Día de la Masa 12 de octubre de 1492

Expedición aborigen de América sale a conquistar a los indios europeos

Esa madrugada de 1492, después de una larga noche arreglando todo lo concerniente al periplo invasor, el grupo de asesinos (que los hay en todas partes) de la tribu Mantuanos S.A se encontraban listos para conquistar a los Indios Europeos y someterlos al escarnio, a la humillación, al sadismo, a la tropelía y a todos los males que en mente enferma alguna existiera. Crisanto Colombo, que así se llamaba el expedicionario, dos días antes le había llegado con la buena nueva a la reina Marí Cocina Manchados y del Verbo. Ésta, la reina de la lingüística los Objetivos y los Subjetivos, lo había recibido en su palacio del Este Sifrino y Pantallero.

Crisanto Colombo era un aventurero que tenía una venta de espaguetti en Ocumare pero como la “dictadura” le aumentó la pasta, según el tabloide local amarillista, la pasta di tomatto, pues se vio en la necesidad de cerrar el local. Además Crisanto Colombo era cartógrafo, es decir como la vaina se le había puesto más peluda que sobaco de escuálida del Country, se vio en la necesidad de ponerse a recoger cartón por las calles, pero tampoco le sirvió para nada. Tenía un viejo proyecto en mente. Pensaba como el cacique Rosales que el mundo no era hexagonal, ni cilíndrico ni tampoco cuadrado, porque entonces todos los mares se estarían acunando en sus recodos. Tuvo un sueño erótico, donde se veía violando europeas, cortando cabeza rubias, sacando ojos azules, y eso lo excitaba de tal manera, que tomó una mototaxis y se fue a plantearles todos esos sueños a la reina Marí Cocina Manchados y del Verbo

La reina, como no tenía nada que perder, más allá del talento, ordenó que la tripulación de “ La Piña, La Vieja y La Santa Maricorina”, es decir las tres calaveras, perdón carabelas, fueran tripuladas por unos sujetos que no poseían nada de amor, de cariño, de respeto por nadie, es decir unos elementos que estaban cumpliendo prisión por haber dado un golpe de Estado y que se jactaban de cagarse en el pueblo, porque el cinismo les pichaqueaba los inútiles cerebros. Entre ellos había unos que se denominaban en el mundo bursátil como LOS ADECOS, LOS COPEYANOS, LOS PRIMERO JUSTICIA, LOS PODEMOS, LOS PP T, sector traición, los Mas Sa Morras y otros desvergonzados.

Esa mañana abordaron las tripulaciones y después de caerse a PALOS, salieron más prendidos que cielo caraqueño después de un triunfo Vinotinto. Según la bitácora encontrada en la casa de AD, Crisanto Colombo había escrito que “los primeros días fueron muy duros; puro pate de foie, medallones de lomito, comida cantonesa y carnes en estado de gestación, es decir “ en vara asadas” de unos de esos Grill del Este donde sale uno de los caciques diciendo “así son las mozas”, en idioma andaluz

Dos meses estuvieron en alta mar sin ver por ningún lado tierra. La tripulación de las naves, como no encontraba donde cometer adulterio, corrupción, venta de la patria, entreguismo y otras vainas, se le rebeló a Crisanto Colombo. Éste se encontraba más asustado que el cacique Mantuano Piñerúa en diciembre cada vez que escuchaba un triqui-traqui. Se dirigieron al camarote de Crisanto Colombo a reclamarles sus pagas en dólares. Afortunadamente ahí se encontraba el cacique CAPrlomagno con el director del FMI quien les prometió “llegarse” un 27 de febrero de un años equis a resolverles sus problemas.

“Bombillo `e túnel gritó desde el PALO mayor de escocés ¡tierra, tierra! Y ahí mismo se lanzaron a violar las tierras europeas. Les lanzaron perros rabiosos a los catires “carapálidas” y éstos, avasallados por las modernas armas de Los Mantuano, corrían a los montes de Londres y España a cubrirse con hojas de tártago los níveos culos. Viendo que las indias europeas tenían esas pailas más planas que un cuaderno de niño, las escupieron, empero las poseyeron, las desgarraron, las mataron. Los Mantuano reían sádicamente mientras los aborígenes europeos volaban literalmente ante aquella invasión, ante aquel robo de sus pertenencias, ante aquella masacre que todo lo asesinaba implacablemente. Los Mantuano se trajeron indios e indias europeos y los mostraron ante los suyos como seres inferiores, como guiñapos, como coletos. Los ojos verdes y azules, claros y café de los indios europeos, daban risa a los Mantuanos. Los pusieron a desfilar, les violaron sus iglesias, se llevaron sus tesoros, les cambiaron sus creencias religiosas y les impusieron su Dios, diciéndoles que ”ese murió por ti” y dejaron entre esas mujeres su nefasta SANGRE MANTUANA, para siempre. Fin de la historia.

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Ángel V. Rivas

Limpiabota, ayudante de pintura, articulista, Productor Nacional Independiente, editor de El Irreverente. Animador del programa Gigantes del Romance, autor del libro Pacto Satánico y poeta en estado de frustración.

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