Misión policial "Limpiecitos como un sol"

Parece chiste, pero es anécdota, pues al toparme con un aviso en el cual invitan a los jóvenes mayores de 18 años a formarse como funcionarios policiales, recordé unos sucesos que presencié tiempo atrás en Falcón y aunque ahora produzcan risa, en su momento generaron indignación en quienes los observamos. Por casualidad, esta fiel espectadora de las series policiales La ley y el orden: Unidad de Víctimas Especiales e intento Criminal, durante dos días seguidos y en dos puntos distintos de la región, fue testigo de enfrentamientos verbales entre funcionarios de la policía del estado (Polifalcón) y el pueblo que hacía colas en locales comerciales para adquirir los productos de limpieza, aseo personal y víveres que escaseaban hace cinco o seis años (ahora lo que escasea es dinero en las cuentas bancarias, y si trabajas en el sector universitario ni se diga).

En fin, el primer episodio lo viví en las afueras de un pequeño comercio propiedad de una familia china, ubicado en el centro de la ciudad de Punto Fijo. Allí –a eso de las seis de la tarde- un grupo de aproximadamente 40 personas gritaba frente al local exigiendo que saliera el efectivo policial que momentos antes había golpeado a una mujer que deseaba comprar jabón en polvo y champú.

De acuerdo a las versiones de la agredida y los testigos, en un momento dado los comerciantes y los policías que resguardaban el sitio notificaron a los compradores que los productos se habían terminado, anuncio que rechazaron quienes esperaban en fila, pues debido a lo reducido del lugar evidenciaron que aún quedaba mercancía. Esto caldeó los ánimos de los presentes, quienes sospechaban que los policías querían llevarse esos productos, por lo que en medio del reclamo generalizado, una de las damas fue golpeada por un funcionario de Polifalcón, a quien tampoco le importó que la señora estuviera acompañada de su hija de unos cinco años de edad.

Así, en un acto de "valentía", el agresor se escondió dentro del local comercial, pero pocos minutos pasaron para que llegaran varios funcionarios en motos, patrullas y camionetas, pues las personas se agolparon en las afueras del comercio, exigiendo a gritos que el efectivo saliera a dar la cara. Los funcionarios amenazaron con lanzar bombas, mientras que hombres y mujeres reclamaban sus derechos y condenaban el abuso policial, porque en todo momento los efectivos se mostraron solidarios con el compañero que seguía resguardado dentro del local. Se presentó la abogada de la agredida, conversó con los guardianes policiales y se produjo una discusión. Como respuesta, los efectivos y uno de los dueños del comercio, subieron la santamaría de la tienda para sacar protegido al agresor, quien emulando a nuestra campeona Robeilys Peinado, prácticamente realizó un salto con garrocha para montarse en la camioneta que lo llevaría a la comandancia del "aquí no ha pasado nada y cálensela porque yo soy la ley".

Esta misma consigna al parecer regía a los efectivos de Polifalcón en la ciudad de Coro, pues al final de la tarde del día siguiente, en un supermercado de la calle Colón, tres funcionarios fueron rodeados por un grupo de compradores que deseaban adquirir azúcar y jabón en polvo luego de hacer una larga cola en la entrada del lugar, pero que no lograron surtir su despensa porque un grupo de guardianes llegó en cambote y apartó los productos.

Resultó vergonzoso ver a esos policías uniformados y con sus armas de reglamento custodiar un carrito de mercado lleno de bolsas de jabón en polvo, mientras la gente le gritaba que ellos debían estar del lado del pueblo y que querían comprar la mercancía. Sin rubor alguno, los efectivos respondieron que ellos también tenían derecho a lavar su ropa. Los encargados del local habilitaron una caja solo para que los tres funcionarios policiales y el resto de sus compañeros pagaran los productos, sin importar que un pueblo indignado y molesto los observara. Patrullas, motos y camionetas estaban en las afueras del supermercado esperando que los efectivos salieran cargados con sus compras, cuando en algún lugar de la ciudad una víctima de robo u otro delito, clamaba por la presencia de la policía o que por lo menos respondieran el teléfono del cuadrante de seguridad, en vez de andar haciendo mercado para lucir -solo en apariencia- "limpiecitos como un sol" y obtener la máxima calificación en la clase de Descaro I.

anachavez28@yahoo.es



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