El Marino y la agresión imperial

Me sentí defraudado por la omisión de la enseñanza náutica y náutico pesquera en la Ley Orgánica de Educación. Fue obvio para mi, que a pesar de la participación de quienes administraban la función pública y privada de la marina mercante, en la paralización de la flota petrolera y del comercio internacional de Venezuela, en diciembre de 2002, aún para el actual momento, y a pesar de la amenaza del imperio, son los mismos, quienes aún dirigen la actividad marítima de Venezuela, vinculados a planes de destrucción de la Revolución Bolivariana. Sin embargo, esta Revolución nuestra ha hecho más por los marinos de condición humilde, por los pescadores artesanales, por otras comunidades que viven de modestas actividades de transporte marítimo y fluvial o cuyas actividades dependen de este modo de transporte, en sus remotas comunidades, que ningún otro gobierno antes.

Recordé en breve la eliminación de la pesca de arrastre, que acabó con la pesca artesanal en mi comunidad y en otras comunidades de mi natal Estado Falcón. Recordé que hace cinco años, la mía era una comunidad de ancianos, pues la juventud había emigrado, por ausencia de actividad alguna, en la que obtener empleo. Vino a mi mente que en mi remota comunidad rural y de pescadores no hubo médico y ahora los hay y que hace unos días intervinieron a un pescador artesanal adolescente, herido gravemente por las aspas de la hélice del motor fuera de borda, cuando su embarcación volcó y puso quilla al sol.

Recordé la nueva escuela bolivariana, que crece e instruye el intelecto, provee espiritualidad cultural y alimenta a nuestros educandos; a la precaria edificación donde funciona apresuradamente un liceo, para satisfacer la creciente demanda de nuestros adolescentes, donde he pensado un Bachillerato Náutico, Agropecuario y de Mecánica Agrícola y Naval. Recordé al mercalito, que cada semana renueva suministros, para proveer a la población de alimentos, a precios extraordinariamente asequibles y no pude evitar pensar en la creciente actividad de siembra de melón, tan lucrativa, pero funesta, por el envenenamiento con insecticidas de la población joven que regresó al lugar, y de las tierras, por el monocultivo, inescrupulosamente financiado por grupos de comerciantes foráneos, ante la creciente demanda del producto.

Concluí que, como en diciembre del 2002, los marinos quienes no han tenido oportunidad de recibir enseñanza alguna para su actividad y junto a ellos muy pocos de quienes sí tuvimos ese exclusivo privilegio, pero suficientes, seremos cada uno un soldado para defender a la Patria, en el medio que nos es propio y transportar alimentos y otros bienes para sostener la resistencia de nuestras comunidades, frente a la inminente agresión imperial, en una guerra de marcadas asimetrías, que hará que la Revolución Bolivariana le suministre otra derrota al imperialismo. Y como no aprestarnos a defender la Patria y a esta Revolución nuestra, que ha traído para mis hermanos y colegas del mar de modesta condición una vida digna, el restablecimiento de su actividad ancestral y ha sustraído a miles de sus familias de cinturones de miseria alrededor de las ciudades, donde emigraron, tras la desaparición de la pesca artesanal y de la agricultura. Pocas dudas tengo de que cientos de comunidades rurales costeras o fluviales se aprestan a luchar por la Revolución Bolivariana, como lo hace la mía. Dios, Patria, Socialismo o Muerte… VENCEREMOS.


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Rafael Flores

Capitán de altura y productor agrícola

 eveliseyrafael@hotmail.com

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