Hampa desatada

El hampa no se anda con cuentos, aprovecha todo intersticio coyuntural de los órganos de seguridad para hacer de las suyas. Ayer las comunidades de todo el país quedaron desguarnecidas en razón del “acuartelamiento” ordenado a los cuerpos policiales. En Maracaibo, específicamente, desórdenes acompañados de actos vandálicos de pequeños grupos de manifestantes, infiltrados por el hampa común, mafias (crimen organizado) no plenamente identificadas, quemaron cauchos, incendiaron vehículos, rompieron vidrieras, trancaron las principales vías de desplazamiento vehicular y, en fin, hicieron todo cuanto el guión previamente establecido desde “allá” les indicaba.

Esas horas de confusión fueron aprovechadas por el hampa común, rateros atracadores, invadieron ciertos centros de comida rápida, restoranes, centros comerciales, para hacer de las suyas; las calles de la ciudad lucían vacías de unidades policiales –autos, camionetas, motorizados- por lo que el “trabajo rateril” se les facilitó y su huida no tuvo tropiezos de ninguna índole.

En un restaurant de comida rápida sito en la calle Universidad con avenida 10 –Maracaibo- nos encontrábamos, como lo hacemos habitualmente, un grupo de personas trabajando con nuestras laptop en la tranquilidad de esas horas -4 a 5 de la tarde- cuando dos atracadores, aparentemente clientes del establecimiento, realizaron su acción. Habían esperado pacientemente que los empleados se retiraran del mostrador hacia la cocina, de manera que no quedaron expuestos a sus miradas: ninguno de ellos se dio cuenta de lo que ocurrió en esos tres a cuatro minutos. Uno de los atracadores –con seguridad con adiestramiento policial- mostró un “pistolón” y, haciendo la advertencia de rigor, amenazó a los presentes: “No hagan ningún movimiento, estoy dispuesto a morir, entreguen sus laptops, celulares, relojes…”; quien habló, no tenemos la menor duda, es o ha sido agente policial, por su serenidad, su buen hablar, comportamiento que se aprende en la academia policial para dirigirse a los ciudadanos, ademanes, desplazamiento. Mientras su compañero tomaba nuestras máquinas y las metía en los respectivos maletines, él, en tanto, nos despojó de los celulares y los relojes. Acto seguido, al momento de retirarse, advirtió: “Quédense sentados, al que se levante lo quemo”. El producto del saqueo fueron cinco (5) laptops, seis (6) celulares y cuatro (4) relojes pulsera.

Salieron por la puerta trasera, afuera los esperaba el tercero de los cómplices en una camionetica gris plateada cuya placa tomó uno de los transeúntes apostado en la acera; de inmediato llamamos a los teléfonos de emergencia de la policía. Tomaron nota, mas, no hubo respuesta: estaban acuartelados. Al cabo de una hora de cambiar impresiones, de conversar y resignarnos, nos despedimos y retiramos a nuestros hogares.

Corolario: Extremar las precauciones cuando se visiten centros comerciales de cualquier tipo y tamaño. Los cuerpos de seguridad no deben dejar de patrullar en ningún momento y activar sus operativos ante toda llamada de emergencia. Los vigilantes no deben descuidar su trabajo ni un instante: siempre moscas.


Economista


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César Eulogio Prieto Oberto

Profesor. Economista. Miembro de Número de la Academia de Ciencias Económicas del Estado Zulia. Candidato a Dr. en Ciencia Política.

 cepo39@gmail.com

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