Cada relación de producción dominante impone su propia ideología. Aquella que viene a justificar el dominio social de unos seres humanos por otros y a revelar los privilegios que nacen de esa dominación como un “hecho natural” y “divino”. En sociedades con relaciones de producción capitalista la ideología que la reproduce es la capitalista. Bajo relaciones de producción comunistas la ideología que la reproduce es la ideología comunista. En la fase de transición, de cambio, de las relaciones de producción capitalistas a las comunistas (el socialismo) la ideología dominante será la que gane más terreno y sea dominante en el campo productivo: a saber, en las relaciones de producción que más se apliquen.
Bajo ese contexto, resulta relevante determinar ¿cuáles serán las relaciones de producción comunistas, que permitirán la construcción de la ideología que le de forma y contenido a la estructura de la nueva sociedad: la sociedad comunista? Primeramente, en las relaciones de producción comunista se eliminan la propiedad privada sobre los medios de producción. Los medios de producción (fabricas, maquinas, activos o como se le llame) pertenecen colectivamente a los trabajadores (no al Estado, que en esta fase avanzada de la sociedad desaparece): esto es, a la sociedad, ya que todos los seres humanos son igualmente trabajadores con diferentes roles y funciones dedicados a producir para ellos mismo. En el socialismo los medios de producción deben pasar progresivamente a los trabajadores: pertenecer colectivamente a los trabajadores. Los medios de producción en manos del Estado han demostrado ser una fase para seguir desarrollando el capitalismo por otros medios. Y esta ficción dura hasta que las reglas de juego capitalistas, sobre las que se basan el capitalismo de Estado, las devuelvan a través de crisis económicas a sus amos los capitalistas.
En segundo lugar, en el comunismo se elimina la explotación del hombre por el hombre. La división del trabajo físico o intelectual se sustituye por la integralidad y complementariedad del trabajo físico e intelectual en la producción. La dirección de la producción está en manos de los propios trabajadores (productores), porque todos son trabajadores y todos deben hacerlo para vivir, para realizarse como seres humanos. En la dirección se aplica la disciplina y la autoridad, basado en el respeto y en la legitimación del otro como un trabajador igual, en las diferentes funciones que permitan hacer eficiente la producción. Los trabajadores participan intensa y activamente en la dirección y planificación de la producción. Pero, esa dirección en la producción está determinada por las necesidades de la sociedad.
En tercer lugar, la riqueza dentro y fuera de las unidades de producción (en la sociedad) circula y se distribuye acuerdo con las necesidades diferenciadas de los seres humanos que integran la sociedad comunista. En el comunismo la distribución y el intercambio de productos se da sin tropiezos y no como en el capitalismo, en el que los medios de producción definen quien puede comprar bienes (los burgueses) y quienes no (los trabajadores), de allí las crisis cíclicas del capitalismo. El producto de su trabajo no le es ajeno al trabajador (productor) que lo produce. Es por ello que la riqueza que produce lo recibe la sociedad como totalidad de trabajadores.
La distribución de mercancía se intercambia entre los trabajadores en función de las necesidades humanas (sin necesidad de mediar dinero). La distribución en el comunismo es el simple intercambio de trabajo por mercancía y estas mercancías cubren la totalidad de las necesidades de todos y cada uno de los trabajadores.
Cuarto, en el comunismo se estimula el desarrollo de las fuerzas productivas a los efectos de permitir que el productor (trabajador) disponga de mayor tiempo para dedicarlo a actividades formativas, recreativas, artísticas y culturales. Esta disposición de tiempo permitirá que se dedique mayor tiempo en la producción de aquellos sectores donde el desarrollo de las fuerzas productivas es menor o por el contrario donde las fuerzas productivas imponen una actividad productiva más especializada.
En el comunismo no existen clases sociales y en cuanto tal todos los seres humanos se dedican al trabajo productivo para ellos mismo, esto es, para la sociedad. Todos son productores, independientemente de sus limitaciones o capacidades (los capitalistas parásitos desaparecen y se vuelven productores, trabajadores, como el resto de las personas). La autoestima de los seres humanos en el comunismo es buena, en virtud de que tiene plena conciencia respecto de las relaciones de producción comunistas de utiliza, los beneficios que le procuran a él ó ella y al resto de la sociedad; el papel importantísimo que él desempeña en esas relaciones de producción y la responsabilidad que como trabajador tiene hacia los otros trabajadores. Los valores que subyacen y definen de las relaciones de producción comunistas entre los seres humanos están basados en el respeto hacia el mismo trabajador y hacia el otro, de legitimación y reconocimiento del otro, de colaboración y cooperación, de beneficio y valores compartido, de desigualdad y diferencia, de beneficio y satisfacción plena de acuerdo a las necesidades de cada quien, de desarrollo pleno de las capacidades, de autodirección y planificación participativa y compartida, de crítica y auto crítica, de armonía y equilibrio con la naturaleza, de pensar en el otro, de conocimiento, humildad y bondad, de felicidad y paz. El conocimiento en el trabajo bajo relaciones de producción comunista es práctico- teórico; ello permite un mayor desarrollo de las capacidades humanas y de conexión con la naturaleza.
Las relaciones de producción comunistas determinan la existencia de super estructuras que le dan contenido y forma a la legalidad, que le dan consistencia, justificación y protección al orden jurídico, la política, educación, cultura, ética, espiritualidad y forma de organización de los asuntos de la sociedad; así como, del estamento militar que la defienda del capitalismo existente en los otros países del planeta.
En este sentido la ideología comunista se expresa en el plano de la superestructura legal mediante la eliminación en la Constitución y las leyes de la propiedad sobre los medios de producción y el establecimiento del imperativo de realizar la distribución de la riqueza (producida por los seres humanos) de acuerdo a las necesidades de cada ser humano. En dicho ordenamiento jurídico se sancionaría cualquier intento de acumulación de riqueza individual, en el campo de la economía, en perjuicio de los demás productores: se eliminaría la explotación del hombre por el hombre. No existiría una legislación laboral porque todos serían productores; pero sí se sancionaría aquellas personas que sin contar con una discapacidad total puedan producir. La sanción siempre sería la reeducación del individuo en el seno de la sociedad comunista.
En materia educativa el estudiante sería entrenado (en la artes, el conocimiento y las técnicas) que permitan elevar su autoestima, su espiritualidad (o paz interior), su consciencia de la realidad y su capacidad crítica y autocrítica frente a ella. Al estudiante se le entrenaría para que fueran responsables de su destino, del resto de los seres humanos y de la naturaleza. Esta educación sería crucial para que el individuo reconozca sus intereses y se haga consciente del beneficio que le trae a él la sociedad comunista; así como, su papel como productor de riqueza para él y para el resto de la sociedad.
En el comunismo el individuo se hace consciente de su realidad y de su capacidad para transformarla: se convierte en un emprendedor. En el comunismo la educación le permite al ser humano disfrutar de las artes y cultura generada por la humanidad a través de su propia reflexión. El conocimiento en el comunismo se imparte a partir de la práctica y se profundiza en lo teórico, a partir de sucesivos acercamiento. El trabajo (la actividad productiva) es un elemento consustancial de la educación comunista y se aprende trabajando (haciendo). La actividad productiva es asumida como una forma de expresión humana. La educación comunista educa para integrar, para cooperar, para el amor entre los seres humanos, para la formación permanente y elimina toda discriminación. La educación comunista educa para vencer y eliminar las cadenas del neocolonialismo y la manipulación mental, no piensa por ti, te invita a pensar. La educación comunista instruye a los seres humanos en la responsabilidad en y para el ejercicio de la producción y, así mismo, elimina todo tipo de sumisión del hombre frente al hombre, frente al educador, como en las relaciones de producción capitalistas. La educación liberadora del comunismo no solo estimula el uso de las facultades pensantes mediante la crítica y la autocrítica sino que estimula desde muy pequeños la paz espiritual y la meditación. La educación comunista niega el consumismo que niega a su vez la naturaleza y a la propia condición humana. En el comunismo la educación es para ejercer plenamente la dignidad, la solidaridad y la condición humana, donde los intereses individuales y colectivos son reconocidos y puesto en beneficio de la sociedad.
En el Comunismo la superestructura política crea los espacios para una verdadera participación de los seres humanos en los asuntos de la sociedad en su conjunto. La eliminación de propiedad privada de los medios de producción y con ello las clases sociales permiten unificar los intereses de la sociedad comunista. En el comunismo la política es el instrumento para definir y hacer valer los intereses de los trabajadores (todos los integrantes de la sociedad) y por ello no les es ajena a los individuos (a los productores) sino que están consubstanciados con ella. Ya no abra especialista en política (los políticos) porque los propios productores se harán cargo de sus asuntos. Todos sin excepción realizarán un trabajo físico e intelectual en el campo económico y político. El hombre, mujer, niño o niña, anciano o anciana serán seres políticos con plenos derechos y deberes de participar en la construcción de la sociedad. La política está organizada para que la participación se haga efectiva, real y concreta. En el comunismo la política organiza, unifica y profundiza la conciencia de los hombres, mujeres, niños o niñas, ancianos y ancianas respecto a su papel transformador en las relaciones de producción comunistas. En la política comunista el trabajador se hace cargo de sus propios asuntos sociales. Para ello, los trabajadores que garanticen la educación y salud, entre otros, asumen la responsabilidad de planificar y dirigir junto al resto de los trabajadores de la sociedad sus propios servicios. En el comunismo los trabajadores no son ajenos del hecho social y son sus intereses los únicos que valen.
En el comunismo la superestructura cultura tendrá (igual que la educación) un papel liberador (de su propia conciencia) que le permita, a los hombres, mujeres, niños o niñas, ancianos o ancianas que integran la sociedad, rompe las cadenas de la esclavitud psicológica del trabajador capitalista (la explotación del hombre por el hombre) y lo induzca al cuestionamiento y la crítica de su realidad. La cultura en el comunismo es un medio de expresión de las emociones y sentimientos de los seres humanos y lleva en sí el papel estelar de ampliar la conciencia de los integrantes de la sociedad comunista respecto a las relaciones de producción existentes, respecto al desarrollo de su capacidad pensante, respecto a toda aptitud sumisa. El trabajo y el arte, el arte y el trabajo son una unidad dialéctica en el comunismo. La cultura junto a la educación refuerzan los valores comunistas y los vuelven una expresión natural de las relaciones de producción comunistas: de su conciencia liberadora. La cultura liberadora mancomunada con la meditación estimula la paz mental, la paz entre los seres humanos y la paz entre los seres humanos y la naturaleza.
La ética comunista la integran todos los valores de justicia, diferenciación, solidaridad, humanidad, paz, amor, complementariedad e igualdad entre hombre y mujeres, el trabajo como manifestación creativa, liberadora y emprendedora en el comunismo. La dignidad, el respeto, el amor propio y la cooperación son valores que nacen y se reproducen en las relaciones de producción comunistas. Estos valores justifican y le dan contenido profundo a la naturalidad de las relaciones de producción comunistas.
El comunismo desarrolla y profundiza la espiritualidad de los seres humanos y sustituye a la religión dominadora, manipuladora y engañosa que siempre estará al servicio de los explotadores de turno. El comunismo llena de seguridad al hombre, mujer, niño o niña, anciano o anciana frente a la naturaleza y otros seres humanos. En el comunismo los seres humanos empezamos a creer (nos sentimos seguros) en nosotros mismos, en nuestras capacidades para transformar la sociedad, en nuestro derecho a una vida digna y productiva aquí en la tierra, sin ningún tipo de intermediarios. Para el comunismo la meditación y la respiración profunda permiten liberarse de las angustias y lograr la paz espiritual. En el comunismo se estimulan con toda las fuerzas la autoestima necesaria entre los trabajadores para que el ser humano empiece a creer en sí mismo. En el comunismo la fe se desarrolla a su máxima expresión porque todos estamos empeñados en cubrir las necesidades de todos. Por ello, se apunta al desarrollo pleno de la vida humana de todos los integrantes de la sociedad. La mente centrada y en armonía con la naturaleza son los pilares de la fe Comunista. La paz mental y espiritual son el objetivo de la fe comunistas. Por ello la necesidad de que las relaciones de producción comunista, su educación y su cultura estimulen una buena autoestima. La fe es colectiva en el comunismo porque aprendemos a apoyarnos unos a otros: a creer en nosotros mismos y en los demás. La consolación en el comunismo no tiene que buscarse en la iglesia (ni en la religión) porque siempre habrá alguien que crea en ti, que esté allí para cooperar, para ser solidario, para expresar el amor al prójimo. Y esto es así por cuento las relaciones de producción comunistas necesitan y hablan del nosotros y no del yo por encima de los demás.
Los asuntos comunes a todos los integrantes de la sociedad son abordados por hombres, mujeres, niños, niñas, ancianos y ancianas en un triple papel, como productores, como políticos y como dirigente del proceso social. En tal sentido, la definición de los intereses de la sociedad (de los trabajadores) determina el direccionamiento de la misma. Los productores y productoras que prestan servicios públicos están obligados (no producto de la explotación del hombre por el hombre, sino como productores de la sociedad) a prestar servicios de alta calidad para el resto la sociedad comunista. Los asuntos nacionales, regionales o municipales se resuelven con la participación directa y consciente de los productores y productoras. La corrupción está eliminada por cuanto ella, en cuanto robo a la sociedad, está en contra de los beneficios de todos los seres humanos. Todos los integrantes de la sociedad se darían cuenta de los privilegios provenientes de la corrupción (que es inevitable ostentar) y ello daría pie a la aplicación de la justicia comunista que reeduca dentro de la misma sociedad. La política diaria se realiza bajo mecanismos que garanticen el cumplimiento de los intereses de los trabajadores (de la sociedad) y estos intereses no son otros que la preservación de las relaciones de la producción comunistas.
El estamento militar comunista en cuanto no está diseñado para subyugar a una clase por otra sino para liberarse de toda clase social. La base del estamento militar comunista es su consciencia y esa es la mayor ofensiva contra los ataques de Estado con relaciones de producción capitalistas. Ninguna fuerza militar transforma relaciones de producción; esta sólo se transforma sí las relaciones de producción impuestas mejoran las relaciones de producción e intercambio y cubre mayor cantidad de necesidades entre los integrantes de la sociedad. En este sentido el comunismo cumple con estos dos requisitos por encima del capitalismo.
De lo dicho se desprende que el conjunto de ideas liberadoras que reproducen, justifican, le dan legalidad y legitimidad a las relaciones de producción comunistas constituyen los fundamentos de la ideología comunista.
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