El imperialismo devora países y la deuda agresiva imperialista los devora a ellos

Basándonos en cálculos propios y con la ayuda de Internet hemos realizado una estimación de la deuda total de los Estados Unidos y su relación con las confrontaciones bélicas realizadas desde la guerra de Corea y cómo están impactando hoy la economía de ese país. Aunque otras personas han realizado algún cálculo similar para mí lo resultados obtenidos son sorprendentes, pues le proporcionan realidad a la magnitud del gasto bélico y financiero que Estados Unidos realiza para conservar la hegemonía mundial y mantener a sus amigos.

La deuda pública de Estados Unidos con más de treinta millones de millones de dólares acumulados, impresiona y genera comentarios de compasión o alarma en quienes la observan. Sin embargo, pocas veces se indaga en el origen real de esa deuda, y menos aún se conoce que gran parte de ella no proviene de proyectos sociales inconclusos o iniciativas constructivas, como suele ocurrir en otros países, sino de una política militar agresiva que ha marcado la historia contemporánea. La deuda estadounidense es, básicamente, producto de las guerras imperialistas que ha emprendido.

Cuando se examinan los principales conflictos en los que Estados Unidos ha participado desde mediados del siglo XX, el financiamiento de la conducta bélica es evidente. La Guerra de Corea, la Guerra de Vietnam, la Guerra del Golfo, las invasiones de Irak y Afganistán, las operaciones posteriores al 11 de septiembre todas ellas fueron financiadas con deuda.

Los costos directos iniciales, que en su momento se calcularon en decenas o cientos de miles de millones de dólares, se multiplicaron con el tiempo, llegando a montos que hoy superan los millones de millones de dólares. Se ha documentado que las guerras posteriores al 11 de septiembre han costado más de 5,8 millones de millones de dólares, incluyendo intereses de deuda, gastos en pensiones y atención médica para veteranos. Vietnam, por su parte, que en valores de la época costó unos 168.000 millones de dólares, representa hoy más de un millón de millones al ajustar por inflación.

Lo que distingue a esta deuda es que no se origina por mejoras sociales, sino por guerras imperialistas para el control mundial. La deuda no es el resultado de la construcción de universidades, la mejora de las condiciones laborales de los trabajadores o el inicio de proyectos de infraestructura en gran escala. No. Es una deuda bélica. No deja beneficios colectivos, tampoco es un endeudamiento con el que todos debamos estar de acuerdo, ni uno que pueda justificarse tratando de pagarlo con los ahorros de la población.

Es la deuda que origina la destrucción que deja victimas en los dos bandos y que, para Estados Unidos, se perpetúa en sus bolsillos y en sus recuerdos, con la pensión al veterano, la indemnización por discapacidad, el tratamiento médico por enfermedades derivadas de la guerra. Todo pagado a quienes participaron creyendo que así servía bien a su país sin considerar nunca que fueron puestos al servicio de la elite social y económica.

Los economistas estadounidenses suelen afirmar que la deuda es "manejable", porque el país tiene capacidad de pago y su moneda conserva hegemonía internacional. Sin embargo, esa afirmación oculta la naturaleza de la deuda. No se trata de un endeudamiento productivo, sino de un endeudamiento bélico. La diferencia es fundamental: mientras otros países se endeudan para intentar construir proyectos de desarrollo, Estados Unidos se endeuda para sostener guerras que terminan siendo impopulares y que dejan cicatrices profundas en su población. La deuda no es un instrumento de progreso, sino la expresión de la política imperial que se financia con el presente y futuro de sus ciudadanos.

Podemos responder a esos planteamientos de los economistas, con el caso de la guerra de corea que terminó en 1953, pero cuyos costos siguen presentes más de siete décadas después. ¿Es eso una deuda manejable? Estados Unidos destina todavía alrededor de 2.000 millones de dólares anuales en pensiones, atención médica y beneficios para los veteranos de aquel conflicto. Corea, un conflicto que muchos consideran lejano y olvidado, demuestra que incluso las guerras "menores" dejan un eco económico permanente que se acumula año tras año en la deuda pública y pesa en el bienestar de la población aunque no limite el enriquecimiento de la poderosa oligarquía estadounidense.

La consecuencia de esta deuda acumulada por tantas guerras arteras y hegemónicas es que más de la mitad de la población estadounidense vive con una calidad de vida deteriorada, atrapada en un sistema que prioriza el gasto militar sobre el bienestar social, por ello, la oposición al incremento de esa deuda por guerra debería ser su principal reivindicación social y económica. Los costos que representan cerca del 80 % de la deuda total, representan el gasto directo en guerras. A esto falta por incluir el financiamiento a todos los golpes de Estado, cuerpos represivos, elecciones fraudulentas, financiamiento a medios de comunicación, personajes afines. Por lo tanto, nos atrevemos a decir que la deuda de Estados Unidos refleja en sus diversas manifestaciones, el costo represivo de imponer y mantener el imperialismo. La paradoja es que el país más poderoso del mundo sostiene su poder sobre una deuda que no mejoró la vida de su gente, sino que la limitó.

El costo del imperialismo para la población de Estados Unidos es, por tanto, económico y social. Económico, porque la deuda acumulada por las guerras se convierte en un compromiso impagable que seguirá gravitando sobre el país durante décadas. Social porque, esa deuda no se traduce en beneficios colectivos, sino en la perpetuación de desigualdades; todo para la oligarquía elitesca, poco para la población.

La sombra de la guerra imperialista se extiende hasta el presente y se proyecta hacia el futuro, recordando que cada decisión militar tiene un costo que no desaparece con la retirada de tropas. La deuda estadounidense es la prueba de que el imperialismo no solo destruye fuera de sus fronteras, sino que también arruina la vida de su propia población, quitándole sus expectativas de futuro.

Oscar Rodríguez Estrada

28 de noviembre de 2025



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