Esa justicia o la llamaremos injusticia, que también existe en el vivir de otros seres, que conviven con nosotros y a los que se les llama animales, y tomaremos el caso del llamado amigo y que del hombre, bueno conozco a más de uno, que le han mordido la mano a su propio dueño, hasta el punto, que le han clavado los colmillos en el que te conté. Pero en fin, el caso es que entre la raza perruna, también impera la injusticia.
Tenemos los llamados caninos de raza o esos que tienen pedigríes, esos mismos que duermen en alfombras, con aire acondicionado, tienen para su uso diario, champú, cepillo e hilo para limpiarles su sensible dentadura, cepillo para peinarles su suave y aromático pelaje, todos los días lo sacan de paseo, semanalmente tienen cita con el peluquero, le hacen el manicure y pedicure, disfrutan lo más selecto en comida canina, hasta algunos de ellos, los tienen a dieta light. Sus morisquetas o algún desagrado, son del agrado de todos y lo último es, que se inventaron los pañales desechables, para que los consentidos de la casa no se hagan pipi por allí. Estos son los llamados comúnmente fifí.
Pero hay de aquel, de ese, el perro de la calle, el de pedigríes mamandini, el cual catalogan de muerto de hambre, garrapatoso y sarnoso, el que duerme o amanece aventado en cualquier sitio, al que nadie le hace una caricia, a pesar de que por mucho tongonee la cola y si hacen o no alguna gracia, se burlan de ellos y son agarrados a patadas limpias. Ese mismo, que todo el tiempo, deambula, de un lado a otro y siempre se mantiene a dieta obligada. Pero estos incomprendidos, tienen una característica muy particular, de que son muy abnegados, valientes y leales. Pero digo, que llegara el día, que todos ellos, se levantaran, y en un solo y potente ladrido, exigirán justicia, por que a final, todos son peerroooss.
Trabajador Petrolero del Zulia
