Formación Sociopolítica o Fanatismo Chavista

El Estado cuarto republicano estaba conformado por millones de Funcionarios Públicos, esos funcionarios están caracterizados por una cultura propia de esa época, en donde la corrupción y el burocratismo eran el pan de cada día. Si bien es cierto que la gran mayoría no era corrupta el sistema estaba hecho para mantener la corrupción, si un funcionario hacia alguna denuncia ésta llegaba hasta sus penúltimas consecuencias y al final salía perjudicado el denunciante. Cuando se inicia la transición al Estado Socialista comienza a implementarse la visión del Servidor Público, la transformación de un Estado corrompido y desvinculado de la sociedad a otro Estado al servicio de la sociedad.

Esa transformación del Estado debe ir acompañado de un proceso de formación sociopolítica hacia los servidores públicos, ya que el socialismo no se declara, se construye. Si hay alguna crítica o autocrítica constructiva en la revolución socialista es la débil formación sociopolítica socialista que debería ser algo cotidiano en los entes del Estado (incluyendo las empresas nacionalizadas). El cambio cultural de funcionarios a servidores, del beneficio personal al colectivo, de la corrupción al uso óptimo de los recursos, del burocratismo a la eficiencia o nada. La reinversión de los valores capitalistas no se hará sola.

Luego de la pasada elección, donde se bajó la votación en favor del Socialismo y subió en apoyo al fascismo, se puede entender como el resultado de la ausencia de una conciencia de clase incapaz de ver el peligro al que estamos expuestos. Esta mal formación sociopolítica trae como consecuencia el fortalecimiento de los valores capitalistas, reforzados día a día por Globovision (que sí “educa”), y la insuficiente formación sociopolítica socialista que lleva a posibles cuadros políticos mal formados a caer en fanatismos.

Algunos fanáticos que se autonombran socialistas recurren a una aplicación errónea de la depuración de los servidores públicos. Cuando se habla de depurar nos referimos a la expulsión de personal que no cumple con su trabajo o, algo mucho peor, sabotea el trabajo de otros. Ese tipo de personas, en cualquier empresa pública o privada, deben ser sancionadas, despedidas y cuando lo amerite acusadas del delito cometido, nadie discute esto. Lo negativo es que sólo por pensar distinto sea despedida una persona, la democracia decía Hannah Arentd es “hacer juntos entre diversos”.

Cuando un fanático (o un oportunista disfrazado de rojo) quiere ser más chavista que Chávez está el problema, porque se etiquetan “escuálidos” por todas partes y sin ninguna evidencia de ser irresponsable con su trabajo o saboteador. Estas personas son los que se conocen como “matavotos” que por estar parado al lado de un opositor lo etiquetan inmediatamente de ser opositor, estos fanáticos son en gran parte los responsables del retraso en la consolidación del Socialismo. ¿Cómo vamos a ganar votos y conciencias sino despertamos la conciencia de clase en quien se nos opone?

El llamado es a buscar y convencer a los no convencidos, abstencionistas y opositores. Ésta tarea no puede recaer únicamente en algunos ministros del gobierno (por medio de la formación sociopolítica en las instituciones). Para cualquier ministro es imposible acercarse a más de 7 millones de opositores y más de 4 millones de abstencionistas, esa misión debe partir de los cerca de 8 millones de chavistas que seguramente tienen alguna relación con los 11 millones de personas que no asumen todavía el socialismo como modo de vida.


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