Caracas, 13 Jul. La venezolana Dayana Mendoza obtuvo este domingo la quinta corona para el país en el Certamen Miss Universo 2008, número 57, que se realizó en el Crown Convention Center, del Diamond Bay Resort, en la pequeña ciudad playera de Nha Trang, Vietnam.
Mendoza, de 22 años y caraqueña de nacimiento, supo alzarse en el certamen universal con sus 1,76 centímetros de estatura, ojos verdes y cabello castaño por encima de la colombiana Taliana Vargas. Antes de ella la precedieron Maritza Sayalero en 1979, Irene Sáenz en 1981, Bárbara Palacios en 1986 y Alicia Machado en 1996.
El Concurso Miss Universo, de origen estadounidense, es realizado por la Organización Miss Universo, cuyo dueño actual es el multimillonario Donald Trump, propietario de grandes redes de hoteles y casinos en todo el mundo. Empresas privadas de los ochenta países participantes compran franquicias para el premio, y realizan concursos locales para escoger sus candidatas. En el caso de Venezuela, la tarea corresponde a la Organización Miss Venezuela, propiedad de la familia Cisneros.
90-60-90
La noticia, si bien trae alegría a las y los venezolanos, pone de nuevo en la palestra las críticas de sectores progresistas a los concursos de belleza, que exaltan la figura y el aspecto de la mujer en base a patrones occidentales preconcebidos, por encima de su inteligencia y capacidades.
El concurso, por ejemplo, exige que las participantes deban tener entre 18 y 27 años, nunca se hayan casado y nunca hayan estado embarazadas. Igualmente, debe contar con pasaporte y visa estadounidense. Las que tienen más oportunidades de ganar son las que se acercan a "las medidas perfectas": 90 cm en busto, 60 cm en cintura y 90 cm en cadera, y medir por lo menos un metro setenta centímetros de altura.
Cultura estadounidense, para el mundo
A pesar de que el concurso se realiza cada año en un país distinto del mundo, los elementos culturales occidentales siempre prevalecen y se transmiten en vivo a 170 países (aún cuando sólo 80 países participan). Es un espectáculo de altísimo rating que, más allá del entretenimiento y las jugosas ganancias publicitarias, se ha convertido en una nueva forma de transculturización desde sus inicios, en 1951.
Por ejemplo: el estadounidense Jerry Springer y la cantante británica Melanie Brown, de las Spice Girls, fueron los anfitriones de la noche. El jurado estuvo compuesto por el hijo de Trump, Donald Trump Jr.; el diseñador de moda italiano Roberto Cavalli, la actriz puertorriqueña Nadine Velázquez, el estilista estadounidense Louis Licari, la Miss Universo 2004 Jennifer Hawkins (australiana) y el experto en transformaciones, John Nguyen.
Son diversas las opiniones en contra de este tipo de concursos. Un artículo del analista argentino Marcelo Colussi resalta: "En un mundo regido ampliamente por la idea de lucro, de ganancia económica a costa de cualquier otra cosa, también la belleza ha pasado a ser un artículo más de consumo, una mercadería".
Colussi opina que "mientras sigue muriendo de hambre una persona cada 7 segundos a nivel mundial, y mientras la fabricación de armamentos continúa siendo el principal negocio de la humanidad, hay una alegre tendencia al consumo de 'artículos para ser bellas o bellos', como cirugías plásticas, dietas para mantenerse delgado, siliconas para implantes y cosméticos (estos últimos facturan ventas de 14.000 millones de dólares anuales). ¿Todo esto nos da más belleza? Cuarta conclusión: lo superficial, lo banal, lo puramente cosmético ocupa un lugar cada vez más creciente en la civilización hedonista que impone el capitalismo desbocado. La forma superó al contenido".
El capital usa la belleza para desaparecer lo más importante
No es ningún secreto que la Organización Miss Venezuela, que dirige Osmel Sousa bajo el amparo de la Organización Cisneros, ha logrado una sobrada reputación "fabricando" misses a través de una escuela que las prepara físicamente para el concurso nacional, que escoge a las participantes para el Miss Universo, Miss Internacional y otras franquicias de belleza femenina.
La organización no duda en hacer lo necesario para que las misses se vean "perfectas" según sus patrones de belleza, lo que incluye, obviamente, el realizarles cirugías estéticas e implantes de senos. El semanario zuliano Version Final del pasado 11 de julio describe las operaciones que requirió Mendoza:
* "En la nariz tiene un ligero retoque para evitar que se le viera hacia abajo al sonreir".
* "El busto lo tiene operado porque Dayana era muy plana".
* "Al Miss Universo fue mucho más bronceada para resaltar su color de ojos". Indica también que requiere pestañas postizas, porque "las naturales son muy corticas".
Este excesiva valoración de las formas y la belleza estética por encima de los contenidos y el pensamiento progresista se manifiesta con frecuencia en las entrevistas hechas a las jóvenes, a pesar de su rudo entrenamiento. Este año, la rusa Vera Krasova aseguró, en la ronda de preguntas finales del Miss Universo, que no considera que haya discriminación con las mujeres en la actualidad, algo que sin duda ofendería a cualquiera de las luchadoras por los derechos de la mujer.
Pero nada supera a Gabriela Oviedo Serrate, Miss Bolivia 2004 y participante en el Miss Universo de ese año, quien dio aquellas polémicas declaraciones consideradas racistas:
La gente que no conoce mucho sobre Bolivia piensan que todos somos indios de el lado oeste del país, es La Paz la imagen que refleja eso, esa gente pobre y gente de baja estatura y gente india... Yo soy del el otro lado del país, de el lado este, que no es frío, es muy caliente, nosotros somos altos y somos gente blanca y sabemos inglés y ese concepto erróneo que Bolivia es solo un país andino está equivocado.
Sus palabras en aquel momento sorprendieron a muchos, pero hoy se han vuelto mucho más cotidianas en boca de adversarios del presidente Evo Morales.
Más allá del entretenimiento
Millones de venezolanas y venezolanos vieron gratuitamente el Miss Universo a través del canal privado Venevisión. Son muchas las anécdotas (como la caída de Miss Estados Unidos, Crystle Stewart, durante el desfile en traje de noche, por segundo año consecutivo), o la alegría de ver a tres latinoamericanas en la gran final. Muchos venezolanos salieron a la calle a celebrar la victoria de Mendoza, y lanzaron cohetones. Son interesantes los chismes de que Donald Trump no había concedido en doce años un nuevo triunfo a Venezuela como "castigo" a los escándalos que Alicia Machado cometió durante su reinado en 1996.
Más allá de esto, es necesario mantener un espíritu crítico ante los concursos de belleza. Sectores progresistas que apoyan al proceso bolivariano han indicado la importancia de inventar nuevas formas de entretenimiento televisivo que llamen la atención de la población, y que puedan competir tanto en estética como en contenido contra este tipo de concursos, que siguen estando entre los programas más vistos por los venezolanos.