La lucha política sin meta estratégica se convierte, ya lo decía el General Torrijo, "en un ardilleo", acciones que se pierden en el inútil movimiento. Esta conducta es muy común en la política que no disputa el poder, la vemos en las luchas por reivindicaciones parciales: contratos colectivos, salarios, tiempo de trabajo, que no terminan de llegar a la estrategia: cambiar el sistema, salir del gobierno. Pasan siglos y el sistema de explotación sigue allí.
Un caso resaltante es la lucha, SOLO, AISLADA, por el respeto de la Constitución
La Constitución del 99, la de Chávez, como todas las Constituciones, no cayó del cielo, es una pieza clave de un proceso social, obedece, es reflejo de ese proceso que conmocionó al mundo, y es instrumento para seguir avanzando por ese camino. No tiene vida aislada de ese proceso, fuera de él sería letra muerta, perdería su esencia.
Significa que, defender la Constitución sin defender su proceso fundacional y su evolución, es una contradicción, un esfuerzo nulo. La Constitución está fundida con el proceso Socialista que con ella se inició, lo consagra y lo facilita. La Constitución aislada, sola, es, necesariamente, víctima de mil violaciones, es que ella se opone, no permite la destrucción del proceso, por eso se les impone a los enemigos del proceso violarla, sustituirla, modificarla. La Constitución y el Socialismo, una misma lucha. La defensa de la Constitución tiene sentido si es también la defensa de la construcción Socialista, de lo contrario es una lucha en el aire, a lo sumo distracción.
Las luchas por mejoras económicas SOLAS, AISLADAS de la reivindicación mayor, la lucha contra el sistema explotador, el capitalismo, y por la construcción del socialismo, se convierten, en la paradoja, de ser luchas a favor del sistema capitalista, tienen su misma lógica, vender una mercancía al mejor precio.
Es así, en Venezuela conocimos, dirigido por el Comandante Chávez, un proceso de construcción del Socialismo, la mayor reivindicación de la Humanidad. Desde ese momento se entabló una lucha entre el Socialismo que nacía y el capitalismo que se negaba a morir. La causa capitalista ha obtenido triunfos, innegables, detuvo y revirtió los avances en la economía, atacó con dureza la propiedad social, hasta en el petróleo, desvirtuó la espiritualidad socialista. Y, hoy sustentado en esos triunfos, pretende el olvido del Comandante Chávez y del Socialismo.
La lucha principal, estratégica, de los revolucionarios, de los chavistas, hoy es por desenmascarar la traición del madurismo, evidenciarla, denunciar su entrega del país a los capitalistas nacionales y a los imperios. Es por llevar al Socialismo de nuevo al combate, demostrar que está vivo, que es la única manera de construir un mundo con la mayor suma de felicidad posible. Todas las luchas deben subordinarse a esta meta estratégica, contribuir a su conquista.
Todas las luchas por pequeñas que sean deben ir inspiradas en esta estrategia, sin la meta estratégica son en el fondo distracciones que alimentan al sistema capitalista.
¡CHÁVEZ, SOCIALISMO, ES EL CAMINO!