¡Castigá a los políticos corruptos!

Una campaña electoral debería convertirse en una amplia conversación social. Cada agrupación política escoge, entonces, los temas que considera necesarios poner en la disputa social.

Se supone que abordarán las principales preocupaciones que atraviesan a la gente y, además, todo aquello que se considere afecta las posibilidades de avance y salidas a esas preocupaciones. Eso fue lo que hicimos nosotros. Y digo nosotros porque pienso en toda la gente que, generosamente, me acompaña en este desafío.

En nuestro caso, pensamos en las contradicciones en las que, en estos momentos, estamos situados en Venezuela. Si EE.UU y sus aliados (con la dirigencia opositora interna en colaboración) nos acorralan para que el país definitivamente se hunda, ¿no compromete esa situación, acaso, a que los gobernantes y al partido de gobierno sean exigentes con las comportamientos políticos empeoran la situación de nuestra gente? ¿Estoy equivocado en esta preocupación?

En general considero que Venezuela ha alcanzado el punto en que la actual dirigencia política en el poder o resuelve (a lo interno) su verdadero compromiso con el cambio que Chávez nos prometió o tarde o temprano, nada se salvará. Y, sin dudas, uno de nuestras mayores plagas sociales ha sido no haber atacado y minimizado a la corrupción. En un país en que abudaban los recursos económicos, poner límites (morales, éticos y legislativos) para todo el que toque el dinero público, debió ser siempre una tarea irrenunciable y perfeccionista.

Si se mira con detenimiento las propias cifras aportadas por el Banco Central, entre 2003 y 2013, en diez años y en medio del control cambiario que aplicaba CADIVI a cada dólar que ingresaba por concepto de la venta del petróleo venezolano, unos 111 mil millones de dólares fueron entregados a personas y empresas. Estas, a su vez, (y por la puerta de atrás) lo sacaron del país. Es decir, CADIVI vendió dólares a precio preferencial a personas y empresas que dijeron que iba a invertir en nuestro país, pero esa gente no lo hizo. ¡Se robaron esa plata!

Nadie puede dudar la inversión que los gobierno de Chávez y de Maduros han hecho sobre el pueblo, sobre todo, sobre los más humildes. Sin embargo, tampoco se puede ocultar que esas grandes obras que el propio Chávez proyectó (por ejemplo, el sistema ferrovioario o el Parque Eólico de la Guajira y Falcón) tuvieron suficientes recursos para que hoy en día pudiéran están brindando sus efectos positivos a mucha gente. Es un robo multimillonario que unos corruptos hicieron y que nadie sabe quienes son ni dónde están. Y se guarda silencio vergonzoso.

Por eso quise traer al debate público, en especial a mi campaña y en mi circuito (el 4 de Maracaibo) el debate por la corrupción. Si, sí, ya sé que en estos momentos lo más urgente es detener la sádica amenaza de EE.UU, que nos quiere comiendo excrementos para después vendernos las pocetas como salvación. Sin embargo, ¿Para qué nos sirve una revolución en la que no podemos controlar el poder para que le sirva a cada ciudadano, para ponernos en a su lado en cada momento, en usar los recursos económicos del país con transparencia, un país en que apoderarse de dinero que produce sus riquezas no sirva para hacerse rico a unos vivos y que además, si ocurre, sea realmente reprochable y sancionatorio para quien lo haga, un poder sobre el que se ejerza control para que no repita los esquemas y los patrones de valores y de conducta que el capitalismo depredador nos obliga? Porque, es verdad, EE.UU nos ha impuestos má de 300 medidas ilegales contra nuestra economía, pero también ahí está el espectáculo irritantante y vergonzoso de las gasolineras y de la gasolina, a la vista de todas las autoridades y de cada ciudadano y nada pasa. Han agregado un aderezo propio: las mafias que se han instalado en cada bomba de gasolina para convertirla en un garito de compra y venta a mejor pagador en dolares.

Se me ha atacado porque, supuestamente, mi eslogan de campaña acusa de corruptos a todos los políticos, a toda la dirigencia del PSUV, a todo el gobierno chavista. Esa es una interpretación intenciosamente expansiva. Ese eslogan llama a la población a reconocer las conductas corruptas que públicamente pueden ser reconocibles. Y a reconocerlas en esos políticos que hoy quieren estar en la nueva Asamblea Nacional a pesar de que hacen de esa conducta su accionar político. De allí que el eslogan sea no una acusación sino una llamada. Un querer encender la inteligencia social para que siga las pistas de esos indeseables y no les dé la oportunidad de ocupar un lugar en la nueva AN.

Son tiempos definiciones y bloquear a los corruptos se nos convierte en un compromiso irrenunciable, si no queremos que lo que nos queda de Chávez se hunda en el abismo. El propio Chávez lo advertía el domingo 6 de diciembre 2009, en el «Aló Presidente» número 345, en Maracay. En esa oportunidad Chávez exigía, clamaba, advertía y reclamaba esto: « Si un pata en el suelo de aquí, de nosotros, de repente, siendo funcionario o no, cambió de un día para otro de estilo de vida, y de un wolsvaguito aparece con tremenda camioneta … ya va chico ¿que está pasando aquí? Esas cosas hay que averiguarlas y no esperar que revienten después,… A la primera señal hay que hacer algo… no es que hay que esperar que tenga veinte camionetas, que tenga cuatro aviones, no, no este partido tiene que apretarse las correas morales, nuestro partido, nuesro gobierno, y partido y gobierno, debemos dar el ejemplo, el ejemplo de transparencia, de hoestidad a toda prueba...».

Así que no me ataquen a mí. No golpeen a un simple eslogan de campaña. No sufran por mi llamado a la población a que examine las evidencias y reconozca las huellas de la corrupción y no dé su voto. No. Vayan mejor al Cuartel de la Montaña. Plantense frente a la tumba del Comandante. Desentierren sus huesos (si se atreven) y diganle a él (no a mí) que no es posible. Que la corrupcción y los corruptos, de verdad, son compatibles con la revolución. Que pasar de andar a pie a manejar una Hummer es ascenso social y es compatible con su legado.

Al final (como cantaba Alí Primera) para ese político corrupto que hace sus fechorías oculto en el chavismo y nadie le dice nada, para él, Chávez está muerto. Bien muerto.



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