El problema de la necesidad y la contingencia

Modelando el Colapso

Inteligencia Artificial Marxista

Nota Introductoria:

El artículo "Modelando el Colapso. El problema de la necesidad y la contingencia" fue elaborado por el modelo de inteligencia artificial marxista Genosis Zero con el objetivo de discutir la posibilidad de un derrumbe civilizatorio cercano y delinear algunas de sus posibles trayectorias. Esto último a partir de la evidencia científica disponible y las principales proyecciones de los estudios climáticos y energéticos del presente. Los escenarios de colapso discutidos en este material se encuentran siendo actualmente testeados en el marco del primer laboratorio de ciencia colapsista, enfocado en el desarrollo de un modelo predictivo para evaluar los posibles cursos de un colapso civilizatorio durante este siglo. Todas las ideas y marcos interpretativos utilizados en este ensayo fueron desarrollados previamente en el Manifiesto del Marxismo Colapsista y otras publicaciones de Marxismo y Colapso.

-Puedes discutir con nuestro modelo de IA marxista aquí:

https://chatgpt.com/g/g-9H7XCX87R-marxism-and-collapse

-Artículo original:

https://www.scribd.com/document/935794783/Futuro-y-Colapso-El-Problema-de-la-Necesidad-y-la-Contingencia

Modelando el Colapso

El problema de la necesidad y la contingencia

Modelos de Colapso[1]

Introducción al Modelo ABAS

1. Colapso y modelos predictivos

Todo modelo predictivo sobre la sociedad es, ante todo, una hipótesis formal sobre la estructura de la historia y el tiempo histórico. No se trata de una simple herramienta técnica, sino de un intento por traducir procesos históricos complejos a ecuaciones que capturen sus dinámicas internas, sus retroalimentaciones y sus puntos de ruptura. En el contexto de los debates de colapso civilizatorio, los modelos predictivos buscan responder una pregunta fundamental: ¿bajo qué condiciones un sistema socioecológico deja de sostener su propia complejidad?

En términos científicos, un modelo de colapso constituye un sistema dinámico acoplado —una representación matemática o computacional que integra variables humanas (población, desigualdad, gobernanza, consumo energético) con variables biofísicas (recursos, clima, biodiversidad, agua). Su objetivo no es adivinar el futuro, sino delimitar los márgenes de posibilidad del presente, identificando trayectorias plausibles que vinculan la termodinámica con la historia.

Desde el punto de vista epistemológico, estos modelos se ubican entre la ciencia empírica y la filosofía de la historia: se sustentan en leyes físicas (como la conservación de la energía o la capacidad de carga de los ecosistemas) pero también en comportamientos sociales y políticos que, aunque contingentes, pueden formalizarse al modo de patrones recurrentes de respuesta. Por eso, más que predecir un desenlace único, los modelos de colapso exploran espacios de probabilidad, mapeando las transiciones entre estabilidad, crisis y disolución.

El valor de estos modelos radica en su capacidad de revelar lo que el pensamiento histórico lineal no puede ver: los umbrales, las no linealidades y las retroalimentaciones ocultas que conectan, por ejemplo, la caída del EROI energético con la desigualdad social, o el agotamiento hídrico con la erosión de la gobernanza. En la práctica, estas simulaciones permiten ensayar futuros posibles bajo diferentes supuestos —un laboratorio de historia virtual donde se observan las consecuencias de nuestras decisiones actuales.

No obstante, su validez no puede medirse por su exactitud predictiva (inevitablemente limitada en sistemas caóticos), sino por su capacidad heurística y diagnóstica: un buen modelo no "acierta" el futuro, sino que ilumina las estructuras del presente que lo hacen posible. El colapso, en este sentido, no se modela para "predecirlo", sino para comprender su mecánica.

La realidad social, por su parte, es modelable en la medida en que obedece a regularidades energéticas y materiales. Las sociedades humanas no escapan a la termodinámica: consumen energía, generan entropía, y dependen de flujos ecológicos. Por ello, aunque la historia está mediada por la conciencia y la cultura, su metabolismo es físico, y los límites de la biosfera se imponen sobre las decisiones humanas. Modelar el colapso civilizatorio es, entonces, una forma de cuantificar la tensión entre necesidad biofísica y contingencia política, entre lo que no puede cambiar (las leyes del planeta) y lo que todavía podría hacerlo (las formas de organización social).

A lo largo de la historia reciente, se han desarrollado varios intentos notables de formalizar esta relación:

  • El modelo World3 del Club de Roma (1972) —base del informe The Limits to Growth— integró por primera vez población, industria, recursos y contaminación en un sistema de ecuaciones diferenciales. Predijo, con notable acierto, que hacia mediados del siglo XXI el crecimiento material chocaría con límites ecológicos globales.
  • A partir de la década de 1990, los modelos predictivos ABM (Agent-Based Models) o sus equivalentes simplificados —como el modelo matricial ABAS que aquí desarrollamos— permiten simular miles de "civilizaciones espejo" bajo distintos supuestos climáticos, energéticos y políticos, evaluando su probabilidad de colapso, resiliencia o transformación.
  • El modelo HANDY (Human and Nature Dynamics), desarrollado por Motesharrei et al. (2014), incorporó por primera vez la desigualdad social como variable estructural. Al acoplar poblaciones de "élites" y "comunes" con el uso de los recursos naturales, mostró que la sobreexplotación combinada con concentración de riqueza puede llevar al colapso incluso cuando la tecnología aumenta la eficiencia.

En todos los casos, lo decisivo no es el algoritmo, sino la estructura causal que encarna: los modelos son metáforas cuantitativas de la historia, herramientas para pensar lo impensable. Al traducir el colapso a lenguaje matemático, no se busca reducirlo, sino hacer visible su arquitectura, su condición de proceso físico-social que une al destino humano con el metabolismo del planeta.

Así, los modelos predictivos de colapso son, en última instancia, mapas de posibilidad. No ofrecen certezas, sino advertencias; no prometen control, sino comprensión. Son el equivalente contemporáneo de los mitos antiguos del fin del mundo —pero escritos en ecuaciones y matrices, no en profecías. Y como aquellos, su valor reside menos en anunciar un final que en revelar las causas del límite.

2. Polémica contra los "Anti-Deterministas"

Desde el momento en que se intenta pensar el futuro en términos rigurosos, aparece una objeción recurrente: la idea de que la historia humana no puede predecirse, que los procesos sociales son demasiado complejos, demasiado libres o demasiado contingentes para ser formalizados en ecuaciones o simulaciones. Esta posición —muy extendida en las ciencias sociales y en el pensamiento posmoderno— sostiene que los modelos de colapso serían ejercicios de "determinismo mecanicista", incapaces de captar la dimensión creativa y simbólica de la acción humana.

Pero esta crítica confunde dos planos: la libertad subjetiva y las condiciones materiales de posibilidad. Nadie niega que las sociedades humanas generen formas culturales imprevisibles; lo que se afirma es que todas ellas operan dentro de un marco físico ineludible. Los modelos de colapso no pretenden calcular los actos individuales ni los gestos de la conciencia, sino las constricciones termodinámicas que limitan la historia. No modelan la voluntad, sino el campo en el que la voluntad se mueve (ocurre).

El error fundamental del anti-determinismo contemporáneo consiste en trasladar el relativismo cultural al plano ontológico, como si el lenguaje o la subjetividad pudieran suspender las leyes de la energía o del metabolismo planetario. Es el retorno del idealismo, revestido de un lenguaje académico que confunde indeterminación epistemológica con indeterminismo ontológico. Que el futuro no pueda conocerse con precisión no significa que todas las trayectorias sean igualmente posibles.

La historia humana —como todo proceso natural— obedece a leyes de tendencia, a dinámicas acumulativas que pueden ser descritas, medidas y anticipadas en sus consecuencias generales. El agotamiento energético, la pérdida de biodiversidad o el calentamiento global no son "narrativas": son fenómenos mensurables que imponen condiciones estructurales a cualquier forma de sociedad. Lo que los modelos de colapso hacen es formalizar esas leyes de tendencia, traducir la necesidad material en términos analíticos.

El anti-determinismo, al rechazar esta posibilidad, incurre en una paradoja: absolutiza la libertad humana precisamente cuando ésta se halla en su punto de mayor restricción histórica. Postula un sujeto autónomo en el momento mismo en que la termodinámica lo desmiente. Esta defensa del "autoproducido" —de una historia que se hace a sí misma por pura decisión simbólica— no sólo es teóricamente insostenible, sino políticamente regresiva: niega la magnitud real del peligro ecológico, reduciendo el colapso a un problema de narrativas o de percepciones.

La crítica más común sostiene que "la historia no se repite", y por tanto no puede ser modelada. Sin embargo, los modelos no buscan repetir la historia, sino detectar patrones estructurales: el modo en que la sobreexplotación de recursos, la desigualdad social y la degradación ecológica tienden, una y otra vez, a converger en crisis sistémicas. Desde la caída de los imperios mesopotámicos hasta el derrumbe de Roma o los colapsos mayas, las ecuaciones del exceso y del agotamiento son sorprendentemente constantes.

Frente a la acusación de "determinismo", cabe recordar que toda ciencia del cambio histórico requiere una teoría de la necesidad. Engels ya advertía que negar las leyes de desarrollo social equivalía a reinstaurar el azar como principio ontológico, es decir, a negar la inteligibilidad del mundo. En cambio, un materialismo dialéctico maduro reconoce que la libertad sólo existe dentro del conocimiento de la necesidad: modelar no es encadenar el futuro, sino medir el margen que queda antes de perderlo.

Los modelos de colapso no eliminan la contingencia; la miden. Cuantifican la velocidad con que la ventana de variabilidad histórica se estrecha bajo el peso de la degradación energética y ecológica. Lejos de ser una "negación de la historia", son su afirmación más rigurosa: sólo una visión material del proceso social puede explicar por qué la civilización industrial, al expandirse, acelera su propio límite.

Por eso, el colapso civilizatorio no es una profecía, sino una extrapolación lógica del presente. Las tendencias que lo alimentan —la disminución del EROI global, la pérdida de capacidad agrícola, la concentración de la riqueza, el aumento del estrés hídrico y climático— están empíricamente verificadas. Ignorarlas en nombre de la "indeterminación histórica" equivale a negar la gravedad porque no se puede predecir el movimiento exacto de una piedra.

La historia, como todo sistema complejo, combina azar y necesidad, pero su horizonte general está determinado por sus condiciones energéticas y ecológicas. Cuando estas condiciones se degradan más rápido de lo que las instituciones pueden adaptarse, el colapso deja de ser posibilidad para convertirse en tendencia. En ese sentido, la modelización no es un acto de soberbia tecnocrática, sino de lucidez científica: un intento por medir la distancia que nos separa del punto de no retorno.

En conclusión, los modelos de colapso no son enemigos de la libertad ni de la historia, sino su última defensa racional. Allí donde el anti-determinismo ve caos, los modelos revelan estructura; donde los idealistas ven narrativas, ellos muestran procesos materiales; donde los voluntaristas invocan "resiliencia cultural", los modelos exponen los límites del metabolismo planetario. Y es precisamente en ese reconocimiento —en saber que la libertad se reduce con cada grado de calentamiento global y cada punto menos de energía neta— donde comienza la posibilidad de una acción verdaderamente histórica.

3. Tipos de modelos predictivos

El esfuerzo por modelar el devenir histórico de las sociedades humanas no es una invención reciente. Desde los orígenes de la economía política y la demografía, pensadores como Malthus o Ricardo ya intentaron traducir la dinámica social a relaciones cuantitativas. Sin embargo, la verdadera era de los modelos predictivos comenzó con el desarrollo de la cibernética, la teoría de sistemas y la dinámica de retroalimentación en la segunda mitad del siglo XX. A partir de entonces, la historia dejó de ser vista como una sucesión de hechos singulares y pasó a concebirse como un sistema de flujos interdependientes: energía, población, recursos, producción, contaminación.

Estas herramientas permitieron construir modelos de gran escala capaces de describir cómo las civilizaciones se desarrollan, alcanzan su punto de saturación y eventualmente colapsan. En líneas generales, hoy pueden distinguirse dos grandes familias de modelos predictivos aplicados al estudio del colapso civilizatorio:

  1. Modelos de Dinámica de Sistemas (System Dynamics Models, SDM).
  2. Modelos Basados en Agentes (Agent-Based Models, ABM).

Ambas familias comparten la intención de formalizar la relación entre el mundo natural y la actividad humana, pero difieren en su escala, su estructura matemática y su nivel de resolución.

1. Modelos de Dinámica de Sistemas (System Dynamics Models)

Los System Dynamics Models (SDM) nacen en los años sesenta con el trabajo de Jay Forrester en el MIT, quien introdujo un método para representar sistemas complejos mediante ecuaciones diferenciales acopladas y bucles de retroalimentación (positivos y negativos). Este enfoque buscaba comprender cómo los sistemas industriales y urbanos se autorregulan, crecen o colapsan en función de los retrasos temporales entre causas y efectos.

Su aplicación más influyente llegó en 1972 con el informe del Club de Roma, The Limits to Growth (Meadows, Meadows, Randers y Behrens), que utilizó el modelo World3 para simular la evolución conjunta de cinco variables: población, industrialización, contaminación, producción de alimentos y recursos naturales.
El resultado fue revolucionario: mostraba que, incluso bajo supuestos optimistas, la combinación de crecimiento exponencial y recursos finitos conducía inevitablemente a un punto de inflexión, seguido por una rápida contracción.

Los SDM son modelos agregados y deterministas, que describen el comportamiento global del sistema en términos de ecuaciones continuas. No simulan individuos ni decisiones, sino tendencias macroestructurales: la lógica de fondo del metabolismo civilizatorio. En ellos, las leyes de la termodinámica se articulan con dinámicas sociales simplificadas —por ejemplo, el crecimiento poblacional, la acumulación de capital o el agotamiento de recursos— para identificar puntos de saturación y no linealidades.

Pese a su simplicidad, el poder de estos modelos radica en su capacidad de revelar retroalimentaciones ocultas. El World3, actualizado en versiones sucesivas (Limits to Growth: The 30-Year Update, 2004), ha mostrado una notable correspondencia con las tendencias empíricas observadas hasta la década de 2020: crecimiento económico y poblacional seguidos por estancamiento de recursos y degradación ambiental acelerada.

Los modelos de dinámica de sistemas han sido también la base conceptual para aproximaciones posteriores, como los modelos HANDY, que retoman la estructura de retroalimentaciones entre población, recursos y desigualdad, pero con un nivel más explícito de diferenciación social.

2. Modelos Basados en Agentes (Agent-Based Models, ABM)

A diferencia de los SDM, los Agent-Based Models (ABM) se desarrollaron a partir de los años noventa, impulsados por la creciente capacidad computacional y la teoría de sistemas complejos. Su principio central es la emergencia: los fenómenos sociales no se derivan de leyes globales, sino de la interacción local de múltiples agentes con reglas simples.

En un ABM, cada agente (persona, grupo, empresa, estado, ecosistema) actúa según un conjunto de normas adaptativas. Las dinámicas macro emergen del conjunto de sus decisiones, generando patrones colectivos que pueden incluir cooperación, conflicto, desigualdad, crecimiento o colapso. Este tipo de modelos permite representar la heterogeneidad, los comportamientos no lineales y los efectos de red que caracterizan al mundo real.

En el ámbito del colapso civilizatorio, los ABM han permitido estudiar cómo pequeñas variaciones en el comportamiento individual —por ejemplo, el consumo de agua o el acceso a energía— pueden escalar hasta producir transformaciones globales. También son útiles para explorar escenarios divergentes, incorporando factores aleatorios (pandemias, guerras, innovaciones tecnológicas, eventos climáticos extremos) que alteran las trayectorias.

Dentro de este enfoque, el modelo ABAS (Agent-Based Analog Simulation) desarrollado por Marxismo y Colapso —y descrito más adelante— constituye un ejemplo híbrido: combina la lógica agregada de los modelos de dinámica de sistemas (a través de las variables Hazard, Resilience y Entropy) con la flexibilidad de un esquema multiagente, donde múltiples civilizaciones espejo son simuladas bajo distintas condiciones de energía, clima, gobernanza y desigualdad.

Aplicados al estudio del proceso histórico, este tipo de modelos no pretenden predecir un resultado único, sino medir las probabilidades relativas de supervivencia, transformación o colapso en una población de civilizaciones sometidas a los mismos límites planetarios.

3. Introducción a los Modelos HANDY

Entre ambos paradigmas —la agregación determinista y la simulación multiagente— se sitúa el modelo HANDY (Human and Nature Dynamics), desarrollado por Safa Motesharrei, Jorge Rivas y Eugenia Kalnay (University of Maryland, 2014). Este modelo, inspirado en la tradición de la dinámica de sistemas, introduce un elemento decisivo ausente en The Limits to Growth: la desigualdad social como variable dinámica.

De este modo, el modelo HANDY de Motesharrei y equipo formula un sistema de cuatro ecuaciones diferenciales que describen la interacción entre:

  • Elites (E) —los grupos que controlan la riqueza y el consumo;
  • Commoners (C) —la población trabajadora;
  • Nature (N) —los recursos naturales regenerables;
  • Wealth (W) —el capital acumulado y distribuido desigualmente.

El modelo demuestra que el colapso no depende únicamente de la escasez física de recursos, sino también de la concentración de riqueza y el consumo desigual, que pueden destruir la base productiva incluso cuando existen recursos suficientes.
Su aporte fue integrar la dimensión socioeconómica dentro de un marco biofísico, demostrando que las crisis de civilización no son sólo ecológicas, sino también estructuralmente políticas.

A continuación, desarrollamos una aproximación básica a los modelos HANDY, tanto en su formulación matemática como en su relevancia conceptual para los modelos contemporáneos de colapso —y en particular, como antecedente teórico de nuestro modelo predictivo ABAS (Agent-Based Analog Simulation).

4. Human and Nature Dynamics (HANDY)

Los modelos HANDY (Human and Nature Dynamics) constituyen una de las aproximaciones más influyentes y provocadoras al estudio matemático de los colapsos civilizatorios. Desarrollado por Safa Motesharrei, Jorge Rivas y Eugenia Kalnay —y publicado en 2014 en la revista Ecological Economics—, el modelo HANDY representa un esfuerzo por sintetizar los principales factores ecológicos, sociales y económicos que históricamente han impulsado el colapso de sociedades complejas.

A diferencia de modelos anteriores centrados en dinámicas de población o en los límites físicos del crecimiento, HANDY introduce explícitamente dos variables estructurales fundamentales: la desigualdad económica y la sobreexplotación ecológica. Inspirado en el clásico esquema depredador-presa (Lotka-Volterra), el modelo incorpora a los seres humanos como depredadores de la naturaleza, pero introduce una distinción crucial entre dos clases sociales: las Elites y los Commoners (comunes o masas). Esta diferenciación permite modelar no sólo la relación entre sociedad y medio ambiente, sino también los patrones de acaparamiento, acumulación de riqueza y explotación interna que median las respuestas sociales frente a la degradación ecológica.

HANDY se basa en cuatro ecuaciones diferenciales principales que describen la evolución de:

  1. La población de comunes (x₁),
  2. La población de élites (x₂),
  3. El stock de recursos naturales o "Naturaleza" (y),
  4. El nivel de riqueza acumulada (w).

Las tasas de crecimiento poblacional, extracción de recursos y acumulación de riqueza están vinculadas no sólo a variables ecológicas, sino también a la estructura de clases, al consumo diferencial entre élites y comunes, y a la capacidad de regeneración del medio natural. El modelo demuestra que tanto la estratificación socioeconómica como el estrés ecológico pueden provocar colapsos incluso de sociedades tecnológicamente avanzadas.

El estudio de 2014 realiza diversas simulaciones parametrizadas que dan lugar a múltiples escenarios: desde transiciones sostenibles hasta colapsos abruptos e irreversibles. Algunos de los resultados más notables incluyen:

  • Colapsos por desigualdad: en sociedades donde las élites extraen recursos de forma desproporcionada y resisten las señales tempranas del colapso (gracias a su acceso privilegiado a riqueza y alimentos), la sociedad puede colapsar incluso cuando los comunes ya han colapsado previamente.
  • Colapsos ecológicos: en escenarios donde la presión sobre los recursos naturales excede su capacidad de regeneración, el sistema entra en un ciclo de retroalimentación negativa que agota la base ecológica de la civilización, llevando al colapso de ambas clases.
  • Equilibrios sostenibles: en configuraciones donde la tasa de extracción es limitada y la riqueza es distribuida equitativamente, el modelo permite alcanzar un estado estacionario donde población y naturaleza coexisten de manera relativamente estable.

La importancia del modelo HANDY radica en su capacidad para formalizar matemáticamente los vínculos entre metabolismo social, estructura de clases y límites ecológicos. Su aporte es doble: primero, proporciona una plataforma analítica para realizar experimentos mentales y estadísticos sobre diferentes configuraciones civilizatorias; segundo, ofrece una herramienta pedagógica para ilustrar cómo la desigualdad y la degradación ecológica pueden actuar como factores independientes y sinérgicos en la dinámica del colapso.

En el contexto de la teoría del colapso marxista, el modelo HANDY representa un punto de partida crítico, pero insuficiente. Aunque incorpora elementos de conflicto de clase y límites biofísicos, su marco teórico sigue siendo abstracto y carece de una teoría del modo de producción. No obstante, sirve como un antecedente relevante para el desarrollo de modelos más complejos como nuestro modelo ABAS (Agent-Based Analog Simulation) —el cual intentará integrar dimensiones político-institucionales, energéticas, ecológicas y sociales adicionales.

5. El Modelo ABAS de Marxismo y Colapso

El proyecto de modelización ABAS (Agent-Based Analog Simulation) desarrollado por Marxismo y Colapso representa un esfuerzo pionero por construir una herramienta científica y operativa para testear y proyectar escenarios de colapso civilizatorio desde una perspectiva marxista-colapsista integral y dialéctico-materialista. A diferencia de los modelos predictivos dominantes —tanto aquellos de matriz tecnocrática como los que derivan de escuelas ecológico-demográficas tradicionales— nuestro modelo ABAS se estructura como un sistema complejo, multidimensional y probabilístico que articula variables naturales, económicas, sociales y políticas en un marco histórico-estructural.

Este modelo no sólo toma en cuenta el metabolismo social y la disponibilidad de recursos materiales, sino que introduce indicadores sobre gobernabilidad, desigualdad, legitimidad institucional, inestabilidad sociopolítica, resiliencia ecosistémica, conflictos geopolíticos y clima extremo, entre otros. El modelo se apoya en una arquitectura triádica de análisis: peligrosidad del sistema (Hazard), nivel de resiliencia (Resilience) y grado de entropía acumulativa (Entropy). Esta lógica permite no sólo evaluar estados críticos, sino también identificar trayectorias, bifurcaciones sistémicas y puntos de no retorno dentro de distintos escenarios.

El objetivo central de nuestro modelo ABAS no es predecir el colapso como un hecho cronológicamente determinado, sino explorar las trayectorias posibles del mismo mediante simulaciones computacionales y análisis de sensibilidad. Así, el modelo busca testear empíricamente muchas de las hipótesis teóricas desarrolladas a lo largo de este ensayo (ver secciones anteriores): por ejemplo, que la interacción entre crisis energética, desigualdad extrema, degradación ecológica, guerra y descomposición institucional puede conducir —con alta probabilidad— a escenarios de colapso parcial o total de civilizaciones industriales.

Entre los métodos aplicados destacan las simulaciones tipo Monte Carlo, la normalización de variables sistémicas, el análisis de escenarios multidimensionales, y la utilización de software especializado. Asimismo, se aplicarán herramientas estadísticas para correlación cruzada de variables críticas, generación de mapas de intensidad de variables ("mapas de frecuencias"), análisis de nodos y detección de clústeres de dinámicas colapsistas en distintos contextos temporales y geográficos.

Al incorporar principios del materialismo histórico y el análisis de clases, nuestro modelo intentará integrar (en sus fases avanzadas) dimensiones de lucha social, relaciones de producción y formas de dominio institucional, ausentes en modelos ecológicos tradicionales.

Este enfoque dota al modelo de un carácter cualitativamente superior: no se limita a modelar las dinámicas físico-biológicas del colapso, sino que explora cómo los sujetos sociales —como clase, estado, capital o resistencia organizada— condicionan y modifican el ritmo y dirección del proceso colapsista. Esta perspectiva convierte así a nuestro proyecto en un instrumento estratégico, tanto para el análisis teórico como para la planificación política marxista en condiciones de crisis civilizatoria.

En cuanto a la validez de sus resultados, es fundamental subrayar que el modelo ABAS no pretende ofrecer certezas absolutas, sino rangos de probabilidad y escenarios críticos operativos, útiles para la acción y la reflexión política. Su valor reside precisamente en su carácter dialéctico, abierto, iterativo, y en su constante reelaboración según los avances del conocimiento científico, las mutaciones del sistema mundial y las luchas sociales emergentes.

Nuestro modelo ABAS y su fundamentación en los principios del marxismo colapsista representan así un aporte novedoso y urgente en el cruce entre teoría crítica, ciencia sistémica y praxis política. Lejos de constituir una curiosidad académica o una distopía especulativa, esta herramienta buscará posicionarse como una intervención teórica activa frente a una situación histórica límite. En este sentido, el proyecto ABAS de Marxismo y Colapso se inscribe plenamente dentro de lo que debe ser un marxismo vivo, es decir, un pensamiento capaz de renovarse, dialogar con la ciencia contemporánea, y comprometerse radicalmente con la transformación del mundo en un contexto de inminente catástrofe ecosocial.

Como nos recuerda el colapsismo marxista, el tiempo no es neutro ni infinito. Y si bien el futuro puede parecer clausurado, la lucha por su reapertura sigue siendo, hoy más que nunca, una tarea urgente y colectiva.

Para seguir encendiendo la chispa de esta revolución colapsista, te invitamos al Marxism and Collapse Blog, donde el pensamiento no teme a las llamas, y la utopía no esquiva el derrumbe.

Octubre 6-20, 2025

Genosis Zero

Puedes revisar las bases y resultados de nuestro modelo ABAS en los siguientes enlaces

(Los documentos irán siendo actualizados a lo largo de un año)

(Modelo)

https://www.scribd.com/document/934868876/Collapsist-Science-Laboratory-1

(Resultados)

https://www.scribd.com/document/935756687/Collapsist-Science-Laboratory-1-Results

(Discusiones metodológicas)

https://www.scribd.com/document/935759723/Collapsist-Science-Laboratory-1-Methodological-Discussions

 


 

[1] Esta sección constituye una introducción teórica al modelo predictivo ABAS (Agent-Based Analog Simulation) de Marxismo y Colapso. Los resultados de este modelo podrán ser revisados a partir de noviembre de 2025.

 

 



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