El sistema mundo y la cuestión Palestina

Lo que sucede en estos momentos en la Franja de Gaza, corresponde a la lógica de la Revolución en Acción Militar (RAM), que consiste en el uso de tecnología de punta en el desarrollo de acciones militares. Pero hay que contextualizarla en un conjunto de acciones que poco a poco han alejado las posibilidades de un acuerdo de paz, y al mismo tiempo incrementado la intervención militarista de los EEUU y los sectores más ultraconservadores de la sociedad israelí. No se debe olvidar que durante el gobierno de Bill Clinton, se insistió en la búsqueda concreta de una paz estable que implicó la concreción de un diálogo fructífero entre Yitzat Rabin y Yasser Arafat, ambos líderes históricos que representaron posturas extremas tanto en el campo israelí como en el mundo palestino.

La insistencia en el acuerdo era necesario y fue posible dada la relajación de las condiciones de Guerra Fría en el Medio Oriente. Los EEUU, sin perder de vista el papel estratégico que juega Israel para sus intereses, comprendió la imposibilidad de mantener una alta conflictividad en la zona, sobre todo considerando lo clave que es ese espacio de transición para la preponderancia militar del gigante del norte. Israel y la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) de Arafat, entendieron que las condiciones históricas que habían permitido el mantenimiento de su extremismo político habían cambiado y con ello debía cambiar su posición. En ese contexto de presión internacional, Arafat y Rabin concretaron el Acuerdo de Camp David, por el cual obtuvieron el Premio Nobel de la Paz. La muerte de Rabin, consecuencia del extremismo sionista, significó un retroceso en la construcción de la paz. Su sucesor, Benjamin Nethanyau, en nada contribuyó al avance de la paz y por el contrario dio inicio a un ciclo radical continuado por Ariel Sharon y sus sucesores en el ejercicio del poder en Israel. La muerte de Arafat, y el avance del extremismo de Hamas dejo sin interlocutores válidos a los palestinos que fueron arrastrados al clima de guerra sin cuartel propiciado por el Estado de Israel. Ante esta situación, la comunidad internacional, el Sistema-mundo con sus instituciones ha dejado de ejecutar los elementos de contención que debería implementar y al mismo tiempo, se ha mostrado impávido ante las recurrentes violaciones de los acuerdos humanitarios por parte de las fuerzas de seguridad israelí.

El contexto de cambio de gobierno en los EEUU, enmarcado por la salida de la extrema derecha representada por Bush y el supuesto – más no real- liderazgo emergente de Barak Obama, nos muestra que las expectativas creadas en torno a un cambio en la política exterior de los EEUU es sólo una quimera. El gobierno de Obama ha demostrado con su inacción su articulación con los intereses geoestratégicos de Israel en el Medio oriente. No hay posibilidad de acuerdo de paz en estos momentos. Israel insiste en una posición maniquea que sostiene que Hamas no es un movimiento político que represente el liderazgo del pueblo palestino. El propio Primer Ministro Mahmoud Abbas ha contribuido muy poco a concretar un diálogo con el grupo extremista Hamas, que controla el sistema de representación política en palestina y que tiene todo el peso del apoyo popular. Los EEUU, tanto sus representantes salientes como entrantes, mantienen la misma política de apoyo irrestricto a los intereses de Israel, a pesar de las constantes violaciones a las resoluciones de la ONU como al cumplimiento de los acuerdos de West Plastation de finales de los años 90, que obligaban a Israel a entregar algo más de 7% del territorio de la Franja de Gaza que han sido ilegalmente ocupados. En resumidas cuentas, asistimos a un momento donde se expresa – como nunca- la crisis de la potencia militar (EEUU) que sin embargo articula acciones de provocación que tienden a la búsqueda de una consolidación de lo que consideran el “espacio vital”: la zona del Medio oriente y Asia central. Tal como sucedió en el siglo XX con Alemania e Inglaterra, hoy en pleno siglo XXI vemos una competencia entre los intereses de una potencia – que a pesar de su debilidad- con otra que reta las posiciones y prerrogativas de la hegemónica. Los EEUU ven con preocupación que la situación en el Medio Oriente no se estabilice, pues esa inestabilidad incrementa las fluctuaciones en las dinámicas de control hegemónico que pretende desarrollar en otros escenarios mundiales. La situación es de riesgo y avizora un 2009 llena de conflictividades, ello es así por el hecho que los EEUU mantienen frentes de enfrentamiento en Irak, Afganistán, Asia central al mismo tiempo que tiene que enfrentarse con la crisis económica. En este escenario hay que observar con cuidado las reacciones y acciones en esta zona del mundo que tanta conflictividad ha tenido, esperemos que la Comunidad Internacional pueda contener los demonios de la guerra desatados por los EEUU, que necesita una guerra de gran magnitud para reactivar su aparato económico, tal como hizo en la 1era Guerra del Golfo en 1991. Seguiremos con atención la crisis y su desarrollo.



Historiador

Juane1208@gmail.com


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Juan E. Romero

Dr. Mgs. DEA. Historiador e Investigador. Universidad del Zulia

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