Donald Trump en su obstinado proceder para darle continuidad a su vergonzoso papel de pretender poner la planta insolente en nuestro territorio patrio. Ya no sabe qué hacer y a dónde acudir. Por ahí la OEA, que no se ha deslastrado de aquel ruin y miserable personaje de ingrata recordación Luis Almagro; ahora quien lo sustituye es el Sr. Albert Ramdin; desde su cómoda poltrona, sale como un paladín, señalando que lo de Venezuela; tiene problemas en los resultados de las elecciones del 2023; señalando: “Varios gobiernos han pedido pruebas, de lo que alega que ganó. La oposición si presentó documentación de que ganaron ellos”. Hasta cuando con ese disco rayado. Más adelante expresó: “Venezuela tiene un problema de legitimidad y gobernanza”. El señorito este se va por la tangente y justifica el asedio; porque el despliegue armamentístico se encuentra en aguas internacionales y por lo tanto pueden permanecer ahí. Mantiene esta posición, como una salida para no herir susceptibilidades con su amo imperial, quien es el que le aprueba los recursos. Como reaccionaria Estados Unidos, si una flota de esta magnitud se colocara en las costas de Florida. ¿Cuál sería su reacción? En todo caso, esas respuestas de la OEA ,no sorprenden a nadie. Ese organismo se ha convertido en un lamebotas del imperio; sorprendería, si saliera en defensa de algún país agredido.
Hay que hacer una sinopsis histórica, de cómo Trump preparó y prepara el terreno. Comenzó a lanzarle pedradas a un grupo delictivo, que mientan el “tren de Aragua”; tildándolo de amenaza para la seguridad de Estados Unidos. Con esta declaración motoriza todo un conjunto de hechos, algunos hasta inverosímiles, donde los hacia aparecer como si hubiesen sido realizados por este clan criminal; hasta humildes inmigrantes venezolanos fueron apresados y enviados a la mega cárcel de Bukele en el Salvador, bajo la acusación de pertenecer al fulano tren de Aragua. El 20 de julio, sale el Departamento de Estado gringo, acusando al gobierno del presidente Maduro de pertenecer al inexistente “cartel de los soles”; como una organización ligada al narcotráfico y con muchas operaciones que se mueven en el tráfico de drogas por el Caribe. Lo cierto es que lanza la estocada sin tener a la mano una evidencia, para señalar que Venezuela se mueve dentro de ese entramado de drogas. El 7 de agosto, Trump sorprendió a todos, al ponerle precio a la cabeza del presidente Maduro, elevando a 50 millones de dólares de recompensa a quien ofrezca información que conduzca a su arresto. Hemos visto y nos sorprende como el asedio armamentístico de Trump en el Caribe ha sido utilizado para asesinar a humildes pescadores; tanto en el mar Caribe, como en el Pacifico. Así sin formula de juicio y a mar abierto. Crímenes considerados como de lesa humanidad. Ya van más de 80 las víctimas. El 2 de octubre Trump declara a los carteles de la droga como “combatientes ilegales” a los que hay que declararles la guerra. En qué cabeza cabe que para combatir a traficantes de drogas, tengan que armar un dispositivo armado de tan tamañas dimensiones; buques de guerra, un submarino nuclear, aviones de combate y tropas; bajo pretexto que van a combatir a narcotraficantes. Todo este despliegue bajo un costo de 15 millones de dólares diarios El 15 de octubre, Trump muy campante, declaró que autorizó a la CIA, para llevar a cabo acciones encubiertas para Venezuela, anunciando la posibilidad de realizar operaciones terrestres en el país. Por cierto EEUU ha utilizado a ese organismo en invasiones y derrocamientos de presidentes, como lo hicieron con la Republica Dominicana, Brasil, Chile y Nicaragua a través de la guerra económica, psicológica y política. Ese mismo manual lo han aplicado y lo siguen aplicando en estos 25 años de revolución bolivariana. El 28 de octubre irrumpen a 30 km de las costas venezolanas bombarderos B-18, dentro de un alarde de intimidación y violación de nuestra soberanía. Todas estas agresiones tienen nombre y apellido y no es otro que apropiarse deliberadamente de nuestro petróleo, gas, oro, etc.
Con esta tira y encoje de Trump; un dia señala que tiene todo listo, otro día que no lo anima ninguna intención de invasión. Ante esta disyuntiva nos percatamos que las cosas no las ven tan “fácil”. Ellos saben que detrás esta Rusia, China y otros países que no van a consentir cualquier intentona guerrerista contra Venezuela. Por encima de todo hay un pueblo dispuesto a jugárselas del todo por el todo para salir en defensa de su patria. Lo último dentro de esta andanada de amenazas; es la operación Southen Spear, con el apoyo del Comando Sur de los EEUU, dirigida a realizar operaciones en Venezuela y la posibilidad de un ataque en tierra. Estaremos en alerta ante esta nueva embestida imperial.