Ante la impotencia pronunciada de EEUU y la Unión Europea, y ante la humillación del presidente de Georgia, el invasor de Osetia del Sur que se ha convertido en un virtual "rehén" de Moscú, las tropas continuarán desplegadas en la región pese a que el Kremlin haya firmado "oficialmente" el acuerdo del cese al fuego al que el canciller francés definió como un "pedazo de papel". En las últimas horas la prensa rusa difunde versiones según las cuales Moscú podría amenazar con la interrupción del estratégico oleoducto que trasporta petróleo a Europa desde el Caspio y cuyas redes de tendido pasan a través de Georgia.
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Pese a que los enfrentamientos han cesado, las fuerzas rusas permanecían en territorio georgiano en apoyo de los separatistas de las regiones de Osetia del Sur y Abjasia.
Según un corresponsal de la AFP, las fuerzas de Moscú, apoyadas por dos tanques y otros cuatro vehículos blindados, se adentraron en Igoeti, en la carretera principal que va desde Osetia del Sur a Tiflis, a sólo 30 km de la capital georgiana.
Los rusos también seguían
controlando el principal retén de entrada a Gori, a 60 km al noroeste de
Tiflis, y bloquearon el acceso de periodistas a esta ciudad, que se encuentra
fuera de Osetia del Sur y era antes una base de las fuerzas georgianas.
El presidente de Georgia, Mijail Saakashvili, apoyado por Occidente, firmó el
viernes un acuerdo de alto el fuego de seis puntos, y aumenta la presión para
que Rusia haga lo propio.
Al respecto, el ministro ruso de
Exteriores, Serguéi Lavrov, aseguró el viernes tras reunirse con Medvédev que
las tropas de su país sólo abandonarán territorio georgiano "a medida que vayan
cumpliendo" esas medidas, en lo que invertirán el tiempo que "sea necesario".
"No depende sólo de nosotros, ya que nos estamos encontrando con toda clase de
problemas creados por la parte georgiana. Todo depende de lo rápido que se
solventen esos problemas", subrayó el ministro, citado por la agencia Interfax.
EEUU y sus aliados de la UE, que auspician una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU para formalizar el acuerdo de alto el fuego buscan una votación al respecto antes de que termine la semana. Pero Moscú se niega a insertar cualquier referencia a la integridad territorial de Georgia, lo cual traba las negociaciones.
Con el correr de las horas se van confirmando las hipótesis de que Rusia ha decidido mantener sus posiciones territoriales conseguidas en Georgia y que ha reforzado el cerco de su dispositivo militar por aire, mar y tierra, en prevención -como sostienen analistas rusos- de alguna operación del Pentágono orientada a instalar tropas y armamento especial en territorio georgiano.
El Kremlim teme en especial -según algunos medios rusos- alguna operación de Washington orientada a crear un conflicto internacional con la instalación consentida por el gobierno de Georgia de unidades especiales que desafíen la hegemonía de las fuerzas rusas.
A esta situación se agrega la tensión emergente de la firma de un acuerdo para la instalación de un escudo nuclear de EEUU en Polonia que Rusia considera como una directa amenaza a sus fronteras.
La prensa de Moscú comenzó a difundir desde el viernes versiones de "fuentes oficiales" asegurando que el estado mayor del Kremlin se reserva como carta en la manga una advertencia de interrupción del estratégico oleoducto Bakú-Tbilisi-Ceyhan (BTC), que pasa través de Georgia y se extiende desde las riberas del Caspio en Azerbaiyán hasta la costa meridional de Turquía en el Mediterráneo.
Mapa del oleoducto BTC: por él pasa la mayor parte de crudo que produce la región
Es la única tubería que lleva al continente europeo el crudo del Caspio sin pasar por Rusia, que hasta su construcción ostentaba el monopolio de los suministros de hidrocarburos procedentes de Asia Central.
El BTC ha costado unos 3.600 millones de dólares (unos 2.370 millones de euros), que aportaron varias petroleras internacionales, entre las que se destacan British Petroleum y las norteamericanas Chevron y Conoco-Philips.
De ser destruido o interrumpido el vital oleoducto, el monopolio de los suministros de petróleo volvería a la ruta rusa, a través de Bielorrusia y Ucrania. Puesto en funcionamiento en 2006, el BTC permite a Europa obtener diariamente 1,2 millones de barriles de crudo.
"Los suministros de energía en Europa podrían interrumpirse si un oleoducto clave que pasa a través de Georgia es destruido o queda bajo el control de Rusia", advirtió este sábado el candidato republicano John McCain.
Expertos europeos venían advirtiendo que los bombardeos rusos en Georgia y los combates en la República separatista de Osetia del Sur podían dañar o destruir el estratégico oleoducto Bakú-Tbilisi-Ceyhan (BTC), que se extiende desde las riberas del Caspio en Azerbaiyán hasta la costa meridional de Turquía en el Mediterráneo.
La presión militar rusa sobre el Cáucaso, su virtual ocupación de Georgia, recreó el temor en Washington y la Unión Europea de que finalmente Moscú decida extorsionar con alguna acción sobre el oleoducto para desnivelar las negociaciones a su favor.
Con un dejo de impotencia, y sin tener ninguna acción clara para neutralizar la jugada de Moscú, la Casa Blanca y sus socios sionistas europeos aumentaron los decibeles de sus "advertencias".
La secretaria de Estado
norteamericana, Condoleezza Rice, insistió el viernes, durante una visita a Tiflis, en
que las fuerzas rusas deben abandonar "inmediatamente" Georgia,
(conducida
por un gobierno títere de Washington en el Cáucaso), tal como estipula el
acuerdo.
Rice indicó que el presidente ruso, Dmitri Medvedev, "claramente no cumplió" su
"promesa verbal" de suspender las operaciones militares en el país vecino.
El presidente estadounidense, George W. Bush, también urgió a Moscú a retirar
sus tropas y dejar de lado las "amenazas e intimidación" a Georgia.
Según Shotá Utiashvili, portavoz del
Ministerio del Interior de Georgia, en estos momentos, tropas rusas aún
mantienen el control sobre las ciudades georgianas de Gori, cerca de la
frontera con Osetia del Sur, Sennaki y Zugdidi, que se encuentran a unos pocos
kilómetros de la separatista Abjasia, y el puerto de Poti.
El mando militar ruso, por su parte, reconoce que en todas esas ciudades
ha destruido las principales instalaciones militares georgianas, lo que incluye
varios buques de guerra en Poti, ante lo que nada ha podido hacer el Ejército
georgiano, concentrado en la defensa de Tiflis.
"Los rusos continúan su agresión y ocupación. Quieren desatar el pánico. Rusia
quiere un cambio de régimen. También quiere alejar a la OTAN de Georgia. Esta es
una lección para todo el mundo, que uno no se puede fiar de los rusos", señaló a
EFE David Darchiashvili, jefe del comité de Integración Europea del Parlamento
georgiano.
En tanto, y con respecto a
Osetia y Abjasia, el subjefe del Estado Mayor del Ejército ruso, Anatoli
Nogovitsin, aseguró el sábado que las tropas de paz rusas "nunca" abandonarán las
regiones separatistas georgianas.
"Si renunciáramos ahora a cumplir nuestras funciones, ¿quién garantizaría allí
la seguridad?", señaló.
El general también denunció que grupos subversivos y francotiradores georgianos
aún están "muy activos" en Osetia del Sur, algo que negó rotundamente a
EFE el portavoz del
Ministerio del Interior de Georgia, Utiashvili.
El líder conservador británico, David Cameron, aprovechó este sábado su visita a la capital de Georgia para lanzar a Rusia el "claro mensaje" de que mientras ostente el control de determinados territorios de la antigua república de la Unión Soviética, "que no debería ostentar, cualquier cosa que ocurra es bajo su responsabilidad". "Si cualquier atrocidad tiene lugar, tendrá que ser tenida en cuenta", afirmó.
Desde Tiflis, el dirigente 'tory' recordó que "sólo a unas pocas millas de aquí hay todavía tropas rusas sobre el terreno, haciendo aún daño" y, por ello, reiteró el "claro mensaje" al Kremlin acerca de que hay una "libre, independiente y soberana democracia cuyas fronteras y legitimidad debe ser respetada".
En consecuencia, advirtió a Rusia de
que "lo que destruya" a raíz de la crisis, la comunidad internacional, "la
Unión Europea y la OTAN ayudarán a restaurarlo".
Asimismo, aprovechó para reclamar a la OTAN que acelere los trámites para la
incorporación de Georgia, uno de los motivos que precipitaron la reacción
militar del Kremlin la pasada semana, aparte de proponer la expulsión de Rusia
del G-8 y restricciones más severas para la concesión de visados de entrada de
sus ciudadanos en el Reino Unido.