Ahora que en los Estados Unidos se ha destapado la trama de corrupción que involucra a Juan Guaido, Carlos Vecchio y otros colaboradores de lo que se conoció como el "gobierno interino", al parecer no está quedando títere con cabeza en la dirigencia opositora extremista que en los últimos años ha pugnado por desplazar del poder político en Venezuela a Nicolas Maduro.
Según noticias que llegan de Washington el FBI investiga a Juan Guaido, a Carlos Vecchio y a colaboradores del círculo más cercano a estos por el "manejo irregular" de 1000 millones de dólares que recibieron de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés) entre 2018 y 2020.
Los fondos entregados por concepto de "asistencia humanitaria" por la USAID estaban dirigidos a ciudadanos en Venezuela, victimas de la "crisis humanitaria", fueron desviados y terminaron en manos de familiares de los opositores extremistas que viven en el exterior. Además de Guaido y Vecchio, han salido a relucir los de: Leopoldo López, Lilian Tintori, Julio Borges, Miguel Pizarro, Carlos Paparoni, David Smolasky y Lester Toledo, entre otros, como receptores de estos fondos.
Esta trama de corrupción ha sido expuesta por el mismo Donald Trump y, su hasta ahora mano derecha, Elon Musk, responsable del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE, por sus siglas en ingles). La USAID ha sido sometida a un proceso profundo de revisión y se ha encargado al actual Secretario de Estado Marco Rubio dirigirla después que el Presidente denunciara que la agencia había sido manejada por "lunáticos de izquierda radical" y congelara sus fondos.
Además de la denuncia de la trama de corrupción de los fondos de USAID en Venezuela, también desde la Casa Blanca se han denuncia "gastos irracionales" de esta agencia en Serbia, Irlanda, en Colombia y en Perú, entre otros países.
Lo que Donald Trump está mostrando como una gran novedad al mundo hoy, para quienes en Venezuela hemos padecido, durante estos 25 años, el injerencismo de los Estados Unidos en la política interna venezolana, no tiene nada de novedoso. Desde hace mucho que aquí se sabe que muchas de las ONGs que reciben financiamiento externo (especialmente de los EE UU) han sido utilizadas como caballos de troya para hacer política contraria a los intereses del pueblo y en favor de los intereses del imperio estadounidense.
Sin quitar las razones que tiene Trump de exigir que los venezolanos que recibieron fondos de la USAID y los desviaron para fines personales, sean investigados por corruptos, parece mas un ajuste de cuentas de Trump a los subalternos que en el año 2019 no hicieron el trabajo de derrocar al presidente Nicolas Maduro, para el cual fueron suficientemente financiados.
Hay que dejar claro al Sr. Trump y su gobierno que a los delincuentes venezolanos, ya sean sujetos pertenecientes al Tren de Aragua o a cualquiera de los políticos opositores del extremismo (Juan Guaido y su combo), debe aplicárseles la justicia atendiendo a sus derechos humanos. Ninguno de ellos debe ser recluido en zonas extraterritoriales (Bahía de Guantánamo) y dejados en el limbo jurídico, como ya antes se hizo con presuntos terroristas de Al qaeda que los Estados Unidos recluyo allí, al margen de las leyes internacionales.
PD: que ningún venezolano se olvide que Trump después de salir de su primer gobierno se lamentó que EE UU tenía que pagar el petróleo venezolano, en lugar de apropiárselo sin pagarlo, como el entiende que debe ser.