¿Y ahora qué?

Una vez más, el Presidente Chávez le demostró A VENEZUELA Y AL MUNDO ENTERO que sigue siendo el líder del proceso socialista que se está gestando en nuestro país. Gano en 22 estados de los 24 existentes en el país, con un porcentaje mayor al 10%.

La pregunta que tenemos que hacernos en estos momentos es ¿y ahora qué? Esta pregunta la hago porque para las elecciones de gobernadores estos resultados a lo mejor no se vuelven a repetir en los 22 estados donde gano nuestro Presidente y todos sabemos el porqué de esto. Por ejemplo, en las elecciones de diputados para la Asamblea Nacional en 2010 perdimos algunos escaños:

Por la culpa de algunos diputados del PSUV que trataron de reelegirse a sabiendas que no habían hecho nada por el pueblo, mentiras, si habían hecho algo, pero para ellos mismos “acomodarse ellos y a sus familiares económicamente”.
Por la culpa del mismo partido en sí, ya que a pesar que se realizaron las primarias para elegir los candidatos que nos representarían en la contienda de las elecciones legislativas, algunos fueron elegidos por la influencia de directivos del PSUV a través de una maquinaria política que puso en desventaja a otros candidatos que realmente estaban trabajando por el pueblo.
Por la culpa de gobernadores y otras autoridades afectas al gobierno que no atendieron las necesidades del pueblo que gobernaban sino que se dedicaron atender sus propios intereses.

Recientemente el presidente Chávez durante su campaña electoral se pudo dar cuenta de que en ciertos estados, el pueblo rechaza a sus gobernadores chavistas pero a él como Presidente lo respetan, admiran y quieren. Esto simplemente se debe que en esos estados los programas de gobiernos no se ejecutaron como debía hacerse, simplemente por la marginalidad mental y accionar corrupto de sus autoridades. Ejemplo de ello lo tenemos en el Estado Trujillo: durante la visita de Chávez hace unas pocas semanas en ese estado, se ondearon pancartas que decían “Chávez si, Cabezas no”. Ese pueblo trujillano fue bastante noble ya que a pesar de su descontento con el gobernador más del 63% votaron por Chávez en las elecciones presidenciales.

En el Estado Mérida la cosa fue distinta ya que la oposición supo trabajar los errores que ha cometido el gobernador actual, logró que una gran cantidad de estudiantes universitarios que antes votaban en sus estados natales se cambiaran y ahora voten aquí en Mérida y además de todo esto, actualmente la dirección del PSUV en Mérida se encuentra dividida por los intereses particulares de los miembros que la constituyen.

A pesar del triunfo de nuestro Presidente Chávez, existe en el país descontento y decepción de millones de venezolanos que ven a diario como se incrementa la corrupción administrativa en las gobernaciones, alcaldías y organismos de la administración pública nacional, ven a diario la indolencia de muchos funcionarios públicos que caen en el burocratismo, ineficiencia e ineficacia en los cargos que desempeñan.

Hace tiempo escuche al Presidente Chávez decir que para tener éxito en la revolución política que se está gestando en nuestro país se requiere de una revolución económica y para ello se requiere practicar una revolución ética y moral. Aquí es donde veo que esta la tranca del serrucho. Para tener éxito en el proceso socialista que se está gestando en nuestro país es necesario que la mayoría de las gobernaciones del país estén al mando del gobierno y para conseguir esto es necesario al menos minimizar la corrupción reinante, no es posible que permitamos que sigan ocurriendo:

apropiaciones indebidas de fondos destinados a cubrir los programas sociales establecidos por el Estado.

un nepotismo, es decir, la preferencia de algunos gobernantes o funcionarios públicos para dar empleos públicos a familiares sin tomar en cuenta la competencia de los mismos para la labor, sino su lealtad o alianza.

la obtención de favores a amigos o familiares a diestra y siniestra por parte de los que ejercen la administración pública.

el abuso de autoridades públicas y militares con el fin de obtener pagos o beneficios personales.

el tráfico de influencias y el uso de información privilegiada.

la aceptación de dádivas y regalos.


sabino@ula.ve


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