Compatriota Mario:
Gracias por las necesarias palabras publicadas por este medio el día de hoy, después de tanto circo.
Soy Elisa Eidner Belisario, vilipendiada y difamada exfuncionaria de la embajada venezolana en Honduras y, desde las entrañas de mi conciencia, hija de Chávez, como tú.
En esta noche quieta y lluviosa de la sufrida Tegucigalpa, renuevo la apacible certeza de que nuestro Supremo Comandante, con su infinito ojo, ahora celestial (pleno como la luna llena) sabe quienes son sus hijos, sus verdaderos hijos.
Y aunque soy ciudadana del mundo como tu -imposible no evocar a Facundo quien también era ciudadano del mundo- estoy enraizada en los tepuyes, en el Kerepakupay Vená, como tu; y desde esta inmensa lejanía invoco su fuerza primigenia para que siempre haya patria, llena de hombres como tu, llena de hombres como mi padre, digna de hombres como el padre de María Gabriela.
Desde las lágrimas de su ausencia hasta la pequeña ofrenda de nuestras vidas...
Un abrazo revolucionario
