La cibernética como instrumento de expansión y dominación

Hacia mediados del siglo XX; hacen su aparición nuevas teorías sobre el funcionamiento de la mente humana, y comienza a desarrollarse la cibernética como la ciencia que estudia las comunicaciones y el autocontrol en los sistemas complejos, animales y máquinas, y aun en los sistemas sociales, estando su origen en la investigación sobre técnicas bélicas, específicamente, se trataba por esa época de diseñar mecanismos para que un proyectil de autopropulsión, o sea un cohete, diera en un blanco móvil.

Si nos remontamos a la historia del internet en los años 60; se puede tener una visión de la red entre redes, época en que los Estados Unidos y la antigua Unión Soviética se disputaban los dominios idealistas del planeta en la llamada guerra fría, es entonces que el concepto de Internet se desarrolló inicialmente partiendo de la idea de supervivencia a una hipotética guerra nuclear como alternativa a los sistemas telefónicos y telegráficos, considerados demasiado vulnerables debido a que su diseño jerarquizado en nodos ocasionaría la caída de toda la red en caso de fallo de uno de esos nodos.

De allí pues que el tráfico de información generado alcanzó un volumen tal que obligó a mejorar las líneas de conexión, ampliando la velocidad de sus conexiones, modificando su estructura y adaptando nuevos estándares y servicios, pero el detonante del desmesurado crecimiento de la red en todo el mundo fue la creación y desarrollo del concepto de tela de araña mundial (WWW, World Wide Web) en 1989, por parte del Inglés Timothy Berners-Lee y la creación en 1993, del programa Mosaic por Marc Andreessen, un estudiante de la Universidad de Illinois, debe señalarse también que la tecnología del internet parece mucho más benigna y está sujeta a una escasa o nula regulación.

Es importante destacar que, por seguridad a las nuevas figuras delictivas; los sistemas de computadoras y de comunicaciones requieren técnicas, equipos y procedimientos especializados, por lo que una compañía u organización ha de proteger y salvaguardar sus recursos, incluidos los de origen electrónico, ya que las empresas que utilizan computadoras son muy vulnerables a pérdidas de datos vitales y no podrían funcionar correctamente en caso de desaparición o destrucción de sus elementos de hardware o software, por lo que los factores susceptibles de provocar pérdida de información pudieran ser: colapso del sistema, mala fe o descuido, robo, virus informáticos, entre otros.

Dentro de esta perspectiva, Morín (1996), establece que hasta la mitad del siglo XX las ciencias y, obviamente el mundo de la técnica, la economía y la política, estuvieron dominados por un "modo de conocimiento" en cuyo paradigma la especialización y la abstracción constituyeron sus claves esenciales, en el que la finalidad de sus planteamientos es crear una nueva conciencia crítica y autocrítica pero esta vez a escala planetaria porque la "mundialización de la dominación" no permite que sea una labor realizable en un país por más extenso y poderoso que sea.

Dentro de este mismo orden de ideas, Morín (2000, 73), sostiene que "…La mundialización es realidad unificadora, pero hay que agregar inmediatamente que también es conflictiva en su esencia. La unificación mundializante está cada vez más acompañada por su propio negativo, suscitado por el contrario efecto: la balcanización. El mundo cada vez más se vuelve uno pero al mismo tiempo se divide…De esta manera, el siglo XX ha creado y a la vez parcelado un tejido planetario único; sus fragmentos se han aislado, erizado y combatido entre sí…Los Estados dominan la escena mundial como titanes brutales y ebrios, poderos e impotentes…"

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Importa y por muchas razones destacar que algunas nuevas tecnologías resultan aterradoras desde el principio y generan un consenso inmediato sobre la necesidad de establecer controles políticos que restrinjan su desarrollo y su uso, es de recordar que cuando se hizo detonar la primera bomba atómica en Alamogordo, Nuevo México, en el verano de 1945, todos cuantos presenciaron el acontecimiento comprendieron que se había creado un nuevo potencial de destrucción.

Así, las armas nucleares se sometieron a controles políticos desde el primer momento; los particulares no podían desarrollar tecnología nuclear por su cuenta ni traficar con los componentes necesarios para la fabricación de bombas atómicas y, con el tiempo, las naciones que firmaron el tratado de no proliferación de 1968, acordaron controlar el comercio internacional de tecnología nuclear, citemos pues a MORÍN (2000,75): en cuanto a las armas nucleares "…es la de la posibilidad de la muerte global de toda la humanidad…Esta amenaza aún no se ha disipado con el inicio del tercer milenio; al contrario, se incrementa con la diseminación y la miniaturización de la bomba. La potencialidad de auto aniquilamiento acompaña en lo sucesivo el camino de la humanidad".

Habida cuenta, enfrentados al desafío de una tecnología de esta naturaleza, en la que lo bueno y lo malo aparecen estrechamente inter relacionados, sólo hay una solución posible: los países deben verdaderamente regular su desarrollo y su utilización políticamente, creando instituciones que distingan entre los adelantos técnicos que fomenten la prosperidad humana y aquellos que amenacen la dignidad del hombre y su bienestar y, dichas instituciones reguladoras deben primero contar con poderes para imponer estas distinciones a escala nacional e internacional.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

MORIN, E. (1996). Por una reforma del pensamiento. Biblioteca digital. Barcelona. https://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000102542_spa. MORÍN, E. (2000). Los siete saberes necesarios a la educación del futuro. Caracas.

Universidad Bolivariana De Venezuela. U.B.V.

Correo electrónico: mariasamzhara@gmail.com 



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