Podemos iniciar expresando que Donald Trump y su gobierno es enemigo jurado de Abraham Lincoln, quien declaró que "una nación, bajo Dios, debe ser una nación de leyes y no de hombres", y que ante los abusos que reparte Trump a todos los países del mundo consecuencia de su dedicación a los intereses de una élite empresarial, Lincoln expresaría que la verdadera responsabilidad del liderazgo es proteger los derechos y la dignidad de todos, no favorecer a unos pocos a expensas de la mayoría.
Si Lincoln fuera tomado en cuenta en el gobierno de los Estados Unidos, estas expresiones servirían para proteger en primer lugar a la población de Palestina del odio del judío desmedido y avalado por Trump, a los inmigrantes venezolanos y de otras nacionalidades perseguidos e injuriados, a las comunidades negras e hispanas agraviadas en su existencia por ese mismo gobierno. Lincoln enfatizaría que con esas acciones se amenaza la esencia misma de la nación como democracia justa.
Según su forma de pensar, acentuaría que el poder debe ser ejercido con humildad. Este es un bien personal que en el gobierno de Trump no existe ni existirá; y Lincoln diría que el poder debe estar al servicio del bien común, y que la corrupción y el egoísmo no solo dañan a la sociedad en el presente, sino que también socavan sus cimientos futuros.
Visto desde arriba, desde el grupo económico más rico y elitesco de los Estados Unidos, donde los ideales de igualdad, bien común, que expresaba Lincoln no son practicados, estamos en presencia de otra situación. Para ellos los demás grupos sociales e incluso los países son una mierda. Es un desprecio estructural desde las élites hacia el resto del mundo. A esta elite pertenece Donald Trump. Por lo tanto sus actuaciones están imbuidas por este acendrado desprecio clasista. Y no piensa en la grandeza en los mimos términos que A. Lincoln.
Y es que esta elite de Estados Unidos marca una distancia sobre las demás en términos de poder, riqueza, jerarquía. La humanidad no había presenciado tal nivel de riqueza y poder y humillante para los demás. Ellos no aman solo poseen. Y en Estados Unidos no hay quien defienda a Lincoln.
Ha consolidado la burguesía de Estados Unidos un sistema que refuerza desigualdades, limita la movilidad social y el aprovechamiento de las oportunidades para el resto de su población y para el mundo. La élite estadounidense teje vínculos sociales internos que refuerzan su identidad y cohesión. También cultivan vínculos rituales en fundaciones, consejos corporativos y círculos mediáticos. La misma estructura en estamento de las monarquías. Configuran una "tribu simbólica" con códigos propios, excepcionalismo y legitimidad moral. Son vínculos que blindan el poder, lo reproducen y lo presentan como natural, gracias a su esfuerzo.
Toda esta construcción elitesca y clasista ha sido lograda por los Estados Unidos, los países europeos son un lejano apoyo para él. Y con este cuadro de dominio económico, politico e ideológico ha llegado a dominar el mundo de hoy, lo cual expresa que a pesar de lo elitesco manejan elementos positivos que no tienen contrapeso.
Los últimos eventos en Ucrania, Medio Oriente, Asia Central, Rusia confirman y consolidan su dominio mundial. El aspecto expansivo de la dominación oculta su gran maldad, pues solo buscan consolidar los intereses de su grupo social sobre los demás, de la clase de los supermillonarios, de la burguesía, sobre toda la sociedad. No tienen principios solo fines.
Cuando un país, el mundo, una era, es gobernada por líderes que actúan de esta manera que por ser ambiciosa, elitesca y excluyente es malvada o corrupta, las consecuencias negativas son profundas y transforman la vida de los demás en una no vida. En lugar de servir al bienestar de la población, el gobierno se convierte en una herramienta para el beneficio personal, de un grupo desencadenando también problemas sistémicos.
La democracia en Estados Unidos ha quedado vacía de contenido popular como quería Lincoln siendo ahora una simple plutocracia, donde los rituales de poder legitiman desigualdades estructurales acompañadas de apatía ciudadana, polarización creciente y pérdida de confianza en las instituciones.
En el plano internacional si desconocemos las conductas ritualistas de la elite de los EEUU no podemos interpretar correctamente sus expresiones. Así después que Rusia destruyo una estación de bombeo de gas ruso a Ucrania, Trump declaró que se sentía decepcionado. Hay que recordar que ellos no tienen sentimientos, como psicópatas que son. Solo es parte de la estrategia de Máxima Presión.
Y todos los países con gobiernos de izquierda o con esfuerzos de autonomía e independencia son cada vez más acosados, perseguidos y ser destruidos a la menor oportunidad. Todos los amigos declarados de Rusia y China están en la lista prioritaria de objetivos para aislar a esos países y no se creen grupos con posibilidades como los BRICS. Máxima presión. Esa creo que debe ser la línea de análisis.
Venezuela por su resistencia y gallardía, su ejemplo para otros países, sus riquezas en hidrocarburos, estará cada vez más en primera línea de ataque. Estados Unidos necesita robar toda la riqueza del mundo para sobrevivir y nuestras reservas petroleras y de gas, sus bajísimos costos de producción, las miran codiciosamente como el gran botín.
Ante estos ataques a los que estamos sometidos, la respuesta debe ser máxima unidad nacional, máximo apoyo al gobierno y máxima calidad de políticas en defensa de la soberanía ante el dominio clasista y elitista del mundo.