Júbilo Bolivariano

Una enorme trascendencia para el mundo y especialmente para los pueblos oprimidos que luchan por su liberación, ha tenido la exitosa operación de envío y llegada a Venezuela del primero de los cinco tanqueros iraníes cargados de combustible y otros aditamentos, desafiando el bloqueo y las amenazas de agresión del gobierno estadounidense y especialmente de su estridente y despótico presidente Donald Trump.

En principio hay que resaltar que las virulentas amenazas de ataque a los navíos y el riesgo de una inminente ejecución de sus planes, no fueron capaces de horadar los estrechos vínculos de solidaridad y cooperación con los que están unidas estas dos naciones, tan distantes geográficamente pero tan cercanas en la comunión de los principios de defensa de su autonomía y derecho a la autodeterminación de sus pueblos.

En ese orden y más allá de los resentimientos –justificados o no– que pudieran albergarse contra el mandatario venezolano, ante las consecuencias que está sufriendo la población por este inhumano bloqueo de los imperialistas (causa principal de esta problemática), es digna de elogio sin mezquindad alguna, la firmeza y valentía de los presidentes Hasán

Rohaní y Nicolás Maduro, que no cedieron ante el chantaje y el amedrentamiento de la superpotencia gringa, y han continuado adelante con esta operación humanitaria.

Pero haciendo a un lado el tema de la vigorosa bilateralidad entre los pueblos persa y bolivariano, será en el plano geopolítico donde pronto se habrá de sentir la repercusión más importante de esta desafiante rebeldía. Que dicho sea de paso, aunque el hecho no se ostente con insignias en los barcos ni en los puertos de destino, alusivas al apoyo chino y ruso, no se podrá negar que este audaz movimiento de las dos naciones perseguidas, está soportado en la reluciente musculatura económica del gigante asiático y en la enorme capacidad bélica rusa; poderosos aliados de ambos países que poco a poco pero sin pausa, han venido erosionando la otrora omnímoda hegemonía yanqui.

En efecto, las relaciones internacionales a partir de este hito habrán de asumir un reacomodo, y tal vez sea muy temprano para apreciar sus resultados; pero sin lugar a dudas el dominio ejercido por EE.UU. en algunos organismos multilaterales y comunidades de naciones habrá de entrar en una fase de mengua, y sus dictados ya no serán incontestables como antes; habrá más fricciones en el ejercicio de su declinante liderazgo. Se abrirán nuevas oportunidades para los países tercermundistas en su lucha por la libertad; por lo que el tamaño del "patio trasero" se reducirá de una manera muy peligrosa para los intereses imperiales, y en consecuencia se sumarán nuevos países al coro de voces recias que serán cada vez más indóciles y desobedientes a sus órdenes.

Al interior de la capital del imperio se espera una repercusión en los resultados electorales de las presidenciales de noviembre. Sin embargo, es muy probable que el megalómano de la Casa Blanca se juegue a fondo la carta de las manipulaciones estadísticas y mediáticas, e intente de nuevo hacer prestidigitaciones con la data de las redes de internet para fabricar un resultado a su favor. Pero esta vez se encontrará con una mayor acumulación de descontento, multiplicado y visibilizado en los rostros de los millones de desempleados y "desahuciados" en las calles estadounidenses; además todavía estará en carne viva la cicatriz abierta en la conciencia ciudadana por los miles de muertos, debido a la criminal gestión del supremacista Trump frente al Covid 19, y en medio de todo ello este tipo de manipulaciones pudieran tener un efecto corrosivo en la sique gringa y su incondicional adhesión al sistema. ¡En fin, quien lo sabe, pero la persistencia de estas maniobras pudieran empezar a minar el muy sui generis sistema electoral norteamericano!



Esta nota ha sido leída aproximadamente 1091 veces.



Noticias Recientes:

Comparte en las redes sociales


Síguenos en Facebook y Twitter