Sabiendo de antemano, que la verdad en un país en el cual impera el amiguismo, el compadrazgo, la corrupción, el negocio verdadero son las maniobras ilícitas, donde se tuerce la verdad flagrantemente, las leyes rigen por conveniencia, en fin, el que se parece a la Sodoma y Gomorra bíblica, puedo devanar, figuradamente hablando, lo indiscutible, que usted, si muy respetuosamente se le puede decir así, tenía que automáticamente solidarizarse con el padre, porque automáticamente el punto de vista de su juicio como Profesional del Derecho, fue concebido desde el padre hacia al hijo (desde arriba hacia abajo) y de ninguna manera en su artículo se avista un juicio imparcial y justo para con ese hijo hacia su padre "el Defensor del Pueblo" (desde abajo hacia arriba). Tal vez, porque ese hijo tiene aun la llama prístina de la adolescencia fulgurante de los ideales. El padre, en cambio, la tiene absolutamente apagada por la ambición desmedida de la adultez criolla de la cuasi Sodoma y Gomorra Suramericana. Muy probablemente, evaluando sus escritos nuevos y viejos, usted sea fruto del árbol cuyas ramas en las primeras líneas de esta correo describí así como lo es el defensor del pueblo. Los hechos de convicción, en ambos casos, sobran.
"La mentira varía en el tiempo, en cambio, la verdad siempre será igual e inmutable en el tiempo, por eso el mentiroso se hace esclavo y el verdadero se hace libre"
ATTE.