El precio del dólar en el mercado oficial subió apenas 0.92% en el primer trimestre de 2024, lo que se tradujo en una depreciación del bolívar de solo 0,91%, mientras que en el mercado paralelo ocurrió algo más sorprendente aún: la paridad bolívar-dólar cayó -0,97%, de manera que la moneda nacional se apreció en 0,98%, según el marcador EnParaleloVzla.
El precio promedio de las mesas cambiarias de la banca terminó marzo de 2024 en 36,29 bolívares por dólar, mientras que al cierre de diciembre de 2023 se ubicaba en 35,96 bolívares.
En el mercado paralelo, al cierre del 27 de marzo, la paridad fue de 38,75 bolívares frente a 39,13 bolívares que fue la cotización al final de 2023.
Es difícil rastrear en el tiempo resultados trimestrales similares en un mercado cambiario signado por la inestabilidad prácticamente desde 1983, un período de cuatro décadas durante las cuales se han ensayado todas las vías de estabilización posibles con períodos de controles de cambio y diversos sistemas de cambio fijo y diferencial.
En 2023, al cierre del primer trimestre el tipo de cambio oficial acumuló un incremento de 41,48%, mientras el bolívar se depreció 29,48%. En el mercado paralelo, la cotización subió 33,35% y la depreciación del golpeado signo monetario venezolano fue más «benigna» con 25,01%.
Sin duda, los resultados cambiarios del primer trimestre de 2024 son los mejores, al menos, en más de una década.
Alto costo
Alcanzar este nivel de estabilización del tipo de cambio no ha salido especialmente barato. En los últimos dos años y tres meses, el Banco Central de Venezuela ha desembolsado una cifra de 10.958 millones de dólares por concepto de intervención cambiaria.
Esta cifra se discrimina así: 5.400 millones de dólares en 2022; 4.699 millones en 2023 y 859 millones en el primer trimestre de 2024, de acuerdo con los registros de la consultora Aristimuño Herrera & Asociados.
Junto con estos desembolsos, el Gobierno ha venido aplicando un severo ajuste monetario, no solo como dictado de una estrategia económica, sino forzado por la fuerte caída de ingresos petroleros potenciada por las sanciones estadounidenses que hasta octubre pasado afectaban al sector hidrocarburos.
Estas sanciones pueden regresar en los próximos días, aunque medios estadounidenses han sugerido que la administración del presidente Joseph Biden podría sorprender con el mantenimiento de la licencia que viabiliza la actividad petrolera venezolana, debido a la baja expectativa de cambio político y la compleja realidad del mercado internacional de hidrocarburos.
La demanda bajo control
Con un crecimiento económico no todo lo fuerte que se esperaba, la estrategia de intervención cambiaria y la afluencia de divisas proveniente de la actividad petrolera han hecho posible que la oferta esté resultando suficiente para satisfacer la demanda, especialmente la corporativa.
De acuerdo con los datos que maneja la consultora Aristimuño Herrera & Asociados, la oferta de la estadounidense Chevron y otras empresas se ubica en un promedio de 300 millones de dólares mensuales, al tiempo que los promedios semanales colocados por el BCV han venido bajando.
En enero pasado, el promedio semanal de intervención cambiaria fue de 111,5 millones de dólares, una cifra que bajó a 69,5 millones en febrero y hasta 52,5 millones en marzo, lo que da una clara idea de cómo ha marchado el proceso de estabilización cambiaria.
La gran pregunta es si este resultado se podrá mantener en lo que resta del año. Por ahora, la estabilidad cambiaria ha permitido recuperar el uso del bolívar en el comercio, un proceso también impulsado por el Impuesto a las Grandes Transacciones Financieras (IGTF) a las operaciones en divisas.
En todo caso, la firma Aristimuño Herrera & Asociados estima, en su ultima revisión, que el año 2024 podría terminar con una histórica variación anualizada de alrededor de 35% de la inflación, lo que, sin duda, constituiría un logro macroeconómico notable.