¨Cuando un hombre traiciona su palabra no vale nada¨

 


“Cuando un hombre traiciona su palabra, no vale nada”, así lo manifestó Ezra Weston Loomis Pound (30/10/1885-01/11/1972), poeta, ensayista, músico y crítico estadounidense, perteneciente a la Generación Perdida”, quien predicó vehementemente el rescate de la poesía antigua para ponerla al servicio de una concepción moderna, conceptual y al mismo tiempo fragmentaria. Sus palabras tienen hoy un gran sentido del momento histórico, ya que la revolución Bolivariana está sufriendo en carne propia la presión y traición de quienes ayer se vanagloriaban de ser sus amigos, pero hoy se colean como zorros y camaleones, y junto a los miembros de la Mesa de la Ultra Derecha son los enemigos de la paz, de la educación, del país, del avance al desarrollo y sostenibilidad logrado desde el comandante Chávez. Como bien lo ratifica César Pellicer “cuando un hombre traiciona su palabra, su palabra no vale nada, o ese hombre no vale nada, porque la palabra es el hombre mismo”. En algún momento, por ejemplo, nos unimos a las críticas que hicieran Héctor Navarro y Jorge Giordani contra Maduro durante su inicio como presidente de la república por los errores que éste cometía; sin embargo, de ahí a ponerse del lado del enemigo, con los mismos pareceres en torno a la propuesta de una Asamblea Nacional Constituyente, que es entorpecer el camino a la paz, es sencillamente un acto de traición a la revolución, de falsedad a un ideal, de falta de compromiso hacia Chávez —a quien ahora colocan como escudo tanto éstos como la oposición—, para engañar al pueblo y confundirlos con esta iniciativa que se propone como la apertura hacia el sendero de la paz.



Muchos seguidores de esta revolución que nunca han recibido un cargo, o una casa, o un carro, o una pensión por vejez, o que le arreglen su rancho; o que han tenido que soportar los malos tratos de los enchufados jefes contra los chavistas en las instituciones públicas; o que poco o nunca se han beneficiado de la revolución, que ayer fuimos críticos de Chávez y hoy del presidente Maduro, seguimos aquí, de pie a un ideal, a la palabra; ya que hemos entendido con profunda consciencia que la revolución no ha sido fruto de la política, sino del sacrificio de miles de compañeros que entregaron sus vidas, porque nuestro único compromiso es con el pueblo; mientras que Juan Barreto, Luisa Ortega, William Ojeda, Ana Elisa Osorio, Gabriela Ramírez, Mari Pili, Florencio Porras, entre otros, aprovecharon el uso del poder para enriquecerse en la época de las vacas gordas, hoy traicionan los miles de juramentos que hicieron con Chávez, son desertores de la causa bolivariana y de un ideal que más allá de la palabra empezaba a moldearse con color de Patria, porque pensaron que tenían que perpetuarse en el poder, que la prioridad era un cargo y no hacer irreversible la revolución. No es con sangre como puede pagarse las vidas de los jóvenes que mueren en esta guerra fascista a la que está llevando la oposición, sino darle la felicidad, la garantía de paz y de bienestar a su pueblo y esto se logrará solo en el socialismo. Si aún no lo pueden ver observen lo que pasa en los países capitalistas cuyos pueblos están sumergidos en la pobreza, sometidos a los intereses de los imperios. Cada ciudadano venezolano tenemos una responsabilidad de lo que pasa en el país y ustedes no serán la excepción, por esto no queremos más posicionamientos banales, sino que por primera vez le digan al país si van a optar por la paz o la guerra; por el intervencionismo o por la independencia de la patria; si repudian la muerte de tantos jóvenes o también creen como Lilian Tintori que cada una de ellas ha sido necesaria; si van a apoyar la ANC o no para fortalecer la constitución y allanar la paz como única vía hacia la transformación cierta de un sistema más humanista. Si ustedes no son capaces de luchar por su pueblo, por el cese de la lucha de clases, por la explotación del hombre por el hombre, no serán nunca capaces de luchar lo suficientemente por sí mismos.



Los revolucionarios que andamos a pie, que aún las bondades de este proceso no nos ha tocado, estamos dispuestos a perder todo por la patria, hasta la vida de ser necesaria, pero jamás la moral, ni a entregar el ideal humanista bolivariano que llevamos hasta en los tuétanos, sin dejar de ser críticos a este gobierno y a los que vengan, porque solo así se podrá mejorar la revolución. Jamás nos verán del otro lado de la acera o detrás de una cortina esperando a ver si el gobierno cae para acomodarse con los nuevos inquilinos de Miraflores. Se equivocan si creen que esta agitación social nos conducirá a la tranquilidad mañana si cae la revolución, sencillamente porque la paz y la democracia no pueden vivir sin una profunda participación ciudadana en los planes del gobierno. Pienso como el Ché que podrán morir las personas, pero jamás las ideas; pero en el caso de ustedes, los traidores de la revolución, sus ideas ya fenecieron porque las traicionaron. No es tiempo de recular ni de vivir de leyendas.





(*)esmeraldagarcia2309@yahoo.com

Licenciada en Administración

 



Esta nota ha sido leída aproximadamente 3503 veces.



Noticias Recientes:

Comparte en las redes sociales


Síguenos en Facebook y Twitter