Mumia Abu Jamal, el preso político más antiguo del mundo, cumple 70 años en cárceles estadounidenses

imagen: UC Santa Cruz

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Perseguido desde 1981 por la represión judicial y carcelaria estadounidense por su compromiso político y periodístico, está considerado el preso político más antiguo del mundo. Mumia Abu Jamal, que celebra hoy su cumpleaños número 70, se ha convertido en un símbolo mundial en la lucha por la liberación de todos los presos políticos. Desde su detención a los 27 años, Mumia ha pasado 42 años en cárceles estadounidenses, donde ha soportado condiciones de detención infernales.

Todo comenzó en diciembre de 1981, cuando un tiroteo en las calles de Filadelfia resultó en la muerte de un policía y en una herida de bala en el abdomen de Mumia, quien estaba presente en el lugar. Rápidamente, Mumia fue señalado como el culpable ideal, especialmente porque ya era conocido como opositor a las prácticas policiales de Filadelfia y al FBI, que lo vigilaba por ser miembro fundador de la sección local de los Panteras Negras y escritor para su periódico nacional. El carácter político de su encarcelamiento fue inmediatamente denunciado por sus camaradas y simpatizantes.

Después de un juicio sumario, fue condenado a muerte en 1982. Hasta el día de hoy, numerosas asociaciones y grupos militantes señalan un juicio apresurado y claramente político. Amnistía Internacional denunció, por ejemplo, en 2011 "la ausencia de jurados afroamericanos, una representación inadecuada de la defensa, un juez abiertamente hostil, el uso de declaraciones políticas para condenarlo a muerte y el respaldo policial a su ejecución durante todo el proceso". En 2012, tras numerosos llamamientos, fue nuevamente condenado, esta vez a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional.

Al igual que muchos activistas de la izquierda radical estadounidense de las décadas de 1960 y 1970, especialmente de los movimientos radicales negros, sufrió la violenta represión estatal que entonces buscaba sofocar cualquier protesta contra el orden social en un contexto de grandes movilizaciones contra la guerra de Vietnam o contra el racismo estatal.

En su adolescencia, Mumia se acercó a los Panteras Negras, una organización afroamericana de extrema izquierda que luchaba contra los abusos policiales, la opresión y la explotación de los afroamericanos. Se convirtió en redactor para su periódico nacional y participó en la fundación de su sección en Filadelfia. En el momento de su arresto, Mumia también era un periodista de investigación para una radio local que era popular por sus investigaciones sobre corrupción policial y su seguimiento de las luchas de la organización negra radical MOVE, que también fue perseguida fuertemente por el Estado.

El encarnizamiento del Estado contra Abu Jamal también se explica porque nunca renunció a sus convicciones políticas y a la justeza de su compromiso. A pesar de estar encerrado 42 años, de ellos más de 28 en régimen de aislamiento en una celda del tamaño de una plaza de estacionamiento, Mumia Abu Jamal siguió escribiendo y analizando la situación política en nueve libros escritos en la cárcel y publicados por sus camaradas y simpatizantes, en los que analiza el imperialismo estadounidense, apoya el movimiento Black Lives Matter y critica el sistema penitenciario estadounidense. El movimiento Black Lives Matter, que inundó las calles estadounidenses en 2020, reivindico la liberación de Mumia, demostrando su papel estructurante en la política antirracista y anticarcelaria hasta el día de hoy.

Cerca de una quincena de activistas afroamericanos de esa época aún están encarcelados hoy en día. Para la justicia estadounidense, el objetivo es convertir a Mumia en un ejemplo de lo que espera a cada activista que se organiza contra su política racista e imperialista. Con más de 1,9 millones de presos, entre ellos cientos de presos políticos, el sistema carcelario estadounidense es un verdadero instrumento de represión masiva al servicio de las clases dominantes.

Hoy, la lucha de Mumia resuena aún más, en un momento de renovación de los movimientos políticos progresistas de una amplia franja de la población estadounidense, desde los trabajadores que vuelven al sindicalismo combativo hasta los jóvenes que luchan contra las opresiones y el desastre climático. Mientras una nueva generación de jóvenes antiimperialistas lucha en las universidades estadounidenses contra el genocidio del pueblo palestino, hay muchas lecciones que aprender de la historia de Mumia Abu Jamal y su generación militante, que también se enfrentaron al imperialismo estadounidense y su sistema represivo.

A medida que su estado de salud se deteriora a un ritmo alarmante y que el poder estadounidense planea dejarlo morir tras las rejas, es urgente exigir la liberación de Mumia, así como la de todos los presos políticos.

 

 

 



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