El célebre discurso

Lástima y pena ajena dan todos los secuaces agentes propios y extraños de la Cábala Oscura del Imperio que reptan y serpentean con sus vandálicos discursos. Fétidas oratorias emiten los escuálidos presidentes del mal llamado "Grupo de Lima", cuyos alientos contaminan el suelo sagrado, la gloria y la hermosa capital del noble pueblo Inca. Vomitan rastreras declaraciones contra nuestra amada Patria.

Sus respectivos pueblos, día a día, incrementan los porcentajes de rechazo e impopularidad. Actúan al unísono en humilde agradecimiento al valeroso e indestructible ejército, que hace casi doscientos años les dio la libertad guiados por el espíritu del inmortal Libertador. Son pueblos que ven como, extranjeros inmigrantes, llegan a esta tierra llenos de esperanzas y encuentran el verdadero calor humano de la solidaridad, cumpliéndose así un sueño del cantor Alí Primera: Esta es tierra donde la Humanidad, es más Humana.

Se cumplen también 199 años de aquel célebre discurso que en Angostura (Febrero de 1819), marcó la pauta fundamental para la emancipación suramericana. La ruta demarcada por el Destino Manifiesto Latinoamericano y Caribeño, trazado por la Divina Providencia en el genio libertario, continua invariable y claramente imperecedera. Las profecías y la visión bolivariana contenidas en dicho discurso, también se van cumpliendo inexorablemente. Allí fluye el elocuente verbo de la Sabiduría y la Prudencia. Valores inteligentemente usados con el tino de la candidez y la astucia caribeña, bien arraigados desde la raíz ancestral, desde la cual surgen las ramas de los principios rectores de la conducta irreverente y la lealtad.

Nunca en la historia de la humanidad, al traspasar el poder supremo que el pueblo confió, ningún gobernante ejerció tanta libertad democrática como El Libertador Simón Bolívar. Al hacerlo con la satisfacción de su corazón, comprometió a quienes le conocieron y escucharon y a las futuras generaciones les dejo la responsabilidad de atesorar, cumplir y defender tan preciadas y sabias recomendaciones.

En la época de esa República, acechada por tanta conspiración anti bolivariana, El Libertador presidió en medio de tempestades políticas, sangrientas guerras y anarquía de quienes rendían pleitesía y cultos a la monarquía española. Nada le fue fácil ni regalado al Hombre de las Dificultades. Le rodearon todos los elementos desorganizadores que orquestadamente, los conspiradores llevaban a cabo subrepticiamente. Como el mismo expresó "no he sido más que un vil juguete del huracán revolucionario que me arrebataba como una débil paja. Yo no he podido hacer, ni bien, ni mal: fuerzas irresistibles han dirigido la marcha de nuestros sucesos; atribuírmelos no sería justo, y sería darme una importancia que no merezco. ¿Queréis conocer los autores de los acontecimientos pasados y del orden actual? consultad los anales de España, de América, de Venezuela: examinad las Leyes de Indias, el régimen de los antiguos mandatarios: la influencia de la Religión y el dominio extranjero: observad los primeros actos del Gobierno Republicano: la ferocidad de nuestros enemigos; y el carácter Nacional. (Síntesis: No olvidemos de donde venimos, pues reflejan las causas que nos traen al presente). No me preguntéis sobre los efectos de estos trastornos para siempre lamentables: apenas se me puede suponer simple instrumento de los grandes móviles que ha obrado sobre Venezuela. Sin embargo mi vida, mi conducta, todas mis acciones públicas y privadas son del dominio del Pueblo. ¡Representantes! vosotros debéis juzgarlas. Yo someto la historia de mi mando a vuestra imparcial decisión, y nada añadiré para excusarla; ya he dicho cuanto puede hacer mi apología. Si merezco vuestra aprobación, habré alcanzado el sublime título de buen ciudadano preferible para mí, al de Libertador que me dio Venezuela, al de Pacificador que me dio Cundinamarca, y a los que el Mundo entero me puede dar".

Y para adornar con broche de oro la capacidad de su gran desprendimiento como gobernante libre de ambiciones personalistas agrega: "Legisladores: yo deposito en vuestras manos el mando Supremo de Venezuela. Vuestro es ahora el sublime deber de consagraros a la felicidad de la República: en vuestras manos está la balanza de nuestro destino, la medida de nuestra gloria: ellas sellarán los Decretos que fijen nuestra Libertad. Este momento el Jefe Supremo no es más que un simple ciudadano; y tal quiere quedar hasta la muerte. Serviré sin embargo en la carrera de las armas mientras haya enemigos en Venezuela. Multitud de beneméritos hijos tiene la Patria capaces de dirigirla: talentos, virtudes, experiencia, y cuanto se requiere para mandar a hombres libres, son el patrimonio de muchos de los que aquí representan el Pueblo; y fuera de este augusto cuerpo, se encuentran ciudadanos que en todas épocas han mostrado valor para arrostrar los peligros, prudencia para evitarlos, y el arte en fin de gobernarse, y de gobernar a otros. Estos ilustres varones merecerán sin duda los sufragios del Congreso, y a ellos se encargará del Gobierno que tan cordial y sinceramente acabo de renunciar para siempre".

Pero los actuales imperios no renuncian a sus pretensiones de hegemonía total. Se comparan con la ferocidad de un tigre dibujado en un trozo de papel. El Mensaje Bolivariano en el discurso, encierra la epopeya de la Venezuela Heroica no superada ni por la Iliada ni por la Odisea de Homero. La Educación, El conocimiento, La Moral, Las Virtudes Republicanas y la mejor forma de gobierno, se dibujan cristalizando todas las esperanzas de los pueblos de un continente que ayer estuvieron sometidos por voluntad de imperios de monarquías decadentes e instituciones cómplices que bendijeron la barbarie y el genocidio en nombre de Dios.

La elocuente oratoria del célebre discurso traspasó los umbrales de los tiempos y penetró en las venas de estos guerreros y guerreras de la Libertad y la Paz actuales, arraigándose en los genes del Ser Venezolano. Entró como un torbellino fortaleciendo la sangre histórica y la conciencia popular del valiente, rebelde, irreverente y combatiente pueblo patriótico. Se asentó en cada uno de esos espíritus y se hizo impermeable a toda injerencia insolente por someter su enérgica voluntad. Se blindó con excelsos anticuerpos para impedir la infección imperial silenciosa y la de sus escuálidos enemigos.

El eco del discurso aun resuena en los cuatro confines del planeta. Llegó "hasta las bocas de los caballos" que aun vibran galopando en Carabobo. Aun lo sentimos en las plantas de nuestros pies. Es como el clarín que nos invita a ofrendar nuestras vidas por defender lo que nos es más sagrado, cuando el llanto de nuestras madres otorga con su silencio. Nada ni nadie perturba su inquebrantable contenido de dignidad, universales verdades e inalienables derechos. Se levanta heroico frente a otros discursos que conculcan todo tipo de banalidades, amenazas y ofensas, vomitados desde distintas latitudes y cenáculos. Los lacayos del imperio dirigen segundo a segundo, baterías de falsedades y mentiras. Más las verdades del Discurso de Angostura, son defensas y fortalezas morales que permanecen intactas e irreductibles. Realmente, han demostrado en esta nueva época, ser Misiles y Artillería del Pensamiento y el legado legítimo intelectual del más grande hombre de América: Simón Bolívar.

Quienes actualmente conspiran contra la esencia de la doctrina de este grande hombre, la Integración Suramericana desde el Río Grande hasta la Patagonia, "se han integrado por orden del Tío Sam" confabulados para rendirse y lamer la cochina, sangrienta y podrida bota yanqui que ha hollado los suelos de la patria grande en veintisiete (27) ocasiones, para impulsar "la política del garrote" o la pretensión antisuramericana de Monroe. Despreciando que ayer fueron libres gracias a El Libertador, son realmente gobernantes corruptos, evidentemente sin moral, actuando contra sus propios pueblos (que los rechazan categóricamente, porque no pueden impedir ni ocultar el chantaje imperial que conoce sus delictuosas andanzas), apropiándose de los tesoros nacionales y corriendo apresuradamente a guardarlos en las arcas de los paraísos fiscales creados por "sus amos" para evadir la acción de la justicia regional.

Ignoran que aquí, en este sagrado suelo creado por gigantes, cada día, nace un Guerrero o Guerrera de la Luz. Los átomos y moléculas de esta bendita tierra, estructurados en los alimentos que cultivamos, con toda la memoria ancestral acumulada incluyendo las gestas heroicas de la independencia, están vibrando en nuestros cuerpos físicos y astrales a una frecuencia cientos de veces más alto que la existente en el planeta hace 200 años. Son los responsables de activar las glándulas específicas que nos han convertido en un pueblo indestructible, hijos espirituales de aquel que materializó la emancipación suramericana.

Ignoran que este colectivo se convirtió en un gigante pueblo universal. Especialmente por la amplitud de su extraordinario carácter senti-pensante y la malignidad de los enemigos de la Venezuela del presente. Acompañado del espíritu del inmortal Libertador, multiplicado en millones, aborda todas las dimensiones para honrar su memoria y religiosamente sirve en todas las carreras, incluyendo la de las armas de la República, para enfrentar los enemigos que fanfarronean invasiones contra la patria.

Un Guerrero de la Luz llamado Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Palacios y Blanco, nació en Venezuela, un 24 de Julio de 1783, para libertar a muchos pueblos, sin despojarlos, invadirlos, expoliarlos o exterminarlos. Dejó en su infinito legado, las sabias y certeras recomendaciones a seguir para lograr la verdadera y definitiva emancipación. Su fugaz paso, fue como el relámpago del Catatumbo. Iluminó todos nuestros espacios y plasmó desde Angostura, la estela brillante de Sabiduría que hoy guía nuestras esperanzas quedándose entre nosotros para siempre dentro de El Célebre Discurso.

(*) Ingeniero Químico, Agroecologista

 

lewman277@gmail.com



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