Los que están al lado de
los poderosos pensarán que nunca se equivocan. Seguramente están más
cerca del 'Reino de Dios' los que, si alguna vez se equivocan, lo hacen
por su amor a los desposeídos
-
"La iglesia nos ha enseñado que Dios ha querido traernos las
desgracias, y así nos lleva a la resignación. Eso no es cristiano. La
Iglesia hace intervenir a Dios para forzarnos a obedecer y no
pensar...La Institución sigue inamovible en su pedestal, lejos del
pueblo y de Dios. Y de seguir así se convertirá en una secta, porque
muchos están partiendo hacia otras religiones. La Iglesia debe cambiar,
modernizarse,...".
"Evidentemente, la
Teología de la Liberación es peligrosa para los poderosos. Cuando los
pobres son sumisos aceptan su triste suerte, entonces no hay nada que
temer, son pan bendito para los poderosos. Los del poder pueden dormir
tranquilos. Pero si los pobres se despiertan tomando conciencia de su
condición, convirtiéndose en actores del cambio, entonces esto produce
temor al poder".
"- Yo juzgo a una sociedad
en función de lo que ella hace por los más desfavorecidos...Para mí, el
problema número uno es la injusticia que reina por todas partes. Los
que están en el poder no invierten en los pobres".
"En Francia la injusticia reina"
Entrevista al obispo francés Jacques Gaillot
Jueves 20 de enero de
2011. Son pocos los franceses que conocen el nombre de la máxima
autoridad de la Iglesia católica en el país, pero la inmensa mayoría sí
sabe quién es Monseñor Jacques Gaillot. Hombre extremadamente humilde,
de mirada serena y voz pausada, que sin utilizar frases grandilocuentes
dice lo que quisiéramos escuchar de muchos políticos.
Nació el 11 de septiembre
de 1935 en Saint-Dizier, una pequeña ciudad de Francia. A sus 20 años
debió dejar el seminario para efectuar el servicio militar. Argelia,
donde había una guerra de liberación contra el colonialismo francés, lo
vio llegar. Cuenta que fue una suerte el no haber tenido que portar las
armas, al ser destacado a trabajos sociales, a vivir con la comunidad.
- ¿Qué significó para Usted haber vivido esa guerra?
- Esta experiencia empezó a
cambiar mi vida. Allá me encontré con el islam, una religión muy
diferente a la católica y de la que nada conocía. Supe que los
musulmanes tenían fe en un Dios, que oraban y eran hospitalarios. Ellos
fueron como mis hermanos. Esta inter-religiosidad influyó en mi fe.
También viví la violencia de la guerra, por lo cual me fui convirtiendo
en un militante de la no-violencia. Realmente, Argelia fue para mí un
seminario.
- Después de 22
meses en Argelia, Usted fue enviado a Roma, y en 1961 es ordenado
sacerdote. Hasta que en 1982 es nombrado obispo de la ciudad de Evreux,
en Francia. Pero el 13 de enero de 1995 se le retira esa misión
pastoral. ¿Qué sucedió?
- Unos días antes de esa
fecha fui llamado a comparecer ante las autoridades del Vaticano sin
saber el por qué. Ante mi incredulidad, en unas horas fui declarado
culpable, y en menos de un día se decretó mi expulsión de la diócesis.
El cardenal Bernardin Gantin, prefecto de la Congregación de Obispos me
propuso que firmara mi demisión y se me permitiría tener el titulo
honorifico de obispo emérito de Evreux. Nada firmé. Entonces me
nombraron obispo de Partenia, una diócesis que no existe desde el siglo
V, situada en la actual Argelia.
Con mis pocas ropas dejé
la diócesis de Evreux. Como no tenía donde alojarme, me instalé durante
un año en una edificación recuperada por familias sin domicilio y
extranjeros sin documentos, en Paris. Luego la Comunidad de Misioneros
Espirítanos me acogieron.
- ¿Monseñor, pero
qué llevó al Vaticano a tomar tan drástica decisión? ¿Quizás sus
posiciones políticas y compromisos sociales? Porque, veamos: en 1983 fue
uno de los dos obispos que no votó a favor de un texto episcopal sobre
la disuasión nuclear. En 1985 apoyó el levantamiento palestino en los
territorios ocupados por Israel, además de encontrar a Yasser Arafat en
Túnez. En 1987 prefirió viajar hasta África del Sur para visitar a un
preso, militante contra la segregación racial, en vez de ir al
peregrinaje por la Virgen de Lourdes. En 1988 defendió en la revista Lui
la ordenación de hombres casados. El mismo año se declaró a favor de
dar la bendición a homosexuales. El 2 de febrero de 1989 usted publicó
en la revista Gai Pied un artículo titulado "Ser homosexual y católico".
Desde 1994, usted se implicó directamente en la fundación de
asociaciones de apoyo a los marginados, hasta llegar a conocérsele como
el "Obispo de los Sin": Sin documentos, sin domicilio... ¿No cree que ya
esto es bastante para conseguir enemigos entre los círculos del poder
eclesiástico y civil?
- Aunque hoy sigo sin
pruebas concretas, fuentes fiables me han comentado que el gobierno
francés, en particular el ministro del Interior de la época, Charles
Pascua, tienen que ver con la decisión del Vaticano. No olvidemos que en
Francia este ministerio es encargado de los Cultos. Es muy seguro que
un libro mío contra la ley de inmigración fue la gota que derramó el
vaso.
El Vaticano y el gobierno
francés quisieron aislarme. Pero en 1996, por el primer aniversario de
mi partida de Evreux, algunas amistades crearon en internet la
Asociación Partenia (1), haciendo de mí un "obispo virtual". No llegaron
a imaginar que yo llegaría a animar la única diócesis en expansión, con
más fieles en el mundo y en diferentes idiomas.
Pronto agradecí al Vaticano y a Pascua,
porque ellos me hicieron dar más pasos hacia la otra orilla, donde yo
encontré otra vida. Ahora tengo toda la libertad, vivo en la acción con
los excluidos de la sociedad. Puedo vivir con las gentes, compartir sus
alegrías y sus angustias. Ha sido maravilloso todo el mundo que se me
presentó. Mientras que Pascua está enjuiciado por diversos delitos, y la
Iglesia cada día pierde más cristianos.
- ¿Actualmente, cómo considera a la Iglesia católica?
- La iglesia nos ha
enseñado que Dios ha querido traernos las desgracias, y así nos lleva a
la resignación. Eso no es cristiano. La Iglesia hace intervenir a Dios
para forzarnos a obedecer y no pensar. Muy pocos discursos sobre Dios me
hablan de él, pero cuando alguien habla bien del ser humano, ese me
dice mucho de Dios. La Institución sigue inamovible en su pedestal,
lejos del pueblo y de Dios. Y de seguir así se convertirá en una secta,
porque muchos están partiendo hacia otras religiones. La Iglesia vive
una hemorragia.
La Iglesia debe cambiar,
modernizarse, reconocer que las parejas tienen derecho a divorciarse y a
usar el condón; que las mujeres puedan abortar; que hombres y mujeres
puedan ser homosexuales y casarse; que las mujeres puedan llegar al
sacerdocio y tener acceso a las esferas de decisión; se debe revisar la
disciplina del celibato para que los sacerdotes puedan amar como
cualquier otro ser humano, sin tener que vivir relaciones clandestinas,
como delincuentes.
La situación actual es malsana y destructora para los individuos y la Iglesia.
El Vaticano es la última
monarquía absoluta de Europa. La Iglesia debe aceptar la democracia a
todos los niveles. Se debe cambiar de modelo porque el actual no es
evangélico.
- Qué piensa Usted de la Teología de la Liberación, la cual conoció un desarrollo importante en América Latina?
- Yo me interesé en ella
porque es una teología que habla de los pobres. No se habla de la
liturgia, ni de catecismo, ni de la Iglesia: se habla del pueblo pobre.
Enseña que son los mismos pobres quienes deben tomar conciencia de la
necesidad de su liberación por ellos mismos.
Algunos fuimos muy
sensibles a las enseñanzas de Don Elder Cámara en Brasil, un gran
teólogo (2); a Mons. Leónidas Proaño en Ecuador (3); a Oscar Romero en
El Salvador, y otros sacerdotes latinoamericanos, principalmente. Para
mí fue un choque brutal cuando Mons. Romero fue asesinado celebrando la
misa, el 24 de marzo de 1980. El había dejado la Iglesia de los
poderosos para estar con los pobres. Esta conversión de Mons. Romero me
pareció admirable.
En América Latina han
existido sacerdotes y monjas que han tomado las armas (4). Yo respeto su
decisión, no los juzgo, aunque no estoy de acuerdo por ser un
no-violento.
Evidentemente, la
Teología de la Liberación es peligrosa para los poderosos. Cuando los
pobres son sumisos aceptan su triste suerte, entonces no hay nada que
temer, son pan bendito para los poderosos. Los del poder pueden dormir
tranquilos. Pero si los pobres se despiertan tomando conciencia de su
condición, convirtiéndose en actores del cambio, entonces esto produce
temor al poder.
Parece que es terrible
cuando los pobres toman la palabra y cuestionan la institución eclesial.
Al instante ella dice: 'Atención, miren a estos comunistas'. Porque se
ha tenido siempre la obsesión de la infiltración comunista. Por ello,
regularmente, las dictaduras, los gobiernos represivos y el Vaticano se
unen en un combate común.
Desgraciadamente no existen muchos rebeldes en la Iglesia, porque la institución ha formado para obedecer, para la sumisión.
- ¿Cómo ve Usted la situación social y económica en Francia?
- Yo juzgo a una sociedad
en función de lo que ella hace por los más desfavorecidos. Y es claro
que yo sólo puedo hacer un juicio severo, porque en Francia no se
respeta a todos los seres humanos.
Para mí, el problema
número uno es la injusticia que reina por todas partes. Los que están en
el poder no invierten en los pobres. Tenemos un gobierno que solo
favorece a los ricos, ¡por eso tenemos tres millones de pobres!
Muchos de nuestros
ciudadanos creen que los trabajadores ilegales se aprovechan del
sistema, sin saber que ellos reciben el formulario de impuestos en sus
casas. O sea que son conocidos de la administración, pero como no están
en regla no pueden beneficiarse de ninguna ayuda social. ¡Esto es una
extorsión por parte del Estado!
Y ¿la Iglesia en esto?
Tomemos como ejemplo lo sucedido el 23 de agosto de 1996, cuando casi
mil policías especiales forzaron a punta de hacha las puertas de la
Iglesia Saint-Bernard-de-la-Chapelle en Paris, sacando por la fuerza a
300 extranjeros en situación irregular. Yo estaba escandalizado y
disgustado porque el propio obispo había pedido su expulsión. Y cuando
uno expulsa a humanos que se protegen en una iglesia uno desacraliza esa
iglesia. Y, desgraciadamente, esto continúa sucediendo.
Y ¿qué se hace con los
extranjeros ilegales? Se arrojan en centros de detención, dándoles un
tratamiento propio de campos de concentración. ¡Es lo que sucede hoy en
Francia!
En las prisiones se
produce un suicidio cada tres días. ¡Es enorme! El único horizonte que
tienen los presos es el suicidio. Nunca se había visto eso. En Europa,
Francia tiene el record de suicidios por ahorcamiento en la cárcel.
- El discurso sobre la crisis económica, ¿en donde lo sitúa?
- En esta crisis no son
los ricos quienes están en crisis: los más pobres. Estuvimos
manifestando el año pasado contra las leyes que proponía el gobierno
porque ellas iban a penalizar a los pobres.
Hoy, muchos franceses van
donde el médico, el dentista o el oftalmólogo cuando es algo
verdaderamente de urgencia. Y a veces ya es tarde. Los derechos sociales
se están acabando.
Y la crisis erosiona las
familias. Si alguien ha comprado una casa, luego pierde el trabajo y no
encuentra otro, debe revenderla. Esto trae hasta problemas de droga y
delincuencia.
La vivienda social no es
una prioridad política, porque quienes están en el poder poseen buenas
mansiones. Se construye poco y las personas no saben a dónde ir,
quedándoles los andenes o cualquier sótano insalubre. Y eso no importa,
aunque existen muchos edificios vacios en Paris.
Cuando llega el invierno,
el gobierno habla de "planes". Entonces se abren gimnasios, o cualquier
sala para que lleguen ahí los miles que no tienen alojamiento. Pero
estos "planes" no son solución para el frío, sino habitaciones dignas.
Es una vergüenza, es inhumano, no es cristiano que se deje morir de frio
a cientos de personas en los andenes de Francia.
Como dijo el escritor
Víctor Hugo: "Se hace caridad cuando no hemos podido imponer la
justicia". Porque no es caridad lo que se necesita. La justicia va a las
causas, la caridad a los efectos. Yo no digo que no debe ayudarse con
un plato de sopa o un abrigo a quienes están en las calles. Existen
urgencias. Yo lo hago, pero mi conciencia no queda tranquila, porque
pienso que debemos luchar contra las causas estructurales que tienen a
esas personas en la injusticia.
Lo más triste es que la
gente se está acostumbrando a la injusticia. Y yo digo ¡despierten!
¡Tengan vergüenza! ¡Indignémonos contra la injusticia!
Hoy, la injusticia está
presente por toda Francia. Existen oasis de riqueza, de lujo
desorbitante, y extensos guetos de miseria. En Francia existe una
violación flagrante a los Derechos Humanos, por eso debemos combatir
para que se respeten los derechos de las personas.
- El año pasado se
dieron masivas manifestaciones en protesta contra diferentes proyectos
del gobierno, pero el gobierno hizo oídos sordos.
- Yo creo que cuando no se
respeta al pueblo que se expresa en las calles, no se tiene en cuenta
el futuro. En Francia quedó un sentimiento de rabia. No se puede seguir
así. No se puede seguir metiendo a la policía por todas partes para
contener la inconformidad del pueblo. Esto nos ha llevado a tener un
régimen policial.
La injusticia no trae paz. Todo lo contrario. Existe fuego bajo una olla que quieren tener cerrada. Y puede estallar.
- Las luchas de
Mons. Gaillot por la justicia no sólo son en Francia. También en otros
lares su palabra y acción se han hecho sentir. Deme unos ejemplos.
- Seguimos luchando por los derechos del pueblo palestino. Israel es un Estado colonialista que roba la tierra palestina
y excluye a ese pueblo por la fuerza. Hace más de 60 años que la
Palestina vive bajo la ocupación israelí y la injusticia. Y la llamada
"comunidad internacional" hace bien poco o nada. Por eso nos estamos
movilizando por todas partes para ejercer una presión sobre el gobierno
israelí. Y una de las acciones es boicotear los productos que vienen de
Israel, y principalmente los que son producidos en los territorios
ocupados. Porque 50 productos agrícolas se producen en Palestina para
beneficio israelí. Mientras los palestinos vivan en la injusticia, allá
no existirá la paz.
Cuba. Este es un país que
tiene futuro. Yo pude constatar que es un pueblo digno, con coraje y
solidario. En Cuba puede haber pobreza, pero no existe la miseria que se
ve en cualquier otro país de América Latina, o en la misma Francia o
Estados Unidos. A pesar del bloqueo que le tiene Estados Unidos, todos
tienen salud y educación gratuita, y nadie duerme en las calles. ¡Es
increíble!
Yo hago parte del Comité
International por la Libertad de los Cinco Cubanos presos en Estados
Unidos. Ellos luchaban contra las acciones terroristas que se preparaban
en Miami. Estoy en ese Comité porque me di cuenta que se había cometido
una injusticia contra ellos, y eso no se puede tolerar.
- ¿Qué piensa de la
manera como la prensa francesa trata los procesos sociales y políticos
alternativos que se desarrollan en América Latina? Y, ¿por qué esta
prensa tiene la tendencia a ridiculizar a presidentes como Evo Morales o
Hugo Chávez?
Este comportamiento de la
prensa se debe a que, regularmente, Francia apoya a quienes no debería.
Es cuestión de intereses. Estos presidentes no hacen lo que quieren los
ricos, entonces Francia se pone del lado de esos ricos. Es como lo hace
en África.
Ahora, la participación de
las mujeres latinoamericanas en política es sensacional. Por ejemplo,
una mujer a la cabeza de Brasil, ¡es extraordinario! En Francia no hemos
sido capaces de tener ni una Primera Ministra: ¡somos tan machos! Ah,
sí, una vez tuvimos a la señora Edith Cresson, pero no se pudo quedar
por mucho tiempo debido a que la quisieron masacrar en su condición de
mujer. ¡Somos machos y vulgares como no se lo pueden imaginar!
En la actualidad no es la vieja Europa que da el ejemplo, es América Latina. Debemos mirar para allá.
- Mons. Gaillot, dos
últimas preguntas: ¿A usted cómo lo consideran los otros altos miembros
de la Iglesia católica? Y, ¿como ciudadano y ser humano, ve una
alternativa a la situación social en Francia?
- En general, mis
relaciones con los otros obispos son cordiales, aunque algunos prefieren
ignorarme. Eso sí, no me hacen llegar ningún documento de la
Conferencia Episcopal, ni me invitan a la asamblea anual en Lourdes.
Tampoco han dicho el por qué, ni yo lo he pedido, aunque otros
sacerdotes sí lo han hecho sin haber recibido nunca una respuesta. A
veces esto no es confortable, pero lo que me conforta es que estoy en
paz con mi conciencia, por decir lo que pienso, por denunciar la
injusticia.
Por la segunda pregunta.
Tengo confianza, esperanza en los hombres y mujeres. Vamos a seguir
avanzando. Existen movimientos ciudadanos que están creando un tejido
asociativo alternativo. Veo muchos combates que nacen y se desarrollan
poco a poco. ¡Es formidable! Cada uno debe encontrar el camino donde
luchan otros.
La unidad: sí, esto es lo que puede ayudar a salvar la democracia y a los derechos de las personas. Yo tengo la esperanza.
Nota:
2) Fue arzobispo de Olinda y Recife. Murió el 27 de agosto de 1999.
3) Llamado el «
Obispo de los Indios », también el « Obispo Rojo ». Ejercía su labor
pastoral en la ciudad de Riobamba. Murió el 31 de agosto de 1988.
4) Han sido varios
los sacerdotes y monjas que se han sumado a las guerrillas. El precursor
fue Camilo Torres, en Colombia, quien cayó en combate el 15 febrero de
1966. En Nicaragua, durante la guerra contra la dictadura de los Somoza,
muchos siguieron su ejemplo, siendo Ernesto Cardenal el más destacado.
Hernando Calvo Ospina es periodista y escritor colombiano, residente en Francia. Colaborador de Le Monde Diplomatique.
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