Hay quienes escuchan las canciones de Alí pero no captan el mensaje

Son aquellos que se dicen revolucionarios, son aquellos que lo dibujan , son aquellos que los imitan en su voz, son aquellos que no son capaces de entender que más que canciones, lo de Alí eran mensajes. Mensajes a un pueblo a través de la droga que se bebe por los oídos, para gritarle que la lucha es de clases

porque Alí no utilizaba su canto para lograr riquezas, para llenar sus alforja de miedos y mentiras; lo hacía para plasmar en el espíritu del pueblo el caudaloso río que era su sueño. Cada vez que se acerca una fecha para recordar a Balikia (Alí) salen de todas partes los eternos fariseos, Los máscaras que se han escudado en la figura del cantor del pueblo para percibir dividendos de orden metálico. Para mentir, para reírse del recuerdo y del sonido que salía por la ranura bucal del falconiano.

Aparece el dibujante que sólo saca sus creyones cada cierto tiempo, para pintarlo con el afro y el cuatro, pero que nunca ha respetado aquella sencillez en la cual habitó el cantor. Lo pinta igual, si un trazo de abnegación. Hay quienes se dicen seguidores de Alí, pero en su búsqueda del dinero han traspasado la barrera que divide al ser humilde con el soñador de
riquezas, hombres sin destino, sin amor al legado de Alí...aquel que compraba jaulas con aves adentro, para luego irse a Falcón a soltarlas y verlas volar en el espacio de los inconmensurable, tras esas nubes que anhelaba regaran con microorganismo el suelo estéril, de su amada tierra.

Aparece el imitador, el vulgar imitador de sonidos pero no de alma. Interpreta las poesías hechas canciones de Alí, pero lo que hace es supurar indignación. Alí no vestía esas ropas compradas en sambiles, Alí no andaba en lujosas camionetas, en poderosas motos, Alí no mentía para dar dolor en su quejido, Alí no saltaba de lugar a lugar para ir forjando el molde del capitalismo: ese no era Alí.

Por eso deseamos los que convertimos la poesía de Alí en minutas, un poco más de respeto para el hombre que fue capaz, en su amor, de cantarle una canción a un enemigo de la clase pobre, porque al cantor lo conmovía el mensaje de quien acudiera a la canción para inyectar al pueblo de esperanza, No existe la perfección, el poeta suele equivocarse en su atronadora entrega a lo sublime.

Alí vivió en el espacio, sin otro techo que el que tenía su casa de cartón. Alí era el que bajaba el cerro y dejaba a la mujer preñada, Alí era el que se lamentaba de no haberle escrito una canción a Bárbaro Rivas, Alí fue la luz que tenía en la punta de su pincel Armando Reverón, fue el Che traicionado en la quebrada del Yuro, fue el llanero que cabalgaba en busca de un destino incierto, que le cantaba a sus pasos por la inmensa soledad...

Alí fue algo más que un cantante. Fue un mago que en sus trucos amorosos nos hacía ver ese mundo de igualdad, ese mundo de justicia, esa sociedad sin hombres dominados por hombre. Creemos que el mejor homenaje que podemos hacerle a Alí, sería ser abnegados, humildes, sencillo, sin tener que acudir a la perversidad de una riqueza virtual, para igualmente vivir en utopías.

Alí se agiganta con el tiempo. Su humano mensaje continúa flotando en el espacio, molécula de fuerza que nos ayuda a soportar la carga de una incomprendida sociedad, donde el "hombre nuevo" continúa desaparecido. Empero creemos en esta especie de canción alimeña. Pretendemos en nuestro inquebrantable sueño, que lo que Alí desglosaba en su mensaje poético, se haga realidad y que, por favor analicemos sus letras, sus gritos, sus amores a los pueblos de Latinoamérica.

Este domingo se les harán muchos homenajes. En nuestra insólita admiración por Alí, anhelamos que en los sitios escogidos para tal fin, miremos rostros humildes, perfiles alegres y sinceros, fuerza en los pasos y voces interminables entonando con verdadera mística revolucionaria el sueño de Bolívar llevado al pentagrama por el que siempre estará como un faro de eterna luminosidad, alumbrando a los más pobres para que al fin consigan ver el camino, Alí Primera..." Si tú no existiera yo te hubiera dibujado igual"


aenpelota@gmail.com


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Ángel V. Rivas

Limpiabota, ayudante de pintura, articulista, Productor Nacional Independiente, editor de El Irreverente. Animador del programa Gigantes del Romance, autor del libro Pacto Satánico y poeta en estado de frustración.

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