Se cumplen 222 años del natalicio del Gran Mariscal de Ayacucho, Antonio José de Sucre

Caracas, febrero 3 - Se cumplen este viernes 222 años del natalicio de Antonio José de Sucre, líder y héroe independentista, el más fiel compañero de El Libertador Simón Bolívar y alma de la batalla de Ayacucho que selló la independencia de América del yugo español.

Antonio José de Sucre nació en Cumaná, Venezuela, el 3 de febrero de 1795, hace 222 años, y murió en Berruecos, Colombia, el 4 de junio de 1830.

Fue un político, estadista y militar que llevó la hidalguía y el honor frente al vencido como un sello personal en cualquier campo de batalla, lo cual lo convierte en un franco precursor en la defensa de los derechos humanos.

Logró ganar el respeto y la admiración de argentinos, chilenos y peruanos. No tenía enemigos en Venezuela o en la Nueva Granada, por ello estaba destinado a ser el natural sucesor del Libertador Simón Bolívar.

Se suma a la causa patriótica desde los sucesos del 19 de Abril de 1810. La Junta de Gobierno de Cumaná le asigna el cargo de Subteniente de las Milicias de Infantería.

En 1820, ante la intensificación de la guerra de independencia en América del Sur, es nombrado Comandante del Ejército del Sur, combatiendo en diferentes teatros bélicos que lo harían destacar como uno de los grandes estrategas militares de la historia universal: Pichincha, Junín y de la batalla que sella la independencia de Suramérica, la de Ayacucho.

Para esa batalla, que lo cubrirá de gloria y lo hará merecedor del título “Gran Mariscal de Ayacucho”, conferido por el Congreso peruano, Sucre tuvo el honor de dirigir un contingente integrado por oficiales y soldados originarios de Venezuela, Colombia, Ecuador, Panamá, Guatemala, Perú, Bolivia, Chile, Argentina, Uruguay, Paraguay, Brasil, Curazao, Puerto Rico y México.

En 1823, es electo primer presidente de la nueva República de Bolivia. En 1829, es llamado por el gobierno de la Gran Colombia, para enfrentar la ofensiva peruana en el sur de Ecuador. Triunfa en la batalla de Tarquí, el 27 de febrero de 1829 y ofrece a los vencidos una capitulación que será ejemplo de humanización en el conflicto bélico.

En 1830, ante las circunstancias que arrojaron la secesión de la Gran Colombia, el Congreso Admirable, reunido en Bogotá, le encarga una misión conciliadora para que neutralice las pretensiones separatistas. El fracaso de esta gestión le ocasiona enconadas enemistades.

Sucre opta por regresar a Quito para encontrarse con su familia. Durante el viaje es asesinado, un 4 de junio de 1830, en la montaña de Berruecos, situada al sur de Colombia.

Con él mueren los sueños del Libertador Simón Bolívar de ver entonces a Suramérica como una confederación de Repúblicas, la Patria Grande por la que se sigue luchando.

En su honor en nuestro país existe la Misión educativa Sucre. Habrá actos de homenaje en Cumaná, su ciudad natal, así como en Ecuador y Bolivia.


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