¿Estamos en presencia de un mundo al revés?

"La escuela del mundo al revés es la más democrática de las instituciones educativas. No exige examen de admisión, no cobra matrícula y gratuitamente dicta sus cursos, a todos y en todas partes, así en la tierra como en el cielo: por algo es hija del sistema que ha conquistado, por primera vez en toda la historia de la humanidad, el poder universal. En la escuela del mundo al revés, el plomo aprende a flotar y el corcho, a hundirse. Las víboras aprenden a volar y las nubes aprenden a arrastrarse por los caminos" (Eduardo Galeano).

En este mundo, que está en pleno desarrollo, parece imperar aquella máxima del postmodernismo: "vale todo", porque hoy no son los instintos humanistas, pacíficos, racionales, lo que están prevaleciendo. Más bien, son los peores instintos, los del odio, el revanchismo, el guerrerismo, la amenaza, el chantaje, la hipocresía y, lo peor, es lo que más se difunden por las redes sociales.

Veamos algunas características de ese mundo.

Un mundo de egoísmo y hedonismo

Vivimos en un mundo en el cual la otredad y la alteridad se practican muy poco. El respeto al otro y a sus ideas se violentan con mucha frecuencia.

El egoísmo, individualismo, egocentrismo y el hedonismo está anidado y es lo que predomina.

Al respecto, el Papa Francisco a principios de este mes, desde la Ciudad del Vaticano, pidió poner en marcha opciones "eficaces" a favor de la familia para que, por ejemplo, una madre no tenga que elegir "entre el trabajo y el cuidado de los hijos" o para no "descartar" a los abuelos, algo que consideró "un suicido cultural".

Dijo que urgen "opciones valientes, concretas y a largo plazo" y "un mayor compromiso por parte de todos los gobiernos" a favor de la familia.

Y aseveró que el problema del mundo "no es que nazcan niños" porque "no son ellos la raíz de la contaminación, del hambre, de la falta de recursos". Los problemas son "las opciones de quienes solo piensan en sí mismos, el delirio de un materialismo desenfrenado, ciego y rampante, de un consumismo que, como un virus maligno, erosiona de raíz la existencia de las personas y de la sociedad".

El pontífice lamentó que en la actualidad "las inversiones que dan más ingresos son la fábrica de armas y los anticonceptivos". "Una destruye la vida, la otra impide la vida".

"No son los niños, sino el egoísmo que crea injusticias y estructuras de pecado, hasta tejer interdependencias malsanas entre los sistemas sociales, económicos y políticos".

El Papa también comentó que "los hogares se llenan de objetos y se vacían de niños, convirtiéndose en lugares muy tristes".

Por último, consideró que la "otra parte muy importante" en la construcción del futuro son los abuelos. "Hoy hay una cultura de esconder a los abuelos, de mandarlos a la residencia". "Abuelos solos. Abuelos descartados"

Un mundo donde manda el poder

Utilizando el arte de birlibirloque y para hacer carantoña con el poder, se toman decisiones "salomónicas", como la que recientemente hizo el fiscal jefe de la Corte Penal Internacional (CPI), Karim Khan, quien solicitó órdenes de arresto contra el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, pero también contra el principal líder de Hamás, Yahya Sinwar. Según dijo Khan, tiene "motivos razonables" para creer que ambos tienen responsabilidad penal por presuntos crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad cometidos durante y tras los ataques del 7 de octubre contra Israel y la posterior ofensiva militar israelí en Gaza.

Khan aseguró que también ha solicitado órdenes de arresto contra el ministro de Defensa de Israel, Yoav Gallant, así como contra otros dos altos líderes de Hamás: Mohammed Diab Ibrahim al Masri e Ismail Haniya.

El fiscal jefe de la Corte señala los cargos contra los líderes de Hamás incluyen exterminio, asesinato, toma de rehenes, violación y tortura. Antes eso, hay quienes comentan que no es muy común ver al comisionado tomar este tipo de decisiones, aunque, lo que, si se ve a simple vista, es que pareciera que lo tratara como un juego de niños, castigo para los dos, tratando de alguna manera, no darle la razón a ninguno, pero sí castigarlos a los dos, cuando resulta que alguien debe asumir alguna responsabilidad.

En todo caso, mientras eso se dice, el "todo poderoso", que no juega con carantoñas, sino realismo, y si tiene todo claro, defiende a su aliado, y manifiesta lo indignante que es poner al ministro de Israel al mismo nivel del líder de Hamas, quien es, según afirman, un terrorista.

Un mundo cundido de hipocresía por doquier.

En este mundo hay quienes siguen creyendo y practicando el "principio" aberrante de que existen pueblos de primera y pueblos de segunda.

En el genocidio que tiene lugar en la Franja de Gaza, el pueblo de Israel es de primera, tiene territorio usurpado, tiene estado y, además, posee armas nucleares. Son los verdaderos practicantes de las enseñanzas bíblicas en esa zona del mundo. Sus habitantes son sagrados, intocables y cualquier asesinato de uno de ellos inmediatamente se convierte en noticia mundial, porque los sionistas tienen un control del principal medio de comunicación de estos tiempos, las redes sociales. Nadie dice que practican el "terrorismo de estado".

Pero, el pueblo de Palestina, por supuesto, es de segundo. No posee la propiedad sobre su propio territorio, que le fue despojado y sus habitantes están sometidos a una "cárcel colectiva". Los servicios públicos, como el agua y la luz, no lo regentan y para movilizarse necesitan permiso del usurpador. En la desesperación, dignidad e instituto de conservación, reacciona ante esa aberrante situación y de inmediato son calificados de terroristas, malvados, satanás y musulmanes.

Pero también se encuentra un país que apoya militar y diplomáticamente a Israel, y que le niega a Palestina ser miembro de pleno derecho en la Organización de las Naciones Unidas, es el mismo que, con su caradurismo por delante y utilizando su poder mediático, se vende como solidario y benévolo y habla de ayuda humanitaria para el pueblo sufrido y hambriento de la Franja de Gaza.

Así está este mundo.

Finalmente, decimos que la respuesta al título de este artículo es definitivamente sí, estamos en un mundo al revés, porque "el mundo al revés (Eduardo Galeano) nos enseña a padecer la realidad en lugar de cambiarla, a olvidar el pasado en lugar de escucharlo y a aceptar el futuro en lugar de imaginarlo: así practica el crimen, y así lo recomienda. En su escuela, escuela del crimen son obligatorias las clases de impotencia, amnesia y resignación". No obstante, con optimismo y con el mismo Galeano, decimos: "está visto que no hay desgracia sin gracia, ni cara que no tenga su contracara, ni desaliento que no busque su aliento. Ni tampoco hay escuela que no encuentre su contraescuela".

Y, con uno de los máximos exponentes del existencialismo, el filósofo francés Jean-Paul Sartre, repetir: "el hombre está condenado a ser libre" y, por tanto, la libertad es inherente a la condición humana y, por ello, el ser humano es absoluto responsable del uso que haga de ella.



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Franklin González

Doctor en Ciencias Sociales, UCV. Sociólogo, Profesor Titular, Ex Director de la Escuela de Estudios Internacionales de la UCV. Profesor de Postgrado en la UCV, la Universidad Militar Bolivariana de Venezuela y en el Instituto de Altos Estudios ?Pedro Gual? del Ministerio del Poder Popular para las Relaciones Exteriores. Fue embajador en Polonia, Uruguay y Grecia.

 framongonzalez@gmail.com

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