Somos de la tesis de que con la salida de RCTV sin la instrumentación de una verdadera política de Estado en la materia, saldrán ganando, principalmente, el clan Cisneros, porque en definitiva le corresponderá un pedazo más grande de la torta publicitaria; y el propio Granier, que se erigirá como héroe de las libertades neoliberales, lo cual le valdrá el reconocimiento de las grandes transnacionales que le darán el máximo apoyo económico para que siga adelante vía señal por suscripción con su negocio de ataques, ya no sólo contra el gobierno de Chávez, sino que enfilará baterías contra Evo, Correa, Ortega, Lula, Fidel, Néstor.
En otras palabras, mientras no se haga una Revolución Hertziana de fondo, que democratice el espectro radioeléctrico sin tramoyas, los únicos perjudicados en este caso son los trabajadores de RCTV, al menos una buena parte de ellos. No en balde la estrategia de Granier ha sido utilizarlos como escudo. Esto amerita que la Asamblea Nacional, el Ministerio del Trabajo y el Seguro Social inicien lo antes posible una investigación sobre las condiciones laborales del personal que labora en RCTV. Por ejemplo, si están debidamente inscritos en el Seguro Social; cuántos están cobijados bajo la figura de una convención colectiva; cuántos son contratados; cuántos están en nómina; y cuántos son en realidad; esto para conocer la verdadera dimensión de los potenciales afectados.
En definitiva, ante está situación, Granier puede poner en práctica sus viejas artimañas. Repetir la historia del Diario de Caracas. Botar a quienes representen la mayor carga laboral sin reconocerles sus derechos. Reducir la nómina en 50% y quedarse con los que cobran a destajo. Es decir, con el personal que no recibe los beneficios ni la protección de las leyes. El hecho de que salga del aire no significa que Rctv deje de existir como empresa y se esfumen sus obligaciones laborales. El Estado debe ser muy responsables en esto, no vaya a ser que la gracia se le convierta en morisqueta y terminen por pagar los platos rotos los más débiles. Además, esto serviría para luego continuar indagando sobre las relaciones laborales que enfrentan el resto de los trabajadores al servicio de la Monarquía Hertziana
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