Coronavirus: cuando comer al ajillo, malojillo no es

La reserva de misterio en torno al virus, es lo que conocemos usted y yo. Así que como posee esa cualidad enigmática, trabajemos en lo que nos atañe, ancestralmente es bien conocido que el robustecer nuestro sistema inmunológico para que esté en óptimas condiciones y mantenga nuestro organismo sano, es el deber ser ante cualquier flagelo que atente nuestra salud.

Estamos siendo testigos presenciales de una pandemia y como lo declarara el pasado viernes 27 de marzo Jorge Mario Bergoglio –el Papa Francisco- en la homilía –dada en soledad- durante la bendición URBI ET ORBI: "Nos sorprendió una tormenta inesperada".

Pero es que el sistema, avanzadísimo por cierto, en desarrollo tecnológico y científico, ha tratado por todos los medios, de trastornar nuestros modelos naturales de vivir generando serias consecuencias que van desde malestares físicos hasta sociales, renunciando masivamente a lo natural inclinándose mayormente al vivir de manera artificial enfermante. El antifaz de los hipócritas cae y muestra sus verdaderas fauces, y va y se ve en el lago…y se descubre a sí mismo, le asusta su propio yo, se desespera y no sabe qué hacer. Se desgarra. Se agota, ruje cual fiera herida, y se desboca y trata de transmitir su verdadero yo, pero no. Corre y vuelve, y se pone el antifaz nuevamente. El sistema es versátil y sabe como engañar con o sin antifaz.

La enorme complejidad en que nos encontramos precisa de fortaleza, valentía y fe, esa debe ser la respuesta teísta ya que la acción de Dios es invisible a los ojos de los investigadores. Claro, considerando al mismo tiempo que las cosas se empujan unas a otras oponiéndose y aunque pareciera disparate, la misma no paraliza sino que dinamiza, tal como lo consideró Heráclito. Pero también apelando al objetivo de la dialéctica como lo es el de exponer la realidad concreta en el pensamiento, ya que el cúmulo de cambios cualitativos siempre desemboca en una evidente contradicción, se requiere su resolución dando el salto cualitativo, he ahí el detalle, pues ¿Cómo hacerlo? A ver, vamos a pensar, reflexionar y sentir, inmersos –como estamos- en la emergencia mundial, paradójicamente vemos como se niega lo mismo que se afirma, vemos como se habla de paz en medio de la pandemia y salen corriendo a comprar armas, ¿armas? Que incongruencia, es el momento de abrirse paso hacia el movimiento constante ese que va de lo simple a lo complejo; Fraga en su espacio televisivo –que en particular me simpatiza- hace un tiempito atrás, hablaba de la diferencia que existe entre un túnel y una cueva, bueno y yo quise asociarlo de momento con lo que estamos pasando, y aunque nos embargue la incertidumbre, el desánimo, la tristeza entre otros sentimientos humanos, veamos esta circunstancia como si estuviésemos en el túnel (el cual tiene salida) y no en la cueva (que no la tiene).

Hoy cuando el fin de la situación con este virus (al menos en el imaginario colectivo) se percibe SINE DIE, evitemos aceptar inocentonamente el QUID PRO QUO, que con astucia y sigilo presentan los dueños del mundo para cambiar nuestras costumbres en cuanto a socializar se refiere, ojo, aclaro que he cumplido la cuarentena al cien por ciento junto a mi familia, es mas como soy docente, he creado videos educativos dentro del plan cada familia una escuela, y los he compartido con mis estudiantes ponderando el hecho de quedarnos en casa, en pro de esa misión que nos tocó vivir como circunstancial, pero creyendo y confiando firmemente en que esto pasará, Dios mediante, porque cielo y tierra pasará mas la palabra de Dios permanecerá para siempre.

Las cosas buenas, los buenos deseos, las buenas vibras debemos activarlas, pues parafraseando a Marx medito en lo siguiente: lo sientes en tus sentidos y lo manifiestas en tu pensamiento, siendo que, el pensamiento es la expresión de la realidad en el cerebro, por tanto lo que no se siente de verdad, no se piensa. Personalmente vivo pensando en lo positivo, diariamente disfruto de la convivencia familiar al lado de los que amo, y aunque hemos tenido que morigerar la cotidianidad y dinamización social, hago un par de lecturas diarias y encontré por allí un texto de Anthony de Mello que expresa lo siguiente: ¿Qué haces cuando escuchas una sinfonía? Escuchas cada nota, te deleitas en ella y la dejas pasar, sin buscar la permanencia de ninguna de ellas, pues en su discurrir, está la armonía, siempre renovada y siempre fresca. Dejemos sonar esa armonía que avanza con los días de la cuarentena, no nos estanquemos en ella, porque hay un mañana.

Y ojala cuando volvamos a compartir estemos psicológicamente listos y no andemos esquivándonos cual pelotero en tercera base esquivando la bola para lograr robarse el home, porque de ser así, no habremos aprendido nada, de ser así, el hombre seguirá al servicio de la economía y no al contrario, de ser así, el sistema hegemon habrá ganado, logrando sus objetivos a través de los subterfugios de siempre, de ser así, entonces seremos más mezquinos, de ser así la humanidad no será humana sino como lo diría Erich Fromm en una de sus frases: "el peligro del pasado era que los hombres fuesen esclavos. El peligro del futuro es que los hombres se conviertan en robots".

Me has leído hasta esta línea, y te lo agradezco, ahora te invito respetuosamente a lo siguiente: haz una lista de cosas pendientes, organízate y llévalas a cabo, haz ejercicio físico, haz un plan diario de rutina para tus hijos que estudian ahora en tu compañía, canta, baila, escribe, da y recibe afecto, contacta y ríe con tus familiares y amigos que están lejos, y sobretodo ora, medita, cocina y no olvides echarle ajillo a tus comidas, el ajo fue ampliamente utilizado en la primera guerra mundial por sus propiedades antibacterianas y antisépticas, al tratar la diarrea causada por las malas condiciones sanitarias de las trincheras, y se denominó la penicilina rusa, es potente para el bienestar del sistema inmunológico. Asimismo, el jengibre que es antioxidante y antigripal y el tomillo estimulante del sistema inmunológico es un antiespasmódico sobre los bronquios y expectorante. Y finalmente, he aquí el malojillo, cymbopogon citratus, hierba del linaje de las poáceas y familia de las gramíneas, su variedad de nombres, limonaria, pasto de limón, limoncillo, caña santa, etc., los botánicos (expertos del tema) y las abuelas (expertas también) le atribuyen propiedades antigripales efectivas, ya que es rico en vitamina C, estimulante positivo del sistema inmunológico, además le otorgan beneficios antidepresivos, pues potencia los estados de ánimo suministrando y haciendo que se libere a nuestro torrente sanguíneo serotonina, además la citronella uno de sus componentes químicos, produce un efecto relajante. Les invito a tomarnos un brebajito de esos a la mano de Dios y yo creo que aportará más beneficios que riesgos. Claro tampoco son mandrágoras, de esas que habla el poeta Francisco de Quevedo en la vida del buscón Don Carlos, al relatar una situación con unas monjas…



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Carmen Teresa Alviarez de Largo

Profesora de música

 teresadelargo@yahoo.es

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