"La crisis del Estado-Nación". Constituyente de Durkheim

La Constituyente, que es el pueblo electo allí, tiene que discutir esto en profundidad y aplicar los correctivos, porque aquí estamos en un estado de impunidad absoluta y hay una responsable que nos llama: "La crisis del Estado-Nación". Debilita los marcos de referencia de las fuerzas políticas nacionales , toda tu preocupación es nuestra preocupación y la de nuestro pueblo. Hoy lo productivo está en lo esencial que sustente los social como lo plantió Émile Durkheim que deja en un segundo plano la visión estrictamente "social", que se tiene de sus conceptos y rescata su capacidad para analizar los fenómenos políticos del siglo XXI.

Con la preocupación siempre latente de "anomia" como factor de desintegración social, se detecta en sus distintas obras una preocupación central por encontrar formas de organización en la sociedad que contemplen los derechos individuales y colectivo, donde el poder sea ejercido de manera balanceada.

Se recorren así los interrogantes planteados por Durkheim en torno al Estado, la democracia, los partidos políticos, las distintas formas de organización y representación social, la guerra y la paz. De la misma manera en que se valoran los aportes de Max Weber y Karl Marx al estudio de la política, también puede entonces la teoría durkheimniana servir como marco de análisis para pensar estas cuestiones.

No son pocas las características del mundo de nuestros días que pueden ser pensadas desde la sociología de la política de Durkheim. Los procesos de globalización y más específicamente las transformaciones de la "segunda modernidad" han llevado a la destradicionalización de las más disímiles sociedades.

Los cambios del mundo del trabajo han conducido a la "desafiliación" y a la crisis de la "condición salarial". Las mutaciones de la subjetividad abren cotidianamente nuevos interrogantes. La "crisis del Estado-Nación" debilita los marcos de referencia de las fuerzas políticas nacionales, que a falta de programas ofrecen jefes personalistas, en tanto que la "internacionalización del capital" tiende a hacer superfluas a las antes apreciadas burguesías nacionales.

Los viejos actores colectivos pierden centralidad social y política y la "individualización" lleva a algunos a tratar de paliar la soledad formando "tribus urbanas", mientras otros, libran "luchas de clases sin clases".

La efervescencia social, real o esperada, se lee en clave de "multitud". La anomia se reconoce en las mediciones de la "desconfianza" en las instituciones y la desintegración social entra en los discursos como "fragmentación". En fin, todos perdimos la "seguridad ontológica", lo que en las encuestas se registra como inseguridad urbana.

Esa música me suena, diría Durkheim. Para cerrar, digamos que si bien para la difusión de la sociología de la política de Durkheim la dispersión de sus aportes fue un obstáculo, también es válido sostener que esa misma falta de un texto unificado que deja una elaboración mayor forzosamente incompleta, ofrece múltiples posibilidades para pensar sociedades distantes a la que lo inspiró, pero con notables parecidos de familia, a condición de no aislar el significado de conceptos del programa teórico al que pertenecen.

La Corrupción nos devora todo forma de ética, principio y valores, dejan en decubierto el secreto de la médula de la revolución, su programa y proyecto, eso es lo que está en juego; la Patria Bolivariana no Maduro que no cuenta con legiladores, ni contralor , ni fiscal ni jueces, se encuentra en el demen de militares y civiles sin probidad moral republicana. Sólo la covocatoria de todos reunido en constituyente será parte o gran parte la salida a "La crisis del Estado-Nación" . El poder sea ejercido de manera democrática balanceada donde todos unidos seamos una sola Nacion Bolivarina y Republicana.

Pensamiento reflexivo

Emile Durkheim define hecho social como las maneras de obrar, sentir y vivir exteriores al individuo, que ejercen un poder coercitivo sobre su conducta orientándola en todo su desarrollo. Emile Durkheim manifiesta en su concepto de hecho social cómo los caracteres culturales moldean a los sujetos y les predisponen a comportarse y pensar de una determinada manera,

"Una revolución implica revolucionar hacia otros métodos no iguales, valga la redundancia, revolucionarios. Pero, cuando se opta por hacer revolución en medias tintas ideológicas, se corre el riesgo de que lo obsoleto mantenga sus influencias en ventaja, y no por buenas o malas, sino más bien por el hecho de la costumbre mental, del cotidiano edificado en las generaciones que hayan vivido sujetos a esa cultura y de un estado mental de enquisto involuntario, el cual, siempre prevalecerá siendo objeto de la duda por los cambios, la resistencia puede más que la fuerza de la conciencia del individuo, tal y como es visto dentro de esa sociedad anómala de su naturaleza".



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Antonio J. Rodríguez L.


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