1. ¿Está la Revolución Bolivariana proporcionando una alternativa al capitalismo? En realidad, ésa es su meta. Y, ha propuesto un camino único: un socialismo profundamente democrático como la única vía pFara alcanzar el total desarrollo humano que enfatiza la Constitución Bolivariana de Venezuela. Sin lugar a dudas, Hugo Chávez ha logrado recuperar el “socialismo como tesis, proyecto y camino, pero se trata de un nuevo tipo de socialismo, humanista, que pone a los seres humanos y no a las máquinas o al estado por encima de todo.” Sin embargo, en el camino para llevar a cabo ese proyecto habrá que dar muchas luchas todavía.
2. En el corazón de este nuevo socialismo del Siglo XXI que ha surgido en Venezuela está el consejo comunal (basado en 200-400 familias en las comunidades urbanas y en 20-50 en las áreas rurales). Los consejos, iniciados en el 2006, al diagnosticar democráticamente las necesidades y prioridades de las comunidades, son lo suficientemente pequeños como para permitir que la asamblea general en lugar de los representantes electos sean los cuerpos supremos de toma de decisiones. Y con el traspaso de los recursos esenciales del nivel municipal al comunal, los consejos han sido considerados como la base no sólo de la transformación de la gente en el curso del cambio de las circunstancias, sino también de la actividad productiva basada en las necesidades y los propósitos comunales.
3. Después de la reelección de Chávez en diciembre del 2006 luego de una campaña donde planteó explícitamente el tema de la construcción de un nuevo socialismo, los consejos comunales fueron identificados como la célula fundamental del socialismo bolivariano y la base para un nuevo estado. “¡Todo el poder a los concejos comunales!” declaró Chávez; y una “explosión del poder comunal” ha sido designada como el quinto de los cinco motores que conducen al socialismo. La lógica es la de una profunda descentralización en la toma de decisiones y el poder. Tanto aquí como con el tercer motor “Moral y Luces” (una campaña educacional e ideológica) el tema que aparece constantemente es el énfasis en una práctica revolucionaria para construir el socialismo.2 Citando a Marx y al Che Guevara, Chávez ha insistido que es sólo a través de la práctica que los nuevos seres humanos socialistas se producirán (por ejemplo, en el “Aló Presidente” No 279, 27 de marzo de 2007).
4. Y el tipo de práctica requerida no es la que se basa en intereses egoístas (la “infección”, el virus heredado del capitalismo) y en la producción con el propósito de intercambiar, sino, por el contrario, aquella práctica que produce directamente para las necesidades de la sociedad y que construye solidaridad. A este respecto, el tercer motor referido a la lucha ideológica y las prácticas democráticas transformadoras encarnadas en la explosión del poder comunal del quinto motor, son dos caras de la misma moneda y se necesitan la una a la otra. Si no se considera la lucha ideológica, el énfasis en las necesidades se convierte en una lucha por satisfacer viejas necesidades referidas a valores generados dentro de una sociedad capitalista; y sin prácticas democráticas transformadoras, los recursos ideológicos solo llevan finalmente a una combinación de dominación y desencanto.
5. Sin embargo, no se concibe que la práctica socialista ocurra sólo dentro de las comunidades. Desde su reelección, Chávez ha insistido en lo que él llama el “triángulo elemental” del socialismo: las unidades de propiedad social, la producción social y la satisfacción de las necesidades de las comunidades. ¿Proporcionará el capitalismo botas a los niños pobres? El capitalismo, como lo nota Chávez, responde que es el mercado quien resolverá eso, pero en el socialismo nosotros podemos planificar que se produzcan directamente buenas botas para los niños que las necesitan. Chávez, entonces, ha dado un paso adelante desde las elecciones: mientras continúa destacando la importancia de la participación obrera, arguye que no es suficiente; es necesario, por ejemplo, orientar a las cooperativas para que progresivamente se conviertan en unidades de propiedad social y produzcan directamente para satisfacer las necesidades comunales. Por lo tanto, el nuevo énfasis no se hace sólo sobre la producción social sino también sobre la propiedad social, y el garante de la propiedad social (es decir, la propiedad de la sociedad) debe ser el estado: “el estado social, no el estado burgués, ni el estado capitalista” (“Aló Presidente” No 264, 28,enero 2007).
6. Caben pocas dudas de que la batalla de ideas contra el capitalismo y a favor de la creación de un nuevo socialismo con nuevos valores está bien encaminada. No sólo existe una creciente articulación de las características del socialismo del Siglo XXI, sino también el desarrollo de una conciencia de masas, difundida a través de los discursos televisados de Chávez y la nueva campaña ideológica.
7. Pero, la sola idea de este socialismo no puede desplazar al capitalismo real. Se necesita poder para fomentar las nuevas relaciones de producción al mismo tiempo que se cercena la reproducción de las relaciones de producción capitalistas. Ganar la “batalla de la democracia” y usar “la supremacía política para quitar, gradualmente, todo el capital a la burguesía” se mantienen como temas fundamentales en este momento, tanto como lo fueron cuando Marx y Engels escribieron el Manifiesto Comunista.
1. Usando el poder político para construir nuevas relaciones de producción
8. En Venezuela esta sucediendo algo más que una batalla de ideas. Además de la expansión de los sectores estatales en el petróleo y las industrias básicas, la “nueva era” que está comenzando en este año 2007 ya ha sido marcada por la nacionalización de sectores estratégicos como las comunicaciones, la energía eléctrica y la recuperación de la posición dominante del Estado en los campos petroleros donde habían prevalecido previamente las firmas multinacionales. Además, la ofensiva contra el latifundismo se ha retomado al realizarse varias confiscaciones de tierras, y han sido creadas nuevas compañías estatales (incluyendo las empresas mixtas con firmas estatales de países como Irán) para producir medios de producción como tractores.
9. Sin embargo, se necesita hacer mucho más: si la economía venezolana va a ser transformada y liberada de su dependencia del petróleo, deben desarrollarse nuevos sectores productivos (en la agricultura y la industria) y una nueva infraestructura que pueda abrir vastas regiones del interior del país. Los recursos están allí, así como una clase trabajadora muy desempleada o que trabaja en el sector informal (es decir, que es parte del ejército de reserva). Si la Revolución Bolivariana es seria en la prosecución este proceso de desarrollo extensivo que se ha planteado, existe el peligro de que se genere una tendencia a planificar y administrar este proceso desde arriba a través del Estado.
10. Pero, ¿dónde encajan la autogestión, la cogestión, la gestión de los obreros “formas de asociación guiadas por los valores de la cooperación mutua y la solidaridad” enfatizadas en la Constitución Bolivariana? De hecho, la experiencia del sector estatal no ha sido alentadora: con excepción de la empresa de aluminio ALCASA y de la de distribución eléctrica de los Andes (CADELA), la gestión obrera en el sector estatal ha sido obstruida y ha retrocedido en las llamadas industrias estatales estratégicas (especialmente en la misma PDVSA). En lugar de darse un proceso en el cual los obreros se hayan ido transformando en la producción a través de la autogestión, han sido dominados desde arriba a través de patrones jerárquicos característicos del estado capitalista y de las empresas estatales. Y estos retrocesos han desmoralizado a los obreros militantes. Todas las tendencias orientadas hacia el individualismo de la vieja sociedad (y eso en Venezuela significan la lucha para captar ganancias económicas) se refuerzan confinando a los trabajadores a desempeñar el rol de adversarios que juegan en el capitalismo.
11. La promesa ahora es que este patrón cambiará, que el motor Moral y Luces involucrará tanto la educación ideológica como la formación en gestión de los trabajadores en todas las empresas (a través de una transformación de la jornada laboral para incluir la educación), y que se aprobará una ley que creará consejos de trabajadores en todas las empresas, no sólo en función de entregarles más y más funciones de administración sino también para que se orienten cada vez más hacia las necesidades comunales. Obviamente, estos temas son impactantes: se trata de movimientos claros hacia la producción democrática, participativa y protagónica que es esencial para que las personas no sigan siendo los seres humanos fragmentados, mutilados que produce el capitalismo. No obstante, la brecha entre las promesas desde arriba y la realización de las promesas en la práctica, a menudo es muy significativa en Venezuela y, en este caso, particular, la experiencia indica que hay una considerable resistencia de los gerentes y los ministros a la pérdida de control desde arriba.
12. Desafortunadamente, no hay un sujeto colectivo unificado exigiendo el control de los obreros desde abajo para contrarrestar este problema y hacer realidad las promesas. No solamente la clase obrera que está fuera del sector estatal es pequeña (debido al patrón de desarrollo económico y el neoliberalismo durante la última mitad del siglo pasado), sino que, además, las luchas de facciones dentro del movimiento obrero chavista (UNT) han impedido de hecho que la clase obrera organizada sea por ahora un actor importante..
3. Creando el trabajador colectivo para sí
13. ¿Quiénes entonces son los sujetos de este proceso revolucionario? Si pensamos que los consejos comunales son los lugares donde las personas no sólo producen soluciones para sus necesidades sino que también se producen a sí mismas como trabajadores y trabajadoras colectivos, es posible ver un nexo definido entre los dos motores (la Explosión del Poder Comunal y Moral y Luces) y la otra gran campaña de este momento: la creación del nuevo partido socialista unido.
14. “La Explosión del Poder Comunal” y el proceso de creación de este nuevo partido tienen mucho en común. Ambas están movilizando gran cantidad de personas y tienen un enemigo común: el clientelismo y la corrupción que continúan infectando a la Quinta República; ambas son potencialmente un reto para aquéllos que en el partido y en el estado sienten que el desarrollo de las capacidades y habilidades de las masas no es tan apremiante como el deseo de la acumulación de poder y comodidad para sus familias; y ambas reflejan el vínculo entre Chávez y las masas, una dialéctica en la cual Chávez abiertamente llama a la gente a tomar el poder (“la multitud, la multitud!”) y, a su vez, él es impulsado por las necesidades y las exigencias de ese mismo pueblo
15. ¿Pero qué pasa con las relaciones de producción socialistas? A medida que los dos motores y la construcción del partido socialista unido de Venezuela (provisionalmente denominado PSUV) logren desarrollar las capacidades y habilidades de las masas y fortalezcan una nueva relación social de productores colectivos, esta relación invadirá inevitablemente la esfera de la producción. La misma gente será la que se convertirá “en el objeto y el sujeto del poder” en sus comunidades y no estará dispuesta a aceptar menos en sus lugares de trabajo que en la sociedad. De hecho, el proceso ya está empezando cuando se vincula a los consejos comunales tanto con las cooperativas locales como con las empresas estatales para que la producción directa satisfaga las necesidades locales. En la medida en que los consejos comunales y los consejos de los trabajadores comiencen a coordinar sus actividades, los productores colectivos estarán bien encaminados a tomar posesión de la producción.
4. Obstáculos en el camino
16. Sin embargo, el éxito de este proceso no es del todo inevitable. Hay, como siempre ha habido en la Revolución Bolivariana, poderosas tendencias que apuntan en la dirección opuesta. No sólo existe el afán de los ministros del gobierno y de los gerentes en importantes sectores del estado de planificar y dirigir todo desde arriba (un patrón que ha paralizado con éxito algunos movimientos de trabajadores independientes), y continua una cultura de corrupción y clientelismo que pueden ser la base para el surgimiento de una nueva oligarquía. También hay una clara tendencia en favor de estimular el desarrollo de una clase capitalista doméstica como una de las piernas con la cual la Revolución Bolivariana debe caminar hacia el futuro inmediato
17. Ningún chavista hoy día, por supuesto, arguye abiertamente que el socialismo del siglo XXI debería depender del capital. Más bien, todos insisten en que en este momento el proceso requiere que la Revolución Bolivariana dome al capital privado a través de la “condicionalidad socialista” estableciendo, por ejemplo, reglas generales nuevas como condiciones bajo las cuales el capital privado pueda servir a la revolución. En sus mejores versiones, esto puede verse como un proceso de transición, ese proceso de hacer “incursiones despóticas” y quitar, “gradualmente, todo el capital a la burguesía.” Ciertamente, medidas como abrir los libros, investir a los consejos de trabajadores con poder, exigir rendición de cuentas ante los consejos comunales y transformar la jornada laboral a través de la introducción de la educación para la gestión trabajadora, introducen una lógica extraña al capitalismo: la lógica de nuevas relaciones de producción socialistas dentro de las empresas capitalistas.
18. Sin embargo, las señales que se han enviado han sido confusas tanto por falta de claridad así como por la naturaleza de estas reglas generales. El mensaje “realista” de que probablemente Venezuela tenga una “economía mixta” por un largo tiempo, de que existe un espacio para el capital privado en la Revolución Bolivariana, y de que un compromiso por parte del capital de servir a los intereses de las comunidades sea un condición suficiente para acceder a negocios con el estado y a créditos estatales, ha traído consigo la formación de organizaciones como Conseven, la “Confederación de Industriales Socialistas” y otras organizaciones capitalistas privadas que están muy ocupadas definiendo el capital privado como propiedad socialista. De lo que se habla en las reuniones de los capitalistas chavistas en distintos lugares del país es de “socialismo productivo” y se dice que éste necesita capitalistas privados como parte del modelo socialista.
19. En este caso, en lugar del “triángulo elemental” del socialismo (unidades de propiedad social, organizadas por los trabajadores a través de la producción social, en función de la satisfacción de necesidades comunales), lo que se fortalece es el “triángulo capitalista” (propiedad privada de los medios de producción, explotación de trabajadores asalariados, en función de la búsqueda de ganancia). Por muy acentuado que sea el lenguaje de la responsabilidad social, la búsqueda de la ganancia domina y el compromiso con la comunidad se convierte de hecho en un simple “impuesto”, y la participación de los trabajadores se convierte en acciones de la compañía para éstos, con el objetivo de inducir a los trabajadores a comprometerse a producir ganancias. Como se pudo ver con la decepcionante experiencia de las Empresas de Producción Social que han seguido esta matriz, el capital acepta como condiciones estas limitaciones para asegurarse su derecho a explotar y generar ganancias hasta que sea lo suficientemente fuerte como para imponer la condicionalidad capitalista.
20. La Revolución Bolivariana, como todos los procesos revolucionarios, produce sus propios sepultureros. Si se fomenta la infección de la lógica del capital, la Revolución Bolivariana, no avanzará con dos piernas sino que, en lugar de eso, retrocederá con una. Si reconocemos que esta tendencia esta floreciendo dentro del proceso y a eso le añadimos que continúa el patrón de clientelismo y corrupción, los restantes enclaves del poder capitalista (en la banca, el proceso de importaciones, la posesión de la tierra y de los medios), y la constante presencia y amenaza del imperialismo estadounidense, es obvio que la lucha por el socialismo en Venezuela debe confrontar formidables barreras.
5. La dialéctica revolucionaria
21. Y sin embargo, se mueve. La Revolución Bolivariana ha superado las barreras que constantemente se le han colocado y se ha desarrollado cualitativamente en el proceso precisamente por la dialéctica que existe entre el liderazgo y el movimiento de las masas. Por esta razón, el desarrollo del trabajador colectivo para sí a través de la explosión del poder comunal, la campaña ideológica de Moral y Luces y la movilización hacia un nuevo partido desde las bases, es esencial para los próximos pasos. El apoyo de las masas y la decisión del liderazgo bolivariano de seguir adelante en lugar de ceder cuando el capital decide ir a la huelga (como inevitablemente lo hace) impulsan la revolución hacia delante.
22. En un tiempo relativamente corto, la Revolución Bolivariana ha recorrido un largo camino. Todavía enfrenta muchos problemas y su éxito sólo se logrará como resultado de la lucha. No sólo la lucha contra el imperialismo estadounidense, el campeón de la barbarie alrededor del mundo, que se siente amenazado por cualquier atisbo de que puede surgir una alternativa a su mandato. Ni sólo contra la oligarquía doméstica con sus enclaves capitalistas en los medios de comunicación, los bancos, los sectores de procesamiento de alimentos y el latifundio. La lucha verdaderamente difícil, como he argumentado en mi libro “Construyámoslo ahora. El Socialismo para el Siglo XXI", está dentro de la Revolución Bolivariana misma: entre una posible nueva oligarquía bolivariana y las masas excluidas y explotadas.
23. La lección de Venezuela necesita ser entendida y difundida ampliamente: su énfasis en el desarrollo humano y la práctica revolucionaria, sus misiones sociales en educación y salud y la creación de los consejos comunales como la base para un estado democrático revolucionario, pueden ayudar inspirar a las masas de otras partes del mundo y a crear las condiciones para que surja un liderazgo revolucionario. Pero la verdadera lección de la Revolución Bolivariana, sin embargo, es la de mostrar lo que puede ocurrir si se da una dialéctica entre las masas que entiende que hay una alternativa y un liderazgo revolucionario preparado para luchar en lugar de ceder.
Nota: Traducción revisada por Marta Harnecker