No deben volver

La expresión "no volverán" no es de uso reciente para referirse a aquellas prácticas políticas-económicas-sociales que atentan contra el desarrollo de los pueblos. Pero este vocablo no es de uso reciente, ya Gustavo Adolfo Bécquer lo usó en su hermoso poema "Volverán las oscuras golondrinas", que si mal no recuerdo en una de su estrofas reza "Pero aquellas que el vuelo refrenaban/ tu hermosura y mi dicha contemplar/ aquellas que aprendieron nuestro nombres/ esas... ¡no volverán!". Pero no solo no volverán aquellas que aprendieron nuestros nombres, no volverán tampoco los capitales producto de la corrupción que se mantienen en bancos extranjeros o en paraísos fiscales. Tampoco vuelven los capitales golondrina o de corto plazo, que son caudales que llegan a un país por poco tiempo con propósito especulativo y se alejan después de obtener una ganancia rápida. En general, todo tiempo anterior, ya sucumbido y convertido, en algunos casos en triste historia con realidades pasadas, podrán ser recordadas pero no volverán.

Cristóbal Jiménez es muy preciso en su ejemplar composición donde nos señala varios eventos que podrían volver y enfáticamente, al final de cada una de las doce estrofa expresa: "Pero los adecos y copeyanos/ esos nunca volverán". Así que corro el riesgo que la expresión que rotula este artículo se interprete como un simple eslogan de una campaña electoral. Son muchas las razones por las cuales los debemos evitar que los adecos y copeyano regresen al poder, o en peor de los casos, sus herederos políticos como son los felones líderes de VP, PJ y otros que hacen vida en ese adefesio político llamado MUD.

La historia nos cuenta que la isla Cubagua de Venezuela fue avistaba por primera vez por los malsanos ibéricos en 1492 y comienza a poblarse en 1500 cuando los ávidos de riquezas descubren la inmensa cantidad de perlas escondidas en las profundidades que rodea sus costas. Comienza aquí la vil y cruenta explotación sin medida de este mineral, sometiendo a los indios y negros a ignominiosos trabajos en el fondo del mar en la búsqueda de las encarecidas esferas perlinas. La explotación fue tan inmoderada que ya para los años 1530-1531 los lechos perlíferos estaban agotados, simplemente para que la aristocracia española se engalanara y ostentara con collares de varias vueltas como señal de riqueza. Esto es una muestra del afán de un imperio de acabar con los recursos naturales de los pueblos, solo para calmar la codicia de algunos pocos basada en la esclavitud de muchos. De Cubagua, tal como afirmé anteriormente solo queda la triste historia de realidades pasadas que podrá ser recordada pero no volverán, ni las perlas ni los explotadores ibéricos.

Lamentablemente la historia se repitió, no con las perlas, sino con el petróleo. Fue a comienzo del siglo XX cuando se otorgaron las primeras concesiones de nuestro oro negro cuando el capital petrolero se encontró con una Venezuela recién salida del período colonial.

Cuando leo y releo la obra "Hundámonos en el excremento del diablo" de Juan Pablo Pérez Alfonzo (JPPA, fundador de la OPEP) extraigo las razones del por qué ni los adecos, ni los copeyanos, ni sus herederos político deben volver. Me costó asimilar todo de lo que fueron capaces de hacer (mejor dicho de deshacer) los gobernantes adecos y copeyanos con nuestra riqueza petrolera confabulados con las avaras compañías transnacionales energética. A manera de ejemplo (datos tomados de la referida obra), para el año 1973 era evidente la extrema desigualdad entre los habitantes de Venezuela. El 5 % de la población en la más alta escala (los ricos) del nivel de ingreso se beneficiaba del 28 % del ingreso nacional, mientras al otro extremo (los asalariados) cuatro veces la población, el 20 % se conformaba con el 5 % del ingreso nacional.

Le achacamos a la Revolución Bolivariana la insuficiencia de alimentos sin pensar que los gobierno de la cuarta república fueron incapaces de crear una estructura agroindustrial que nos permitirá consumir los comestibles que nosotros producíamos. A manera de ejemplo, para el año 1974 la producción de granos fue del orden 920.000 toneladas, algo más de la producción de los años 1971-1973, pero algo inferior a las 943.100 toneladas de granos de 1970. Para el año 1975 Venezuela debió estar produciendo 2.500.000 toneladas, casi tres veces la producción de los años 1974-1975, meta que nunca se alcanzó, a pesar de la ingente cantidad de divisas que ingresó al país y de la cual me referiré posteriormente. Esto explica el grado de desnutrición de la mayoría de la población.

Refiere JPPA en su obra la irresponsabilidad de AD y Copey, partidos relativamente jóvenes, secuela de la poca experiencia administrativa quienes imaginaban que podían cambiar el país con relativa facilidad, creyendo seriamente que todo consistía en encontrar dinero suficiente para comprar la felicidad. Una forma equivocada de ver las cosas y más que la riqueza petrolera provenía de la renta, no del trabajo ni del esfuerzo. Para el año 1974 Venezuela estuvo inundada y deformada por descomunales ingresos petroleros, más o menos la desbordante cantidad de 9.396 millones de bolívares por la venta de crudo, cantidad que casi duplica la participación obtenida en 1966: Bs. 4.841 millones. La magnitud de los nuevos ingresos desbordaba toda la experiencia dolorosa de Venezuela y sin embargo, los problemas de Venezuela no se solucionaron, más bien se acrecentaron.

Cabe destacar que, según refiere JPPA en su obra que en el 1974, para esa fecha, Venezuela recibió más divisa que en todos los 48 años de su historia hasta 1965, en una orden de 10.000 millones de dólares que serían 5 veces los ingresos presupuestarios para el referido año. Todo este dinero sirvió para despilfarrarse, eran tiempos del "tabarato dame dos", cuando las divisas provenientes de la renta petrolera regresaban al extranjero, en la compra de cosas extrañas y no para que este dinero rindiera buen provecho, combinándolo expertamente en bienes y servicios nacionales con la finalidad de satisfacer verdaderas necesidades de los venezolanos. En aquella infeliz etapa se destacan las compras de insumos hospitalarios donde se incluía máquinas limpiadoras de nieve. Tiempos de despilfarro de las divisas provenientes de la renta petrolera, cuando a los agroindustriales y a los banqueros se les condonaba la deuda.

JPPA asegura en su obra que, con la inmensa cantidad de dólares por concepto del aumento de los precios del crudo, el país no necesitaba de la inversión extranjera, teníamos divisas suficientes para resolver problemas de la alimentación y los de la creación de industrias. Por lo general, con la idea de maximizar sus beneficios la inversión extrajera interfiere e interviene en la vida misma del país invadido y mal defendido. Los gobiernos de la época prefirieron la inversión extranjera en la industria de los alimentos para niños, en la industria de los aceites y grasas y jabones, en la cual debió el estado invertir una parte de la inmensa cantidad de divisas proveniente de la renta petrolera. Hoy por hoy Venezuela está viviendo las consecuencias de la mala praxis, de la inexperiencia y la corrupción de los gobernantes de la cuarta república. Y no exagero, si se revisa que en el 1974 la participación fiscal petrolera fue siete veces más que la del 1968 y tres veces más que la de 1973. Tal como afirma JPPA, se usó el dinero y no el cerebro. A las arcas del país ingresaron descomunales cantidades de dólares para que se la disputaran manadas de lobos hambrientos y perros de presa, cuya vida depende de arrebatarse la carroña.

Fue tal el ingreso de dólares y la mala administración de los mismos que en los anales de historia del crudo se estudia el denominado "Efecto Venezuela" para caracterizar el despilfarro de las ganancias de una riqueza no trabajada.

Si a lo anterior le agregamos el mal uso que se hizo del gas, consecuencia de la explotación petrolera cuando se obligó a botar 17,3 millones y millones de pies cubico de gas, los cuales representaban un 55 % del total del gas producido en las asociaciones de petróleo y aproximadamente la mitad de las reservas del gas natural del momento. Agregado a lo anterior, Venezuela aumentó la producción y la exportación de petróleo liviano, acabando con la reservas de este tipo de crudo y lo vendía a las trasnacionales de la energía a los precios más económico del mercado mundial.

A pesar de todo de la inmensa cantidad de divisas que ingresaron al país los problemas continuaron: la tasa de abandono de la niñez aumentó en casi 28 veces más que en los últimos 28 años, la desnutrición creció a 55 % para toda la población infantil hasta 6 años. El 70 % de la población estaba desnutrida, un 54 por mil de mortalidad infantil; 47 % de vivienda sin agua, 50 % sin cloacas, 23 % sin electricidad; un 12 % de la población con problemas mentales, un 27 céntimos por trabajador mientras el capital atrapaba 73 céntimos de la mayor parte. Esto último nos indica el índice de desigualdad. La tercera parte de la población venezolana vivía en ranchos carentes de servicios tanto en el campo como en la periferia de las grandes ciudades en este "fabuloso" país petrolero.

Durante la época del despilfarro Venezuela optó por gastar más con la intención de resolver los problemas y la grave situación en nada mejoró. Cada año se duplicaba el gasto y los problemas proseguían. Continuó el problema de los menores abandonados, de hombres y mujeres hambrientas y desamparadas, enfermos desatendidos o muertos. Sin embargo fueron liquidados en gas el equivalente producido 6.692 millones de barriles llegando a un gran total de unos 38.0000 millones de barriles en la triste historia de petrolera de concesiones. Contabiliza JPPA en el 1974 se dilapidaron 100.000 millones de dólares que no volverán a Venezuela y que más nunca volverán a ver nuestro compatriotas. Y lo peor de todo, a pesar de los ingresos por concepto de crudo Venezuela tuvo que endeudarse con la banca extrajera y posteriormente, la desnacionalización (privatización) de ciertas industrias básicas y de servicios.

Actualmente Venezuela está padeciendo una guerra de todo tipo propiciada por los muertos insepultos de AD responsables de todo lo expuesto en los párrafos anteriores. Así mismo de los intrigantes herederos de las políticas cuarto republicana quienes viajan constantemente al norte para recibir líneas de acción para derribar el gobierno del presidente MM. A cambio le entregarán a las transicionales de la energía, en el supuesto negado de su triunfo, las riquezas del país, tal como lo hicieron los adecos y los copeyanos durante el siglo pasado. Por esta razón este grupo de terroristas, apátridas y malhadados no deben volver a manejar los destinos del de nuestra patria. Lee que algo queda.



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Enoc Sánchez


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