Llegó el día esperado: los líderes de 33 países de América Latina y el Caribe se reunieron el 2 y 3 de diciembre en Venezuela para conformar la nueva Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (Celac), el más reciente esfuerzo regional por avanzar hacia la integración político-económica de los países latinos y caribeños. Esta idea surgió en febrero del 2010, en el grupo de Río, realizado en Quintana Roo, México, durante una reunión, dado el interés de hacer de Latinoamérica un espacio libre e independiente de las grandes potencias mundiales.
Este nuevo mecanismo de integración, con nueva sigla incluida, viene a ser algo así como la continuación del Grupo de Río; éste, a su vez, formado el 18 de diciembre de 1986 por la Declaración de Río de Janeiro; el diseño tiene como interés darle consolidación a un bloque permanente de consulta y concertación política entre países latinoamericanos y del Caribe. La Celac, incorpora a los países caribeños, dejando de lado a los Estados Unidos y Canadá, en lo que al continente americano se refiere.
En este aspecto, y haciendo un poco de historia, el Grupo de Río lo precede el Grupo de Contadora. En enero de 1983, Colombia, México, Panamá y Venezuela, establecieron un sistema de acción conjunta para promover la paz en Centroamérica, especialmente frente a los conflictos armados en El Salvador, Nicaragua y Guatemala, por la insurgencia izquierdista que suponía la injerencia de las potencias en conflicto Estados Unidos y la Unión Soviética (URSS) por aquellos años. En una reunión en la isla Contadora (Panamá) en 1983, el flamante bloque llamó la atención sobre los problemas centroamericanos, así como puso presión para el cese de la presencia militar de Estados Unidos en aquella área en conflicto. Si bien este esfuerzo internacional no logró establecer por completo una fórmula de paz aceptable para todas las partes involucradas, sentó los fundamentos para que emergiera en los años siguientes el llamado Acuerdo de Paz de Esquípulas, a mediados de los 80, un acuerdo de cooperación económica y una estructura básica para la resolución pacífica de los conflictos.
En un aspecto más puntual, en Lima, se creó en el año 1985, el grupo de Apoyo a Contadora, que incluía a Perú, Brasil, Argentina y Uruguay; juntando ambos bloques, nacía el Grupo de los Ocho que abordó temas regionales como el conflicto de las Islas Malvinas entre Argentina y Gran Bretaña y la deuda externa. Recién en 1990, en una cumbre en Río de Janeiro, adoptarían el nombre de Grupo de Río.
A todas estas, este esfuerzo de integración latinoamericana, busca responder a la necesidad de independencia económica y política, y crear las condiciones de boqueo contra el interés imperialista de posicionamiento en todos los ámbitos de la economía mundial. Tal y como se aprecia en el discurso del presidente Hugo Chávez, no hay dudas que la Celac desplazará a la OEA, donde los latinoamericanos conviven con Estados Unidos y Canadá, pero donde Latinoamérica y el Caribe, no cuentan con el respaldo necesario que respete su autonomía y autodeterminación.
Los cancilleres de los 33 países que participaron en este magno evento, destacaron el espíritu de consenso y solidaridad en el que se suscribieron convenios y cartas de intención, que brinda un inmenso espaldarazo a la economía local; es de destacar la postura del presidente ecuatoriano Rafael Correa, quien sugirió que la Celac podría ayudar en la resolución de conflictos regionales, en reemplazo de la OEA, un tema que dará mucho que hablar en los próximos días, sobre todo, en tiempos en los que se busca construir una alianza continental contra el modelo capitalista explotador.*.-
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