La crisis política en Gran Bretaña

El día de hoy en Londres, y aparentemente, según los cables internacionales, después de una llamada de Barack Obama, el Primer Ministro de Inglaterra, Gordon Brown, en una rueda, de prensa anunció que no renunciará a su cargo.

Desde hace varias semanas, denuncias hechas por diferentes medios de comunicación ingleses, sobre las escandalosos manejos de los gastos de representación, de los parlamentarios laboristas, quienes utilizaban esa partida para gastos personales que no tenían nada que ver con sus funciones, ha desatado una ola de indignación en la opinión pública inglesa, en medio de una crisis económica sin precedentes recientes en ese país.

Artículos de lujo, gastos hipotecarios, mantenimiento de piscinas, entre otros, eran pagados con el presupuesto del Parlamento Inglés. El escándalo no solo ha salpicado a los laboristas, si no que parlamentarios de los principales partidos, incluidos el conservador Tory y algunos Ministros del Despacho, están envueltos en la malsana práctica.

Aún cuando los principales involucrados ya han renunciado a sus cargos y a sus curules, y en algunos casos han devuelto el dinero malversado, la opinión pública, ya resentida por las medidas económicas que debió tomar el gobierno laborista; el creciente desempleo, la pérdida de viviendas de la clase media y el terrible endeudamiento que el gobierno ha debido realizar para sostener el establecimiento financiero capitalista, manifiesta un resentimiento contra la alta burguesía inglesa e incluso contra la corona británica, que amenaza con sacudir todo el establecimiento político y económico del País.

Algunos analistas coinciden en que desde la muerte de la princesa Diana de Gales, no se observaba una inquietud tan creciente y un descontento tan grande por parte de los ciudadanos ingleses, quienes abatidos por la crisis financiera, los recortes presupuestarios que se extenderán por años, con su secuela de pérdida de calidad de lo servicios públicos, estarían apunto de iniciar una revolución como nunca se ha observado en Inglaterra, en los tiempos modernos.

El partido Conservador, tampoco las tiene todas consigo, por cuanto algunos de sus miembros están también envueltos en el desagradable asunto. Sin embargo esperan pescar en río revuelto y usar esta crisis como argumento para volver al poder en las próximas elecciones del 2010.

Las clases más desposeídas y los trabajadores en general, claman por cambios urgentes y radicales, que tienen en ascuas a los políticos tradicionales, a los burócratas, a los grandes empresarios, e incluso a la realeza británica. Mientras tanto los medios amarillistas, que pululan en Inglaterra, todos los días proclaman nuevas malversaciones y corruptelas que tienen temblando al gobierno laborista.

En fin, toda una debacle para un sistema capitalista corrompido, que pide a gritos grandes cambios frente al agotamiento de sus actuales prédicas.

cjcarpio44@hotmail.com


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Carlos Carpio


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