Pedigrí de Rafael Rosales, Director Externo e Interno de la Nueva PDVSA, Presidente de FEDEPETROL


Pedigrí de Rafael Rosales
Director Externo e Interno de la Nueva PDVSA, Presidente de FEDEPETROL
y Negocios Nacionales Personales.

Rafael Rosales, nacido, criado y entrenado en el “haras” político donde desarrolló los hábitos que conforman su ADdelantada estirpe. Su honorable padre fue el Secretario General del CEN de Acción Democrática en Mene Grande, y lo introdujo, desde muy joven, a ese mundo partidista. Ya durante sus estudios en el liceo, comenzó a representar a AD.

Cuando ingresó a la industria petrolera, Maraven , pertenecía al Buró Sindical de AD en Mene Grande. En la gestión sindical dentro de la industria, alcanzó la dirección del Sindicato (SOEP) afiliado a Fedepetrol y luego su presidencia en Mene Grande.

Se lanzó en el 2000 como candidato a la Alcaldía de Baralt (Mene Grande), en la cual había estado su padre como presidente del Concejo Municipal. No salió electo porque Acción Democrática le negó el apoyo, prefiriendo darle ese respaldo a un copeyano que les resultaba más confiable.

Llegó a ser Delegado Nacional de Fedepetrol por la Costa Oriental del Lago, estado Zulia, alcanzando ser miembro del Comité Ejecutivo de esa misma federación sindical.

En el año 2000, Rafael Rosales pertenecía, simultáneamente, al Buró Sindical Nacional de AD, al Comité Ejecutivo de FEDEPETROL y era Vocal de FETRAZULIA, bajo la presidencia de Néstor Yancen. Desde esta multiplicidad de representaciones manifestó sus aspiraciones de presidir FEDEPETROL.

En el 2001 intenta una alianza con Carlos Ortega para la presidencia de FEDEPETROL, pero como éste se lo negara lo desafió presentando su propia candidatura, contando para ello con el apoyo, previamente negociado, de Federico Ramírez León, presidente de la CTV, quien estaba interesado en cortarle el vuelo a las ambiciones de Ortega, que se postulaba tanto para la CTV como para FEDEPETROL.

Rafael Rosales le suplicó a Carlos Ortega, pero éste no cediera, le declaró el conflicto y lo enfrentó, desprendiéndose del Buró Sindical de Acción Democrática, que ya no le era útil a sus propósitos personales y de la reacción..

Rafael Rosales, entró en negociaciones con el Frente de Trabajadores Copeyanos, en la persona de Carlos Navarro, quien lo apoyó y le abrió el paso. Rosales y Navarro, en típico acuerdo de cúpulas cuyos mecanismos bien conocían, sacaron una plancha, especie de fauna “chiripero”, donde iban copeyanos y adecos, y gente del Frente Constituyente de Trabajadores, a cargo de Froilán Barrios.

Cuando se efectuaron las elecciones de Fedepetrol, Rafael Rosales, aún con todo ese “chiripero”, no ganó y quedó empatado con 6000 votos, con Carlos Ortega.

Para dirimir el resultado, en vista de que el CNE debía decidir esa contienda, Rafael Rosales buscó el apoyo del gobierno, y ni corto ni perezoso se inscribió en el MVR para correr en el clásico Bolivariano. Entró en negociaciones con los directivos del Frente Bolivariano de Trabajadores, Nicolás Maduro, Angel Rodríguez y el chino Khan, quienes dieron la orden a los bolivarianos de que votaran por Rosales. Mal necesario, en ese momento.

Rafael Rosales logró así sumar los votos necesarios para ganar la presidencia de Fedepetrol que hoy detenta para sus fines personales, y por el cual ha sido ascendido en conflicto de interés, simultáneamente como Director Externo y Director Interno de la Nueva PDVSA, donde ha hecho uso y abuso del poder, aupando las prácticas gobierneras que niegan participación, información, independencia y protagonismo al trabajador.

Su antiguo partido Acción Democrática, que ni siquiera le permitió ser candidato a alcalde de Baralt-Mene Grande, nunca le hubiera dado tanto poder y autoridad como irracionalmente lo han hecho los bolivarianos. El fue el principal beneficiario de las empresas contratistas de personal que ilegalmente autorizó Pdvsa el 7 de enero de 2003.

Fue así como los que lo han rodeado y seguido en sus patrañas, han sido ascendidos y reclasificados de niveles y grupos, y colocados en las direcciones, gerencias y cargos más destacados de PDVSA, mientras que los demás han sido relegados a cargos sin importancia, lanzados al ostracismo solicitando para ellos jubilación forzada, aislamiento y despidos.

El es el fuete invisible de las reincorporaciones amañadas de personal PDVSA que se sumó al paro, que dejaron de trabajar desde el 2 de diciembre pero no dejaron de cobrar, de gente que salió despedida en periódico pero nunca de verdad, de trabajadores que son escondidos y protegidos sacándolos y metiéndolos de SAP para despistar; de autorizaciones de pagos de bonos a despedidos y a otros quintas columnas que no dejaron de ir al trabajo, pero tampoco ayudaron. El firmaba los permisos para que los sindicalistas se plegaran y mantuvieran en Paro, y todavía los mantiene protegidos, lavándose las manos, echándole la responsabilidad a Asuntos Legales y a los “antipatrióticos”.

Es el padrino del “stud” de caballos que han ingresado a las filas de PDVSA y cuyo mérito es tener denuncias en la Fiscalía y en PTJ, y del reingreso de extrabajadores que fueron obligados a renunciar por manejos oscuros dejando expedientes abiertos e inconclusos en Prevención y Control de Pérdidas de Pdvsa; del ingreso a PDVSA de excandidatos adecos a decanos. Se presta a la pleitesía, descalificaciones, chismes. Su arte es el compadrazgo y por él pueden determinarse a sus acólitos del negociado. Practica el populismo repartiendo y prometiendo cargos y grupos, adelantando franelas, gorras y pancartas con su nombre en eventos deportivos, marchas y Alós Presidente, para armar un tinglado o encaramar una seudo-protesta donde le de gana, y presionar e impresionar.

Actualmente, se encuentra militando en PODEMOS, adonde saltó para ser su Secretario Sindical y contar con el respaldo político necesario para permanecer e imponer sus componendas.

Rafael Rosales, forma parte del contingente de políticos sin ideología, que sólo practica el beneficio personal para él y sus allegados, pasándole por encima a quien le impida sus propósitos o lo ignore. Es un caballo, propio de Troya, que bien merece un pedigrí, una amarrada de hocico y una parada del trote en esas carreras bolivarianas, que le han hecho pensar que él puede ser gobernador, ministro de la defensa o presidente bolivariano, lo que nunca alcanzaría con los adecos.


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