La estrategia que consideraba
la realidad social del tercer mundo, separándola del mundo en su totalidad,
ha sido fatal para el mejoramiento de las condiciones de los pueblos.
Es así que el hambre del tercer mundo, en poco tiempo es una realidad
generalizada, la sublevación de los hambrientos puede conducir al mundo
entero a la guerra, como forma de un desequilibrio de los sistemas socio
económico del mundo.
Hay
que considerar la degradación de la economía de los países del tercer
mundo, como una peste, por la contaminación del medio humano, causada
por los abusos económicos de los países desarrollados sobre la economía
mundial. El hambre, la miseria, los altos índices de violencia, de
enfermedades evitables con una higiene mínima, la mortalidad infantil
por desnutrición, la corta duración media de vida, todo esto es producto
de la acción destructora de la explotación del mundo, según el modelo
de la economía de dominio.
Considerarnos
tercer mundo fue un grave error, filosófico, político, económico-
social, todos pertenecemos al mismo planeta y a una misma generación,
descubrimos 100 mil millones de otras galaxias, cada una con un numero
incalculable de nuevos sistemas solares, pertenecemos a la generación
que ha dotado de energía nuclear a la tierra y que gracias a la computación
se han facilitado las actividades complicadas, hemos mejorado la comunicación,
la salud, la industria pesada, y todo eso gracias a nuestra materia
prima, extraída de nuestros países, no del tercer mundo, sino de aquí
mismo de la tierra.
Considerarnos
tercer mundo, nos encadeno a la miseria y a la explotación de por vida,
lideres fracasados en su actividad política, por nosotros elegidos,
ejércitos vendidos protegiendo a las multinacionales, pueblos siguiendo
personas, lideres, no ideología, y todo esto sigue siendo una visión
limitada del problema, ya que el clamor de los pueblos no se refiere
únicamente a los efectos directos de la expansión económica de unos
grupos de naciones, sino a la insidiosa acción cultural indirecta sobre
la totalidad humana, cuando es evidente que esta acción indirecta,
es mas determinante que la acción directa por considerarnos tercer
mundo. Por la falta de un concepto más vasto y objetivo de lo que resulta
de una concepción del sistema social, con relaciones mutuas entre los
seres vivos en sus relaciones económicas y culturales.
Igualmente
falso es el concepto de desarrollo evaluado únicamente en función
de la expansión de la riqueza material, del crecimiento económico.
El desarrollo implica cambios sociales sucesivos y profundos que acompañan
inevitablemente a las transformaciones tecnológicas de un sistema político,
el concepto de desarrollo no es solo cuantitativo, es también cualitativo
de los humanos. Así estas naciones que hoy gobiernan el mundo crecieron
industrialmente y económicamente, crecer es una cosa, desarrollarse
otra, crecer en líneas generales es relativamente fácil, desarrollarse
equilibradamente, como seres humanos, difícil, tan difícil que ningún
país del mundo lo ha logrado todavía, desde esta perspectiva todos
los países seguimos estando subdesarrollados.
La
grave enfermedad social por considerarnos tercer mundo, con una pobreza
mental que nos ha impedido defendernos apropiadamente de las agresiones
a nuestro medio, desde hace siglos por parte de los imperios colonialistas
destructores de la condición humana. Solo hemos reconocido tan lamentable
situación, y esto es una forma de negación, de la evidencia que el
hambre y la miseria de algunas regiones distantes de ellas forman parte
del costo social de su propio progreso, un progreso que la humanidad
entera paga, paga porque “países del primer mundo” nos sigan dominando
política y económicamente.
Escamotear
esta verdad provoco la implantación a escala planetaria, de una estrategia
de lucha que no dio resultado, y que no dará resultado mientras los
soportes económicos del mundo sigan estando sustentadas por falsos
soportes sociales, construidos desde el capitalismo, con su economía
de guerra para sustentar el máximo beneficio en el aplastamiento económico
del “tercer mundo”, y por el individualismo de nuestras revoluciones,
construidas desde la estupidez sectarista - xenofobica, por la ignorancia
y la pobreza mental.
El subdesarrollo no es como muchos piensan equivocadamente, insuficiencia
o ausencia de desarrollo. El subdesarrollo es un subproducto del desarrollo,
una derivación inevitable de la explotacion capitalista, que sigue
ejerciéndose en todo el planeta. Y cuyo error fundamental es basar
la norma de progreso en la expansión del PIB, creando un basto complejo
industrial y una gran pobreza, mental, moral y estética. Nuestras ciudades
son verdaderos desastres, nuestro aire a menudo irrespirable, nuestros
pueblos oprimidos, nuestro espíritu cada vez más manipulado, en este
mundo, no en el tercer mundo.
Los
países económicamente fuertes necesitan una porción cada vez mayor
de los recursos mundiales para mantener su modo de vida. El impacto
total del capitalismo y de su cultura sobre el resto del mundo, implica
una transformación permanente en nuestro subdesarrollo individual-colectivo.
Esta
de moda en la actualidad hablar de los efectos nocivos que el crecimiento
económico produce sobre los países del tercer mundo. Sin embargo lo
habitual es referirse únicamente a aquellos efectos que no son únicamente
los más amenazadores para el futuro de la humanidad. Tenemos que oír
los gritos de alarma sobre el crecimiento de la población mundial,
la contaminación del aire y el agua y la degradación del patrimonio
cultural en los países afectados por el capitalismo.
El primer error grave, la primera conclusión falsa que se deriva de
esta visión parcial del problema, es la afirmación muy generalizada
de que es, en las regiones más ricas donde han aparecido, a causa del
crecimiento económico la degradación moral, educativa y cultural.
La realidad es distinta. Los primeros efectos del desarrollo se han
manifestado precisamente en aquellas regiones que hoy están subdesarrolladas
económicamente y que ayer eran políticamente colonias. El subdesarrollo
que reina en nuestros países, es el primer producto del desarrollo
desequilibrado del mundo.
El
subdesarrollo representa un tipo de contaminación humana localizada
en nuestro cerebro, abusivamente explotada por las grandes potencias
industriales del mundo. El analfabetismo muy poco superado, la corrupción
del sistema neoliberal impuesto paulatinamente, la falta de ética,
los prejuicios y complejos, el racismo, la xenofobia, la deslealtad,
la vagancia, el conformismo, la impuntualidad. No solo son herencias
del capitalismo actual, sino un arrastre cultural desde la colonia,
en la cual el aliado de toda conquista, la iglesia, se ha encargado
de mantener. Este subdesarrollo es el más difícil de cambiar. ¿Somos
concientes de esta fragilidad mental individual y colectiva?,o solo
decimos, si, si, lo sabemos y ya, producto de la invasión cultural
a nuestras raíces ideológicas.
Hemos
alabado, admirado, la tecnología entregada a nuestros países, “para
desarrollarnos” nunca estudiamos los efectos colaterales de estas
tecnologías, para el despilfarro de los recursos naturales, deforestación,
erosión y el rompimiento de los sistemas y subsistemas ecológicos.
El tercer mundo se encuentra bajo la amenaza permanente por la introducción
de desarrollo tecnológico, degradando nuestra estructura, aun hoy,
considerando la fragilidad de los sistemas ecuatoriales y tropicales,
donde se asienta la mayor parte de los países del tercer mundo.
Nadie
ignora la fragilidad del suelo en estas regiones, bueno los políticos
se hacen los pendejos, a la explotación abusiva de la capa vegetal
del suelo y que los desbordamientos de los ríos se producen por la
falta de diques vegetales de diversos tipos que orientan su curso. Basta
la constatación de que el progreso tecnológico y el crecimiento económico
destruyen actualmente el medio ambiente de nuestros países, pero tampoco
se puede frenar el crecimiento, cuando los pueblos, han visto y ven
en la tecnología su última esperanza, para escapar del estado de miseria
que nos agobia.
En mi opinión, la tecnología
no es buena ni mala. Es su utilización la que le da un sentido ético.
En nuestros países subdesarrollados ha influido cualitativamente y
cuantitativamente de manera negativa, porque ha sido utilizada únicamente
para procurar el máximo de ventajas y de beneficios a los grupos de
la economía dominante. Es la explotación neocolonicapitalista la que
conduce a nuestros países a un estado de desesperación agravado por
la nueva amenaza que representa la consigna de homogeneizar nuestras
culturas, para interrumpir el escaso progreso que se ha logrado a lo
largo de las ultimas décadas.
Otro
muy grave error es seguir permitiendo que los organismos económicos
(FMI, BM, BID, OMC) corporaciones de dependencia, utilicen para determinar
el crecimiento económico, cinco factores: la población, la producción
agrícola, la producción industrial, la producción petrolera y los
recursos naturales. Ni una palabra sobre las estructuras sociales. Al
omitir al hombre y su cultura e imponer otra cultura, el proyecto resulta
alienado, porque no tiene en cuenta las realidades de la población
y, por consiguiente el modelo del mundo del mañana.
Quizá la mejor manera de situar el problema humano-mental-individual, en el subdesarrollo, con una verdadera perspectiva sería ¿qué actitud queremos implantar, para salir de nuestro propio subdesarrollo?. Para trasformarlo en saludable, adecuado, placentero, conveniente a nuestra cultura y a nuestra moral socialista.
rcpuma061@yahoo.com