios invertirán y expandirán su capacidad instalada.

6.1. A lo largo de décadas, desde mucho antes del advenimiento de la Revolución Bolivariana, el bolívar se ha devaluado y devaluado y vuelto a devaluar y, pese a ello, la inversión productiva del sector privado no ha crecido significativamente.

6.2. Entre 1997 y 2011, el volumen de producción del sector manufacturero privado creció en promedio 9% (en 15 años), mientras que el índice de precios de ese mismo sector creció en ese mismo período 1.550%. Esto demuestra que los empresarios privados en Venezuela no invierten, sino que aumentan precios porque tienen el control monopólico y oligopólico del mercado. Si aumentaran la capacidad instalada, tendrían que gastar más divisas, lo cual es consistente con la hipótesis de que su interés es fugar divisas, no invertirlas en la economía venezolana.

6.3. Se dice que Venezuela, por culpa de la distribución de la renta petrolera en su economía, padece la enfermedad holandesa, es decir, una sobrevaluación estructural del bolívar, que desestimula las exportaciones y la producción endógena en favor de las importaciones. Aun cuando esto pudiera interpretarse no como una enfermedad, sino más bien como una fortaleza de nuestro signo monetario, el hecho es que la devaluación recurrente del bolívar no ha servido para corregir ese “desequilibrio”, por la sencilla razón de que el bolívar pertinazmente tiende a refortalecerse (“sobrevalorarse”).

7. Con la devaluación del bolívar aumentarán las exportaciones gracias al incentivo del tipo de cambio.

7.1. El incentivo del tipo de cambio de hecho existe por la existencia del tipo de cambio paralelo y su correspondiente mercado negro. En tal sentido, ofrecer a los exportadores cambiar las divisas que obtienen por sus ventas de exportación, por bolívares a tipo de cambio DICOM (flotante oficial, antes SIMADI), de hecho es menos atractivo que cambiarlas a tipo de cambio paralelo (y además suponiendo que estén realmente interesados en obtener ganancias en bolívares).

7.2. Afirmar que las exportaciones aumentarán en Venezuela por el incentivo del tipo de cambio es presuponer que a los exportadores les interesa obtener grandes ganancias en bolívares, y es evidente que el interés es obtener ganancias en divisas y fugar esas divisas, no invertirlas o reinvertirlas. En el caso de una empresa con alto poder de mercado (obtiene muchos bolívares del monopolio que ejerce en su sector de actividad) y bajo valor agregado nacional, es decir, cuya estructura de costos se constituye principalmente de componentes importados, el incentivo del tipo de cambio es prácticamente inexistente, por la sencilla razón de que ya tiene todos los bolívares que necesita y no quiere expandir capacidad instalada que le obligue a aumentar sus gastos en divisas (por el alto componente importado). En este caso caen todas las empresas transnacionales y de gran capital nacional que operan actualmente en Venezuela.

7.3. Aun cuando las exportaciones aumenten, ello no implicará un aumento en la cantidad de divisas que ingresan al país, porque los exportadores tenderán a incurrir en la conocida subfacturación y triangulación de exportaciones, para fugar las divisas al extranjero y no invertirlas en el país.

8. Un solo tipo de cambio es necesario para poder tener un mercado cambiario que permita la “libre movilidad de capitales” y pueda gracias a ello el país “integrarse económicamente a la región”.

8.1. De hecho, con los múltiples mecanismos de fuga de capitales utilizados por los empresarios privados en Venezuela, existe “libre movilidad de capitales” en el país. La dificultad o impedimento que pudiera representar alguna restricción o demora en la repatriación de dividendos, se ve ampliamente compensada por los mecanismos delincuenciales de la sobrefacturación y triangulación de importaciones, los contratos de asistencia técnica ficticios o sobrevalorados, el pago de deuda externa ficticia, abultada o contraída con empresas vinculadas, entre otros muchos.

8.2. La integración económica regional no depende de la libre movilidad de capitales, sino de la complementariedad productiva que favorezca un intercambio comercial mutuamente beneficioso para todas las partes. Y la complementariedad productiva depende de la inversión productiva del sector privado para diversificar la economía, la cual como ya se ha dicho no ocurre en nuestro país, porque el objetivo es captar renta petrolera y fugarla al extranjero.

9. Hay que eliminar el control de cambios para que alcancen las divisas para satisfacer las importaciones crecientes, gracias a que la ley de la oferta y la demanda es más eficiente en la asignación de divisas que el Estado.

9.1. Históricamente, la asignación de divisas sin control de cambios ha demostrado ser tanto o más ineficiente en Venezuela que su asignación por el Estado mediante control de cambios. El Estado en efecto ha sido ineficiente en la asignación de divisas, pero porque se las ha asignado principalmente a las empresas transnacionales y de gran capital nacional, en detrimento de la Pequeña y Mediana Empresa y de las formas productivas de la economía social. La asignación al sector público directamente también ha sido ineficiente por culpa de la corrupción y el burocratismo imperante en las corporaciones importadoras estatales y en muchas empresas públicas. Lo anterior se ha traducido en una gran fuga de capitales, aunque también se ha logrado una enorme redistribución social de la renta petrolera gracias al control de cambios. Debe señalarse que la fuga de capitales se da tanto o más en Venezuela cuando no existen controles de cambio, pero por el contrario en esos períodos no se observa la enorme redistribución social de la renta petrolera que ha caracterizado a la Revolución Bolivariana. En otras palabras: sin control de cambios se lo roban todo, con control de cambios se roban más o menos la mitad de la renta petrolera.

9.2. Resulta un contrasentido plantear que para que las pocas divisas escasas que hay en la actualidad como consecuencia del desplome del mercado petrolero internacional, alcancen para las importaciones que necesita el país, lo que hay que hacer es asignarlas mediante libre oferta y demanda. Tomando en cuenta que la liquidez monetaria en bolívares en poder de muchas grandes empresas en este momento es altísima, no habrá precio “de equilibrio” que impida que TODAS las divisas sean compradas en un solo día y fugadas al extranjero. Esto sería una locura, un suicidio económico.

10. Hay que disminuir sustancialmente el gasto público (gasto social) para que el tipo de cambio de libre oferta y demanda se estabilice.

10.1. El tipo de cambio en Venezuela nunca se ha estabilizado porque el gasto público sea menor.

10.2. La demanda de divisas en Venezuela es inelástica, es decir, no importa cuán caras se pongan, el nivel de demanda se mantiene y aumenta sostenidamente en función del tiempo y de la renta petrolera (oferta de divisas).

11. Hay que eliminar la emisión de “dinero inorgánico” para que el tipo de cambio de libre oferta y demanda se estabilice.

11.1. Luis Salas y José Gregorio Piña, en su excelente trabajo de investigación intitulado: “El Mito de la Maquinita”, demuestran científicamente que no es la emisión de dinero por parte del BCV la que causa o determina a la inflación, sino al revés. Es decir, al ocurrir el aumento de precios (inflación), se produce como consecuencia inevitable la emisión de dinero (obvio, si todo aumenta de precio, el dinero en circulación no alcanza para las transacciones económicas).

11.2. Pascualina Curcio, en su excelente trabajo de investigación, demuestra que la inestabilidad del tipo de cambio se debe al marcador de referencia delincuencial Dólar Today y no a causas o determinantes económicos reales.

11.3. En Venezuela, la causa fundamental de la inflación es la especulación que se hace posible gracias al control monopólico y oligopólico que tienen los grandes grupos empresariales de nuestra economía (y recuérdese que la inflación es la causa fundamental de la inestabilidad del tipo de cambio, debido a la brecha en la Paridad del Poder Adquisitivo, PPA, entre la economía venezolana y el total de otras economías con las cuales mantiene intercambios comerciales).

12. Al igual que el control de cambio, hay que eliminar los controles de precios para que no haya desabastecimiento y se acaben las colas. La única ayuda que se le puede dar al pueblo es un subsidio directo a las familias más necesitadas (tarjeta Mi Negra) y eliminar todos los subsidios que componen el gasto social actual.

12.1. En los últimos tres años, se han producido aumentos de precios de hasta el 20.000%. Por ejemplo, hace dos años, una botellita de malta costaba 7 bolívares, en  este momento cuesta 250 bolívares, es decir, un aumento de más del 3.000%, y cada vez es más difícil conseguir una maltita para tomársela. ¿Qué relación guarda entonces el desabastecimiento con los precios? ¿Cuánto más deben subir los precios para que Lorenzo Mendoza diga: “Ahora sí tengo una ganancia justa”?

12.2. Es absolutamente evidente que el aumento de precios no disminuye las colas en Venezuela, ni acaba con el desabastecimiento. La razón de esto es que dicho “desabastecimiento” es ficticio, no tiene causa económica real, sino que es inducido, es deliberado y obedece a la alteración de los mecanismos de distribución por parte de los grandes grupos empresariales del país.

Queda así demostrado, por reducción al absurdo, que la unificación cambiaria es ridícula –como todas las propuestas neoliberales- y además malintencionada por parte de quienes la proponen, o carente del más elemental sentido de la verdadera realidad de nuestro país y cómo se bate el cobre con todo esto de las divisas, la renta petrolera y el gentío que está detrás de ella al acecho, para echarle el guante.

Para mayor abundamiento, se procede a explicar con mayor detenimiento los elementos fundamentales que sustentan las tesis expuestas en este artículo.

1. Política Cambiaria: la política cambiara consiste en la potestad que tiene el gobierno para apreciar o depreciar la moneda, buscando con ello estimular las exportaciones y atraer inversión extranjera. Si el bolívar se aprecia, se desestimulan las exportaciones y se estimulan las importaciones (porque las divisas son baratas), y al mismo tiempo se estimula la fuga de capitales del país (por la misma razón: son muy baratas las divisas). Si el bolívar se deprecia, se producen los fenómenos contrarios: aumentan las exportaciones, disminuyen las importaciones y se estimula la entrada de capitales al país y la disminución de la fuga de capitales (porque las divisas se ponen muy costosas). Eso por supuesto en condiciones normales. Sin embargo, la realidad en Venezuela en la actualidad es muy distinta.

En primer lugar, el gobierno ha perdido por completo el control sobre la fijación del tipo de cambio debido a la existencia del marcador de referencia Dólar Today. En segundo lugar, la posibilidad del Banco Central de intervenir en el mercado cambiario para manipular el tipo de cambio está severamente limitada debido a la fuerte restricción en los ingresos de divisas del país (por la coyuntura del mercado petrolero, la naturaleza mono-exportadora de la economía nacional y la restricción severa en el acceso a endeudamiento externo debido a la manipulación tendenciosa del riesgo-país en contra de Venezuela). En tercer lugar, la evidencia es contundente en cuanto al hecho de que las empresas transnacionales y de gran capital nacional no se orientan a la exportación, con independencia de cuán alto sea el incentivo del tipo de cambio, por una razón muy sencilla: ninguna de esas empresas necesita o le interesa obtener bolívares por la vía cambiaria (así la cantidad de bolívares sea muy grande), dado que los bolívares en grandes cantidades los obtienen a través de las ventas de mercancías cuyos precios controlan a voluntad debido a que ejercen el poder monopólico u oligopólico del mercado interno.

En cuarto lugar, pese a lo atractivo que pueda ser el incentivo del tipo de cambio para la pequeña y mediana empresa, la misma tampoco se orienta a la exportación porque para ello necesita una disponibilidad de inversión inicial en divisas a las cuales no tiene acceso (porque escasean y/o porque precisamente están muy costosas), para poder adquirir los bienes de capital, materias primas e insumos que no se producen en el país y que por ende tienen que ser  importados. Pero además, no solamente es una cuestión de capital, sino que la exportación exitosa amerita un conjunto de capacidades, conocimiento de mercados internacionales, niveles de calidad y competitividad, así como superar muchas barreras y obstáculos en cuanto a trámites y operaciones logísticas, tanto en el país como en el extranjero. En quinto lugar, la fuga de capitales ha demostrado ser estructural en nuestro país, debido a la dependencia productiva de la nación, es decir, que la mayoría de los bienes se importan o tienen un elevado componente importado en sus estructuras de costos, lo cual impone a la divisa como la reserva de valor predilecta de todos los agentes económicos, con tendencia a agudizarse precisamente en época de alta inflación interna y baja inflación externa. Todo lo anterior, entre otros factores, determina que la política cambiaria sea totalmente inoperante en Venezuela.

2. La huelga de inversiones como fallo del mercado: Las transnacionales y las empresas privadas de gran capital nacional, no muestran niveles históricos tendenciales de inversión en formación bruta de capital fijo, es decir, no efectúan inversión productiva relevante en Venezuela (esto ocurre principalmente determinado por el fenómeno del rentismo petrolero y el negocio altamente rentable de la sustracción delincuencial de la renta petrolera).

3. El fraude importador y la fuga de capitales: El Fraude Importador y otras formas de fuga de capitales constituyen, junto con la huelga de inversiones, la causa fundamental del éxito de los intereses que están detrás de la Guerra Económica, conformados por supuesto por la burguesía parasitaria y apátrida, pero también por la burguesía transnacional y por funcionarios del gobierno revolucionario cuyas conciencias han sido compradas. Esta es una realidad inocultable e imposible de evadir si realmente se quiere vencer la Guerra Económica más allá de algún que otro “pañito caliente”.

4. La Inversión Extranjera No Petrolera es un obstáculo al desarrollo productivo nacional: En el caso de la economía no petrolera venezolana, la Inversión Extranjera no comporta las ventajas que la teoría económica convencional le atribuye y, por el contrario, acarrea una serie de efectos muy negativos que impiden el desarrollo productivo del país; comprometiendo además seriamente la independencia y soberanía nacional. En tal sentido, mientras nuestro país cuente con los recursos provenientes de la renta petrolera, no luce acertado que las políticas públicas promuevan una mayor Inversión Extranjera no petrolera en el país, sino muy por el contrario, que propendan a salvaguardar la renta petrolera nacional frente a las Empresas Transnacionales que ya están instaladas en nuestra economía, así como al desarrollo de una economía productiva auténticamente nacional, independiente y soberana. Y cualquier nueva inversión extranjera en el país debe sujetarse a esas finalidades.

5. La formación de los precios: El proceso de formación de los precios en Venezuela, violenta por completo la Ley de la Oferta y la Demanda, pues es independiente de la oferta de bienes y servicios, así como de la menor o mayor demanda de los mismos (esto ocurre también con la mercancía divisas). Los factores determinantes, identificados hasta ahora que permiten explicar el proceso de formación de precios en Venezuela, son los siguientes: (a) Devaluación especulativa del bolívar mediante los marcadores del Bolívar Cúcuta y el Dólar Today (factor coyuntural); (b) Fijación de precios monopólica y oligopólica (factor estructural); (c) Ineficiencia ficticia de costos de operación para aumentar la ganancia cuyo tope máximo porcentual está fijado por la ley (factor coyuntural); (d) Abultamiento delincuencial de costos de importación por sobrefacturación (factor estructural).

6. Rentismo Petrolero: Al gran capital transnacional y nacional que opera en Venezuela no le interesa producir para abastecer, sino para obtener los suficientes bolívares con los cuales adquirir las petrodivisas que necesitan para fugarlas fuera del país. Si el interés primario es la renta petrolera, mal pueden desear esos agentes que la demanda interna aumente, porque ello implica para ellos, dadas sus estructuras de costos totales de producción de elevadísima proporción importada, una mayor erogación de las petrodivisas que no desean gastar, sino simplemente apropiarse. Como ellos tienen el monopolio y oligopolio de la economía nacional, no tienen por qué aumentar volumen de producción para obtener la moneda local necesaria para adquirir las petrodivisas, sino que simplemente suben el precio. Prueba: 9% en promedio de aumento en 15 años del volumen de producción de la industria manufacturera privada en Venezuela, versus 1.550% de aumento en los precios para el mismo sector y período.

7. Devaluación del Bolívar: La devaluación del bolívar no conduce a más productividad ni competitividad de nuestra economía, porque la orientación de los agentes económicos no es hacia la producción ni hacia la exportación, sino hacia la sustracción de la renta petrolera. De hecho, las devaluaciones históricas en Venezuela no se han aparejado de un crecimiento estadísticamente significativo de las exportaciones no petroleras, nunca. Los análisis de series temporales así lo evidencian. Ahora bien, es claro que el problema de la enfermedad holandesa (sobreoferta de divisas), que desestimula la inversión productiva y las exportaciones no petroleras, y que siempre se presenta en la economía venezolana cuando no hay restricción externa, no se corrige devaluando. La alternativa lógica es Restringir el Acceso a las Divisas. No encarecerlas (devaluación), sino reservarlas para uso exclusivo del Estado, con fines de consumo protegido, inversión productiva y desarrollo tecnológico.

Devaluar la moneda solamente tiene sentido en Venezuela para contrarrestar la enfermedad holandesa, típica de los países con alta transferencia internacional de renta petrolera hacia la economía interna. Sin embargo, las devaluaciones en Venezuela históricamente no se han aparejado de una disminución de la demanda de divisas, lo cual se evidenciaría de disminuciones en la fuga de capitales que nunca ocurren. Conviene insistir en este punto: la devaluación en Venezuela, así sea muy grande, no disminuye la demanda real de divisas, la cual proviene principalmente de las empresas transnacionales no petroleras, las empresas de gran capital nacional y la banca. Por lo tanto, los efectos de la devaluación siempre son los siguientes: (a) Favorecer el acceso exclusivo a las petrodivisas a aquellos agentes económicos que tienen una muy alta posición en bolívares (y por lo tanto pueden pagar las petrodivisas al precio que sea); (b) Excluir del acceso a las petrodivisas a todos los agentes económicos que no tienen una muy alta posición en bolívares (es decir, a la micro, pequeña y mediana empresa, y a las personas naturales).

8. Política de Asignación de Divisas: Ha existido a lo largo del control de cambios imperante durante el gobierno bolivariano una desigualdad extrema en la asignación de divisas, que ha favorecido enormemente al gran capital instalado en el país, tanto transnacional como nacional, en detrimento sobre todo de las Pequeñas y Medianas Empresas, que en su mayoría probablemente sí se dedican a producir bienes y servicios, en lugar del rentismo parasitario, y las cuales no tienen el mismo nivel de acceso a las divisas que genera para el país la industria petrolera nacional. Esta situación evidentemente atenta contra el desarrollo del aparato productivo del país.

9. Mercado Paralelo: Creer que la devaluación oficial del bolívar, incluso al nivel actual del mercado paralelo, va a acabar con este último es ilusorio, porque la existencia del mercado paralelo y su marcador de referencia Dólar Today no se deben a la sobrevaluación del bolívar, sino a una estrategia premeditada y muy efectiva de ataque especulativo contra la economía venezolana. Sus causas no son económicas, sino políticas. Así que no hay medida económica que pueda contrarrestar su existencia y sus efectos nocivos, mucho menos la devaluación. Lo que va a ocurrir es una espiral viciosa infernal en donde a cada nueva devaluación o nivel de depreciación del tipo de cambio flotante, se seguirá una expansión sucesiva de la brecha con respeto al marcador Dólar Today. La brecha entre el tipo de cambio oficial y el tipo de cambio Dólar Today nunca se acabará, porque es precisamente esa brecha la que hace rentable los muy atractivos negocios del contrabando de extracción y el comercio ilícito de bienes regulados, que son dos de las principales armas que están siendo utilizadas contra la República como parte de la Guerra Económica.

10. Incentivo del Tipo de Cambio: Es igualmente iluso creer que las exportaciones no petroleras van a aumentar significativamente en Venezuela únicamente por obra y magia del incentivo del tipo de cambio (permitirles conservar la mayor parte de las divisas y ofrecerles el tipo de cambio DICOM para el resto). Como ya se dijo, las devaluaciones históricas en Venezuela no se han aparejado de un crecimiento estadísticamente significativo de las exportaciones no petroleras, nunca. Los análisis de series temporales así lo evidencian. Y esto es así por una razón muy sencilla: el verdadero potencial exportador lo tienen las grandes empresas, tanto transnacionales como de capital nacional, y ninguna de ellas está interesada en exportar, sino en sustraer renta petrolera, debido al rol que el diseño de la globalización le asignó a Venezuela como país periférico. Y por otro lado, la pequeña y mediana empresa no tiene las condiciones mínimas indispensables para orientarse significativamente hacia las exportaciones (competitividad, productividad, capacidades logísticas, conocimiento y penetración de mercados internacionales, acceso a divisas, capacidad de innovación, superación de barreras burocráticas y alcabalas, cadena local de suministros, etc.). Pero no solamente lo señalado, sino además los factores de subfacturación y triangulación de exportaciones, que de no lograr controlarse (como no se ha logrado controlar sus flagelos gemelos en el caso de las importaciones – fraude importador), darán al traste con cualquier esperanza de aumentar el ingreso nacional de divisas por la vía de las exportaciones no petroleras.

11. Contrabando de Extracción: Creer que el contrabando de extracción se soluciona con la unificación del tipo de cambio y devaluar aún más el bolívar, es erróneo, pues precisamente de dicha devaluación es que se hace rentable el negocio del contrabando de extracción, cuyos alarmantes niveles, principalmente hacia Colombia, pero también hacia otros países, obedecen a la alta rentabilidad del diferencial entre el precio regulado, el precio de mercado negro y el precio internacional de las mercancías. Este factor está determinado por el ataque especulativo contra el bolívar, que es lo que hace rentable al contrabando de extracción. De allí que el contrabando en sí mismo no constituye una causa estructural de la Guerra Económica, sino una consecuencia de la rentabilidad que la Devaluación Especulativa del bolívar frente al peso colombiano que se lleva a cabo en las casas de bolsa de Cúcuta, le confiere a la actividad delincuencial del contrabando de extracción. Mientras ese factor de rentabilidad, de atractivo de negocios, se mantenga, los contrabandistas seguirán multiplicándose y perfeccionando sus estratagemas para evadir todo tipo de control fronterizo que se implante, por sofisticado que sea.

12. Subsidio Directo a las Personas: Liberar los precios de los bienes regulados y controlados en su margen de ganancia, e introducir un subsidio compensatorio a las personas (y no al precio de los bienes), como lo vienen planteando diversos analistas, sería un grave error, porque solamente contribuiría a aumentar todavía más la tasa de ganancia a través de la fijación de los precios relativos y el consecuente aumento de la tasa de explotación de los trabajadores por parte de los capitalistas para apropiarse de su plusvalía. Sería el triunfo definitivo del capital en la Guerra Económica. Aparte de que el subsidio a las mercancías lo paga el empresario, mientras que el subsidio a las personas lo tendría que asumir el fisco nacional.

13. Eliminación de Controles: Naturalmente, la liberación de todos los precios y la eliminación de todos los controles, no es una opción, porque esa es precisamente la solución neoliberal salvaje, que fortalece la acumulación privativa de grandes capitales y la exclusión de las grandes mayorías poblacionales del acceso a los bienes y servicios. Prueba de que esa solución no funciona es el desastre económico de la Venezuela neoliberal y, ahora mismo, el desastre económico que estamos padeciendo a pesar de la liberación generalizada de precios que viene ocurriendo de facto y la devaluación también de facto por el Dólar Today que es aceptado y utilizado por todos los agentes económicos del país como marcador de referencia del mercado cambiario. A pesar de esa liberación de precios y eliminación de controles que ha ocurrido desde hace al menos dos años, los indicadores económicos de inversión productiva, ahorro nacional, volumen de producción, exportaciones no petroleras, productividad, innovación tecnológica y empleo de calidad en el sector productivo no han mejorado, sino que han empeorado.

Para finalizar, conviene reflexionar sobre lo siguiente: Con la propuesta de la unificación cambiaria, devaluación, eliminación del control cambiario y el resto de la Agenda Mendoza, lo que se está es preparando el terreno para que cuando venga el gran rebote del precio del petróleo y el nuevo ciclo de bonanza, abundancia y vacas gordas, la burguesía –junto a la burocracia corrupta- tenga el camino libre y allanado para apropiarse una vez más de nuestra renta petrolera a manos llenas, sin pudor alguno y con mayor obscenidad incluso de la que han exhibido históricamente hasta ahora.



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Luis Enrique Gavazut

Coordinador del Movimiento de Batalla Social Punta de Lanza. Director Ejecutivo de la Fundación Punta de Lanza. Coproductor del Programa Radial "Trinchera del Poder Popular". Productor Nacional Independiente No. 26.292. Investigador Independiente en Ciencias Sociales y Consultoría desde 1990.

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