Ni la corrupción del Madurismo ni el tutelaje de los Estados Unidos

Los que fuimos enemigos de la corrupción, sus corruptos y protectores en Venezuela durante las décadas de los años 70, 80 y 90, no podemos ahora ver para los lados, ponernos tapabocas, sacar justificaciones de donde no las hay o mantenernos en silencio ante lo que vive el país y lo llevó a su quiebra absoluta. No podemos dejar de decir: ¡Paren! A aquellos que buscan los culpables en las capas medias con frases como: "Maduro ese ministro te está engañando" o "Maduro no te están diciendo la verdad", ellas son muestra de la más inservible inocencia que hoy ampara a los que manejan el aparato ideológico del estado.

Pero tampoco, muchos de los que no aceptábamos el robo y la vagabundería de quienes con su disfraz de "democracia" antes o ahora de "socialista" acaban una nación, podemos olvidar los hilos que mueven al mundo, el sutil o a veces brutal amparo internacional que busca tan solo garantizar la hegemonía sobre sus colonias culturales y económicas. Regiones enteras del planeta como África o parte del mundo árabe han sido inmisericordemente golpeados bajo esa lógica, unos por la desidia como agresión y otros por su ataque directo; sin aspaviento pero con firmeza, los venezolanos debemos seguir sosteniendo nuestra utopía por la independencia y la libertad real de los pueblos.

Si aquellos feligreses del madurismo son ciegos para ver los verdaderos culpables del saqueo venezolano, no lo son menos quienes abogan la intervención militar directa e internacional en el país.

Nosotros, los que no creemos en los unos ni en los otros tenemos que alzar nuestra voz e imponer el sentido de nuestra venezolanidad y nuestra también decidida lucha contra los ladrones y saqueadores. Esta posición que podría verse como la opción más débil en la mesa de los acontecimientos actuales, es también la que tiene mayor potencial político y humano porque representa la salida con más sentido común y apego a la idiosincrasia del pueblo venezolano: un pueblo frontal, honesto pero caribeñamente suspicaz, más allá de aquellos que se empeñan en encasillarlo en sus reducciones de chavista o de oposición. Y lo mejor de todo, ese sentido común y nuestra venezolanidad no se apartan ni un milímetro a lo plasmado en la Constitución de 1999.

Un pueblo movilizado en esta tercera opción tiene que presionar sin descanso a Maduro y su séquito para obligarlo a oír; oír lo que quiere y siente la gente, y acabar con la extorsión y la trampa electoral vivida en los últimos tres años. Un pueblo movilizado para acabar con la manipulación de un Consejo Nacional Electoral invalido, sin los ventajismos groseros y las jugarretas de la cúpula civil, militar y paramilitar del gobierno pero además y no menos importante para que las mismas pancartas que acuñen contra la imposición de Maduro, digan sin temor: "no aceptamos la intervención militar de ningún país en nuestro territorio".

Sin duda lo anterior necesita una transición en aquellos poderes que aseguren los principios constitucionales. Transición de poderes donde tienen que estar representadas todas las fuerzas sociales del país y no solo la burocracia Madurista: un nuevo Consejo Nacional Electoral, nuevo Tribunal Supremo de Justicia y fin de esa estructura ficticia llamada Asamblea Nacional Constituyente.

Apoyemos a quienes el gobierno creyó haber execrado o marginado por el pecado de la honestidad que no pudieron comprar: No es casual que los mismos que se oponen al Arco Minero -bandera del "lacraje" del capitalismo mundial que apoya este gobierno-; propongan que, ante la necesidad de buscar salidas a la crisis política e institucional de Venezuela, sea el pueblo quien decida, ya sea bajo la figura inicial del referéndum (Plataforma por el Referéndum Consultivo) o como algunos otros sostienen, por elecciones directas y decisorias.

¿Si no actuamos nosotros quienes actuarán? Sencillo, los que han hecho fortuna al amparo del madurismo y cabellismo, a ellos les aterra el futuro, le temen como a nadie ver caer sus "emporios" económicos de la noche a la mañana. Ese temor los lleva hacer lo que para ellos es rutina: venderle su alma al mejor postor o al diablo si es necesario. Ya se conocen los movimientos de esos personajes para simular su apego a la democracia e inclusive los rumores de su participación en las reuniones que precedieron los eventos fallidos del 30 de abril.

Triste final para los que dieron de comer en sus manos a los perros que hoy los devoran.

 

cespino58@gmail.com



Esta nota ha sido leída aproximadamente 1370 veces.



Noticias Recientes:

Comparte en las redes sociales


Síguenos en Facebook y Twitter




Notas relacionadas

Revise artículos similares en la sección:
Ideología y Socialismo del Siglo XXI


Revise artículos similares en la sección:
Anticorrupción y Contraloría Social