La democratización electoral y la representación proporcional de las minorías

"Una nación sin elecciones libres es una nación sin voz, sin ojos y sin brazos.". Octavio Paz.

Por: Víctor Barráez P.

Con la conformación del Comité de Postulaciones por parte de la Comisión Preliminar de la Asamblea Nacional para la designación de los nuevos rectores del Consejo Nacional Electoral, ante la incredulidad de unos cuantos, se estaría dando un paso trascendente para superar la crisis política nacional, ya que se acierta en un propósito destinado a superar los baldones que vienen afectando a la sociedad venezolana en su conjunto y por ende al sistema democrático venezolano, ese paso trascendente es la vía electoral, a propósito de las elecciones para elegir los diputados a la Asamblea Nacional a fines de este año.

Son inmensas las ganancias que el país capitalizaría de llegar a buen puerto esta intención que desde la Asamblea Nacional promueven los sectores sensatos tanto del oficialismo como de la oposición. Aquí se sabrá quién es quién; se pondrá a prueba la madurez de la clase política independientemente de su concepción ideológica. Quienes apuestan a la paz y a oxigenar la democracia, quienes apuestan a que los males que aquejan al país se superen mediante la racionalidad y el ejercicio de la política como ciencia destinada a que la civilidad se imponga por encima de la barbarie; sentar bases para que lo electoral fortalezca a la democracia. Decía el político español Enrique Múgica Herzog: "La democracia no es el silencio, es la claridad con que se exponen los problemas y la existencia de medios para resolverlos."

Se necesita de un nuevo Consejo Nacional Electoral que devuelva a todos los venezolanos la confianza en el sistema electoral (erosionado en gran parte por la tesis disparatada del llamado a la abstención de algunos sectores), aun cuando no debe olvidar la oposición que este CNE que se cuestiona fue el mismo que arbitró y reconoció su triunfo el 6 de diciembre de 2015. Ya es hora que la oposición, toda en su conjunto, entienda que la abstinencia al sufragio ha sido el mayor de sus pecados capitales o de acusar al sistema de elección automatizado de sembrar dudas en la transparencia de las jornadas comiciales. Dejar en manos del tiempo que aparezcan oportunidades que le favorezcan es malgastar un tiempo precioso, el pueblo no espera por ellos. "Se dice que el tiempo es un gran maestro; lo malo es que va matando a sus discípulos.", decía el compositor francés Héctor Berlioz. En tanto que al oficialismo le corresponde razonar sobre la base de que los errores opositores no están hechos para regocijarse y triunfar, en tanto que dejar que las cosas sigan como están, trunca sueños y exacerba la intranquilidad.

Ahora bien, a la par de la designación de un nuevo CNE el parlamento, con ingenio, sabiduría y consenso para superar las trabas existentes, deberá llevar adelante otras tareas que permitan fortalecer la transparencia de los venideros comicios legislativos y los que posteriormente se celebren, se trata de reformas muy puntuales a la Ley Orgánica de Procesos Electorales (LOPRE), sobre todo en lo atinente al sistema de elección del nuevo parlamento nacional y en lo sucesivo para designar las legislaturas estadales y las cámaras municipales, partiendo de lo que reza la Constitución en su artículo 63 en cuanto a garantizar el principio de la personalización del sufragio y la representación proporcional.

La LOPRE reguló este principio de manera desequilibrada, otorgando preminencia a la personalización del sufragio, lo cual hace de las elecciones parlamentarias un sistema de mayorías. En 2010 el PSUV gana las elecciones legislativas con el 46,6% de los votos y su porcentaje de escaños alcanzó el 59,3% de la representación total del parlamento. En 2015 gana la oposición con el 56,6% de los votos válidos alzándose con el 67% de los escaños. En ambos procesos otras opciones que participaron no pudieron alcanzar representación alguna. En consecuencia esa relación de elección de diputados por vía personalizada (70% aproximadamente) y de los que se eligen por vía proporcional o lista cerrada como se le conoce coloquialmente (30% aproximadamente) debe equilibrarse a fin que se refleje lo mayormente posible en el parlamento la voluntad soberana expresada en las urnas electorales, aun cuando considero no es la solución definitiva al problema.

El sistema electoral venezolano debe ser democratizado, debe contar con valores agregados que entusiasmen al elector; toda una serie de acontecimientos le han hecho gran daño: el ventajismo oficialista, el desgano del ente electoral para entusiasmar a la gente, el bombardeo de sectores opositores satanizando la vía electoral y de complemento un sistema de elección que en los últimos diez años ha confirmado ser de mayorías. En consecuencia, la Asamblea Nacional debe sentarse a explorar la posibilidad cierta de retornar al principio de la Representación Proporcional de las Minorías (establecido en las constituciones de 1947 y 1961) y como principio complementario del señalado en la Carta Magna vigente (representación personalizada y representación proporcional), llevándose a cabo bajo los condicionantes que para la proporcionalidad establece la Constitución: la base poblacional y la representación federativa de cada entidad; algunos argumentarán que tal figura no se encuentra establecida en la Constitución de 1999. Sin embargo, son unas cuantas las razones para ponerlo en vigencia en la Ley respectiva por ser este instrumento jurídico el encargado de desarrollar el sistema electoral, el primero el de la progresividad de un derecho humano y el voto lo es, la participación política a través del voto es consustancial a la democracia, y mientras más valor, vigencia y alcance tenga el voto, mejor para la salud democrática. El artículo 2 de la Constitución al establecer el Estado democrático y social de Derecho y de Justicia indica: "… propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico y de su actuación…(…) la preeminencia de los derechos humanos, la ética y el pluralismo político.". En su artículo 6 reza: "El gobierno de la República Bolivariana de Venezuela y de las entidades políticas que la componen es y será siempre democrático, participativo, electivo, descentralizado, alternativo, responsable, pluralista y de mandatos revocables.". Cabe dentro de estos razonamientos mencionar el artículo 19 que señala: "El Estado garantizará a toda persona, conforme al principio de progresividad y sin discriminación alguna, el goce y ejercicio irrenunciable, indivisible e interdependiente de los derechos humanos…". Tal señalamiento es trascendente en virtud de ser el derecho al voto un derecho humano. La Declaración Universal de los Derechos Humanos establece en su artículo 21 numeral 3: "La voluntad del pueblo es la base de la autoridad del poder público; esta voluntad se expresará mediante elecciones auténticas que habrán de celebrarse periódicamente, por sufragio universal e igual y por voto secreto u otro procedimiento equivalente que garantice la libertad del voto.". De lo anterior se deriva el más trascendente propósito de la Constitución vigente establecido en su Preámbulo: "…refundar la República para establecer una sociedad democrática, participativa y protagónica, multiétnica y pluricultural…"

En su obra Participación ciudadana, pluralismo y democracia, el Profesor investigador en la Universidad Autónoma de Yucatán de México, Rodolfo Canto Sáenz señala: "Si no se toma en cuenta el hecho de que los participantes no representan la variedad de los intereses de la población sino más bien los intereses y valores dominantes, o si se soslaya la existencia de clases, estratos o desigualdades profundas en el seno de la sociedad, ciertas modalidades de participación ciudadana pueden ir en detrimento de la democracia y simplemente contribuir a aumentar la desigualdad política y socioeconómica.". De manera entonces qué, un sistema de elección de mayorías a consecuencia del efecto desproporcional resultante de las circunscripciones uninominales y plurinominales, alimenta la polarización y dentro de ella a la organización política que resulta triunfante.

Otros aspectos deben ser incluidos en las reformas a la Ley electoral como por ejemplo, las garantías de igualdad para los participantes a través de mecanismos reglamentarios que eviten cualquier manifestación de ventajismo, reformar el Régimen Sancionatorio a fin de que se considere el ventajismo y el abuso de poder como relevantes delitos electorales, que se describan y se sancionen con el mismo ímpetu con que se establecen las sanciones a quienes no acaten el llamado a participar en el Servicio Electoral Obligatorio; volver a la selección de los diputados ante el Parlamento Latinoamericano a través del voto universal, directo y secreto. El enaltecimiento del Registro Civil y Electoral como el único reconocido y legalmente válido para contener la data de los electores.

De lograrse estos propósitos se estaría solidificando la vuelta a la confianza del sistema electoral venezolano, superando la monomanía que sectores radicales metieron en la psiquis de sus propios electores sobre las "bondades" de la abstención o de volver al ya superado sistema del voto manual con el que se estableció la soez costumbre: "acta, mata voto". Podemos ir camino a equilibrar las cargas, hasta el extremo de que las voces de las minorías tengan espacio en el nuevo parlamento. Serian pasos cualitativos y cuantitativos en favor de la Democracia Participativa y Protagónica, en contra de la sedición y en favor de la paz y del reencuentro. Decía el gran Mahatma Gandhi: "Debemos ordenar el caos. Y no tengo duda de que el mejor y más veloz método es implantar la ley del pueblo en vez de la ley de la turba.".

 



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Victor Barraez


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