No sé si seguir tomándolos en serio o si, mejor, los dejo que se cuezan en su propia salsa y no pierdo más mi tiempo con ellos. Hablo de quienes están totalmente de espaldas a la realidad y al parecer nada han aprendido de los errores y horrores del pasado, pero que además actúan con una violencia verbal grosera, calumniadora e irrespetuosa, al peor estilo de ciertos programas gubernamentales de VTV. Gritan que las primarias fueron abiertas y todo el mundo convocado, por lo que "era obligatorio participar y quienes no lo hicieron no pueden opinar ni objetar nada", ni mucho menos tener derecho a proponer algo distinto. Según estos energúmenos, ese resultado de las primarias es de obligatorio cumplimiento y no puede ponerse en duda su validez. Pero lo peor es que lo dicen quienes se han negado muchas veces a participar en las elecciones nacionales, las que sí son convocadas para que todos participen, están regidas por la Constitución y las leyes y tienen mecanismos claros de control por quienes participan.
Esos abstencionistas profesionales son quienes ahora afirman que todos los partidos de oposición tenían que participar en las primarias que la PUD convocó. ¿Por qué? Pues porque ellos así lo dicen y ya. Y llegan al extremo de decir que "si no participaron, fue porque no quisieron y están fuera del juego electoral". Además, afirman que María Corina es la única que puede ser candidata y, si no es ella, será también la única que dirá quien la representará, si es que la sensatez, digo yo, llega a entrarle en el cerebro y se convence que no la dejarán inscribirse. Hablan del masivo respaldo popular que tiene María Corina, y dan cifras entre el 70 y el 90 por ciento de algo, sin analizar el origen y validez de las mismas, más allá de ser producto de unos rabiosos anencefálicos. Para ellos, todo lo que ocurra fuera de ese escenario es de "alacranes" vendidos al régimen de Maduro.
Repito lo que he afirmado en la red X: las primarias recientes fueron una actividad particular de un grupo de mini partidos opositores y de sus líderes. Ellos hicieron su fiesta, en la que la mayoría de gente ni se coleó ni quiso que la invitaran. Por lo tanto, salir a decir después que fue un evento popular masivo y obligatorio es una solemne ridiculez. Alegar que fue un evento amplio de todo el pueblo venezolano y machar lo de 2,5 millones de votantes, contados sólo por ellos, y presentado como algo "masivo, nunca visto en Venezuela", es simplemente una alucinación. Hay quienes han dicho que es el evento democrático más importante de todo este siglo. Desconocen hasta sus propias primarias: en 2012, que elige a Capriles con más votos que la reciente y una participación de 17 por ciento del REP; o en 2017, la consulta de la Asamblea Nacional opositora, con 7,5 millones de supuestos votantes y 98% de respuestas positivas a las 3 preguntas presentadas.
Ante esa "millonada" de votos en 2017, los supuestos 2,4 millones de las primarias recientes lucen muy disminuidos. Deberían entender algo tan simple como que las primarias son válidas para quienes las organizaron y participaron en ellas. Ellos ya tienen su candidata que es María Corina. Lo absurdo es que quieran obligar a los demás a aceptarla como candidata. Y si alguien se niega o hace otra proposición, se enardecen, insultan, amenazan y agreden, en medio de convulsiones epileptiformes. Se entiende que María Corina tiene derecho a luchar por participar en las elecciones venideras. Y tiene también derecho de no revelar su estrategia, si es que la tiene, y derecho a triunfar en ese empeño o a simplemente equivocarse y ser derrotada, como lo ha sido muchísimas veces en este siglo. Y como lo hemos sido todos en algunos o varios momentos de nuestras vidas. Sólo se le pide que cuando se llegue a las chiquitas, no actúe visceralmente.
No se empeñen en salidas que no lo son. No le sigan haciendo el juego al gobierno o al régimen, si es que la palabra les gusta más. Recuerden aquello del "cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres", que los llegó a entusiasmar tanto que aún no han superado el estrepitoso fracaso de esa política nefasta. Desde ya deberían estar preparando el escenario para una salida distinta de la candidatura de María Corina, y eso en absoluto significa una traición a nadie ni a nada, ni una componenda con Maduro ni nada por el estilo. Maduro ganará si la gente no va a votar, entre otras cosas por no ver ninguna candidatura con suficiente respaldo como para derrotarlo. Y si la estrategia de María Corina se basa en tener una fuerza poderosísima escondida, que desplegará exitosamente en su momento, lo único que le pediría es que no la despliegue contra Venezuela y su gente.