Los indicadores comparativos

Recientemente leí en un artículo de análisis y opinión, con respecto
al equilibrio externo de Venezuela, la siguiente expresión,:

"...nosotros pagamos al exterior intereses del 12% anual, cuando
Colombia, Perú, Chile, y otros de América Latina pagan el 3%. ¿Cómo se
explica esto? Y con respecto al equilibrio monetario: "...Con una
inflación del 56% en los últimos 12 meses, ¿Cuál es el beneficio para
los ahorristas de recibir un 14%? ¿Qué gana un deudor al pagar al
Banco una deuda de vivienda - 4,6 % a 11% anual - así haya ganado la
lotería? Esto lo solucionaron Colombia y Chile desde los años 80 con
la UPAC, los CDT, etc que garantizaban tasas reales positivas".
Irrefutables esas informaciones. Desde una visión eminentemente
macroeconómica, esos indicadores pueden mostrar la realidad de unas
economías donde el interés fundamental es mostrar signos de
crecimiento económico. Por supuesto que para nada se alude a las
causas de las altas tasas de interés que se le cobran a Venezuela,
aunque es bueno aclarar que las naciones suelen esconder, bajo el
riguroso análisis de la metodología y la teoría económica capitalista
liberal de las magnitudes macroeconómicas, la oscura y tenebrosa
realidad social y humana de la inmensa mayoría de sus pobladores.

El riesgo país de Venezuela

En anteriores artículos nos hemos referido al fenómeno de las
"calificaciones de riesgo país". ¿Son confiables los criterios
emitidos? ¿A qué intereses obedecen? ¿Cómo es posible que países cuya
deuda externa supera el 100%, el 120%, el 150% y hasta el 200% de su
Producto Interno Bruto, PIB, que han incurrido de manera recurrente a
"default", es decir, en moratoria en el pago anual de su deuda externa
(e interna), que pese a que Venezuela posee una deuda externa inferior
en 2, 3, 4 y hasta 5 veces menor que esos países, que nunca ha
incurrido en default, tiene una "calificación riesgo país" varias
veces mayor? La razón es muy simple y hasta lógica: a Venezuela, por
su actitud independiente, soberana, libertaria, rebelde,
integracionista, hay que castigarla, y esa es una manera: obligándola
a pagar intereses muy por encima de países maulas, provocándole
acaparamiento de los productos esenciales, desabastecimiento,
especulación, usura y, en consecuencia, inflación. ¿Qué hace en
beneficio de la economía del país la clase "empresarial importadora,
parásita, atragantada con las divisas de todos los venezolanos? ¿Qué
porcentaje de los dólares que exigen y les proporciona el Estado
destina para la inversión reproductiva, para la industria
manufacturera, agropecuaria, agroindustrial? Todos sabemos la
respuesta. No tan sólo no cumplen con el compromiso de importar los
bienes esenciales para los cuales exigen las divisas, sino que una
parte importante de las mismas tienen como destino final la banca
extranjera y la especulación en el mercado paralelo del dólar. Treinta
años consecutivos tienen desangrando a la nación. Se calcula, por
parte de analistas serios, que en los bancos de los países del norte
tienen depositados más de 250.000 millones de dólares; con sólo un
tercio de éstos invertidos en el país es suficiente para que la
economía crezca en términos de 6 ó 7% anual durante varios años y
recuperar su ritmo normal de crecimiento económico.

Los indicadores de desarrollo humano y las metas del milenio
El aspecto que queremos destacar es que esos países hermanos de
latinoamérica muestran unos indicadores sociales que desdicen mucho de
la "salud" de sus magnitudes macroeconómicas. Los indicadores
proporcionados por el Programa de las Naciones Unidas para el
Desarrollo, PNUD, la UNCTAD, CEPAL, FAO, OIT, UNESCO, reflejan que en
términos de "bienestar humano", fin último de las relaciones
económicas de producción, intercambio y consumo, Venezuela supera a
esos países en términos de la equidad en la distribución del ingreso,
de salud, de matrícula estudiantil, de disminución de la pobreza, el
hambre, la miseria y el empleo; en fin, en el cumplimiento de las
metas del milenio que exigen la disminución en un 50% de siete
indicadores sociales, siendo Cuba y Venezuela los países que más han
avanzado en este sentido.

Una exigencia obligante

A escasos tres meses de su designación como Presidenta del Banco
Central de Venezuela, Edmée Betancourt denunció que alrededor de
20.000 millones de dólares habían desaparecido en 2012 en manos de
"empresas de maletín", siendo destituida a los pocos días, en mayo de
2013, por exigencia del Presidente Nicolás Maduro, siendo sustituida
por Eudomar Tovar. En la lucha contra la corrupción cuyo aban derado
es el mismo Presidente, cabe preguntarse: ¿en qué fase se encuentran
las investigaciones para ubicar a los responsables de ese guiso? De
las autoridades escuchamos en su oportunidad que las averiguaciones
llegarían hasta sus últimas consecuencias cayera quien cayera. En los
"mentideros"políticos se ha corrido la especie de que entre los
"empresarios de maletín" hay mucho "rojo rojito", funcionarios de las
instituciones del Estado cuyos nombres n o se han dado a conocer. En
beneficio de la credibilidad del Alto Gobierno, exhortamos a dilucidad
de una vez por todas esa maraña de corrupción.

Unas notas importantes que enmarcan el contexto de la discusión
Unos compatriotas de la "izquierda revolucionaria" recomiendan
estudiar la posibilidad de dolarizar nuestra economía y con ella el
sistema monetario. Sin embargo, el panorama internacional de la moneda
estadounidense muestra otros signos. Atilio Borón, el intelectual
argentino ganador del Premio Libertador al Pensamiento Crítico del año
2012, afirma:

...el dólar continúa su declinación impactando fuertemente el
desempeño exportador de China, Japón y Alemania e induciendo a la
recesión en estas economías. Los déficit gemelos de la principal
economía del mundo, Estados unidos, parecerían ser intratables. Es
posible, sin embargo, que ante la crisis que golpea a varios países
europeos, el euro se desvalorice considerablemente, inclusive podría
hasta llegar a desaparecer, según algunos analistas. En Estados
Unidos, la deuda pública que ascendía en 2009 a unos 13 billones de
dólares (o sea, 13 millones de millones de dólares), es decir, un 90%
del PIB, prosiguió creciendo y en 2011 alcanzó una cifra equivalente a
la totalidad del PIB, obligando al presidente Barack Obama a obtener
-luego de una laboriosa negociación en el Congreso- una autorización
para elevar el monto de endeudamiento permitido que en 2012 deberá
volver a negociarse hacia el alza (ya sabemos que lo mismo ocurrió en
2013). La deuda externa del Reino Unido, según el especialista Eric
Toussaint, equivale a poco más de un 400% de su PIB; la de Grecia,
162%; España, 169%; Portugal, 233%, y la de la otrora perla más
brillante del neoliberalismo europeo, Irlanda, a un 1.100% (Cifras de
2012). Cifras como estas -todas oficiales y sobre las cuales se basan
los análisis del FMI y el Banco Internacional de Pagos de Basilea-
tienen una contundencia inigualable a la hora de caracterizar la
extrema gravedad de la crisis que hoy día sacude al capitalismo y, por
extensión, al sistema imperialista en su conjunto1
Saque usted, estimado lector, sus propias conclusiones.


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César Eulogio Prieto Oberto

Profesor. Economista. Miembro de Número de la Academia de Ciencias Económicas del Estado Zulia. Candidato a Dr. en Ciencia Política.

 cepo39@gmail.com

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