Homenaje a quien ha partido: Leonardo Moraria

Ayer conmocionada ante la noticia del fallecimiento de Leonardo Mora envié a sus amigos y conocidos el siguiente mensaje:

Estimados compañeros y compañeras

Con profundo dolor les comunico que un revolucionario y un hombre de elevado espíritu, Leonardo Moraria ha fallecido. Se va uno de los grandes, un luchador incansable al que le aviene el poema de Bertolt Brecht.

Hay hombres que luchan un día y son buenos.
Hay otros que luchan un año y son mejores.
Hay quienes luchan muchos años, y son muy buenos.
Pero los hay que luchan toda la vida: esos son los imprescindibles.

 

 

 

 

Son pocas palabras para denotar a un hombre que como Leonardo impactaba por su sabiduría, su capacidad de análisis siempre argumentando, un marxista cabal, ateo sin tapujos -fue también su causa-, un libre pensador y con una vida de lucha consecuente con sus convicciones y su compromiso revolucionario. Diría que un hombre de verdad y con ello hablo del latir viviente de un espíritu elevado. Quiero aclarar, no soy persona de adular o elogiar en vano, o idealizar a quienes parten para siempre, tan lejos de mi esa actitud, que si hoy lo hago es en honor a la verdad de quien fue Leonardo. El alma se me quiebra al pensarnos ya sin su presencia. Podríamos estar o no de acuerdo con sus radicales posturas, ello no le quita ese ser de integridad admirable.

A continuación registro una nota de su amiga y colaboradora Belén, con quien cruce estas sensaciones y quien me remitió un texto que Leonardo le envió en repuesta a sus reflexiones.

Matilde gracias por palabras tan cariñosas y es verdad que nos une la admiración, y el cariño por un hombre como hay pocos, pero que afortunadamente existen y se cruzan en nuestras vidas. Últimamente me resulta fácil que mis ojos se llenen de lágrimas y la partida de Leonardo fue otra ocasión para llorar, no sé porque ya que él está liberado, pero como nosotros nos quedamos me conmueve que existan personas como él y como ustedes con los cuales siento que esta vida merece vivirla. Quisiera que compartieras con los amigos de Leo un último texto personal que él me envió en respuesta a un texto mío sobre la alienación. Un abrazo grande

El texto de Leonardo:

Belén me complace mucho recibir noticias tuyas.

Leí con mucha atención tu escrito.

La alienación es lo que frena, obstaculiza, impide todo

proyecto de transformación. La alienación está en todos los niveles

de la sociedad. Y tratar de limpiarnos por completo de la alienación

es tarea díficil. Desde muy joven, a los 18 años, comencé esa

labor, luego de ocho años de internado en colegio de curas.

Romper, con ese lastre fue mi primera decisión.

Fuí a la Universidad, y encontré que está tan alienada como

todo lo que había conocido en mi adolescencia y juventud.

Con la caída de Pérez Jiménez tuve la oportunidad de ver

de cerca la política.

Quedé tan asqueado que juré jamás militar en un partido político.

Al quitarme el lastre de la alienación por la creencia y

de la política partidista, lo que vino después fue llevar a la mente

el mayor conocimiento posible de todas las cosas, conocimiento

que me había sido negado por la educación confesional.

Me convertí en asiduo lector de todo lo que llegaba a mis manos.

Llegué a tener una biblioteca personal con más de 3000 títulos,

que luego la he ido limpiando (actual) de lo que no me

despertaba interés .

Me retiré de la Universidad (22 años) y me fuí a cultivar

papas en Bailadores.

Fuí uno de los pioneros en la transformación de la economía

del trigo (con 400 años) a la economía de las papas y la horticultura.

Esa revolución agrícola se extendió por los campos andinos

donde antes persistió la economía del trigo.

La Universidad de la vida es prodiga en conocimientos.

He realizado diversidad de actividades en mi vida,

de lo cual he dado fe en mis libros.

El proceso de desalienación está muy vinculado

al "ser social", formador de la "consciencia social" y de la ideología.

Cada quien forja su propia ideología, conforme al "ser social".

Pero ese ser social que nos envuelve a todo sitio donde vayamos,

está alienado.

Entonces es necesario aceptarlo o descartarlo.

Vivir en sociedad o romper con esa sociedad alienada

por la religión, por la política y por las influencias que recibe.

Hoy en día me felicito de ser ateo, materialista, librepensador.

Digo lo pienso, sin importarme lo que piensen lo demás.

Allá ellos si asimilan mi pensamiento o lo desechan.

Le agradezco mucho la simpatía a quienes me soporten.

Considero me he librado de la mayor carga de alienación social,

no sólo en el pensar y sentir, también en la vida austera, sencilla,

con el concepto de virtud que practicaban los griegos:

"satisfacción personal" y no, la que le han dado las religiones:

"de premio".

Se es virtuoso para satisfacción personal, no para recibir

premios o castigos.

Nos podemos alargar en consideraciones, pero, me parece

haber asimilado tu escrito.

En efecto, la alienación como la definió Marx,

es el gran freno de la sociedad.

Ahí toma importancia lo de "clase en sí" y "clase para sí".

Mientras no ocurra esa transformación mental todo intento

de cambio económico o social está aplazado, llámese socialismo

o como se llame.

Del material que envío a mis contactos de Internet,

respondo por lo que lleva mi firma. Lo demás, es aporte

que me parece de interés (a lo mejor me equivoco),

y lo envió como información por si no la conocen.

Cada quien le da el mejor uso que le parezca.

Cara amiga. Espero, con estas disquisiciones mostrarte

que leí tu escrito, me interesó y así como me cuentas

tus cavilaciones, te cuento las mías,

que ya a mi edad, están descartadas.

Marchamos al cadalso con paso firme.

Un gran saludo y abrazo.

Con el mismo cariño de siempre.

León.

 

Es, para finalizar, este escrito un pequeño homenaje a su dimensión humana, a su ser revolucionario, espero que la historia del hermano país lo acoja en sus páginas como lo merece.

 



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