Chávez como pan caliente

Chávez es un producto que se vende sólo, consumible entre las masas. En cruel estudio de mercadeo o en rueda capitalista, Chávez es una buena inversión. Chávez no necesita publicidad, podría volverse latosa y pasar de lo pegajoso a lo empalagoso y, a veces, quien quiere ayudar, con callarse sobra. Contrario a la publicidad comercial, Chávez no demuestra ser el producto ideal para solucionar un problema, Chávez es el ideal; vale decir, Chávez, a la inversa de un producto comercial, no se vende como posible, no es ilusión, no es error. Es una estructura encaminada sabia y prudentemente hacia el objetivo cierto que es la transformación radical de todo el andamio social y económico de este país, rico por sus recursos pero con marcadas desigualdades.

En este andar constructivo es de suma importancia la unidad de las fuerzas izquierdistas, bolivarianas, socialistas, de avanzadas, desprendidas y justas; de allí la propuesta de un partido de unidad socialista que se pudiese llamar Psuv. Inverso a otros partidos este hace un llamado al trabajo social y a una gran participación de las bases desde sus propias comunidades para la escogencia de los delegados y participar en un gran congreso fundacional. Un partido que sea ejemplo de una verdadera democracia, un partido de hombres y mujeres trabajadores, honestos, solidarios y responsables, muy desinfectados de viejos, arraigados y pecaminosos vicios “cuartorepúblicanos”, muy notorios en algunos.

La empatía de Chávez con su pueblo está en esa armadura, dura e invulnerable, frente a las caricias tentadoras del capitalismo mundial, arma letal del imperialismo norteamericano para coquetear con los Presidentes de otras naciones para obtener su permiso de montar el tarantín de expoliación, explotación de recursos y venta de cualquier cosa incluyendo valores, culturas, estereotipos, concepciones y la devastadora ideología del consumismo, y el absurdo, de la competencia y la explotación humana.

Para la genuina construcción del Socialismo del Siglo XXI es vital un partido fuerte y auténticamente revolucionario, de allí la propuesta del Psuv que en Barinas, en su primera jornada arrojó una aceptación abismal que sorprendió a todos. Barinas es chavista, se identifica con el Líder, cree en Líder y ama al Líder. En Barinas, pulverizando todos los pronósticos de los adversarios del proyecto bolivariano, se logró una inscripción de más de 70 mil personas en la primera jornada de tres fines de semana seguidos. Proyectando una tendencia ceca de las 200 mil personas, cuando la cuota exigida para Barinas era de unos 120 mil registrados.

Sin duda, Chávez se vende como pan caliente. Su simpatía es avasallante y es por eso que hasta en su tierra natal le dan el apoyo que quiera con tal de seguir consolidando este sueño legado de nuestro Libertador y que no es otro que seguir haciendo una Patria libre y de alta dignificación humana y justicia social. Con Chávez se desmorona aquel viejo dicho “nadie es profeta en su tierra”.


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Santana Jerez Uzcátegui


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