La alimentación capitalista

En oportunidades los modelos políticos configuran el comportamiento de los gobernados. A manera de ejemplo: la moda imperio la puso en boga las jóvenes aristócratas, quienes para disimular una pecaminosa barriga, sin haberse casado, se vestían con unas holgadas sayas; la época victoriana se hizo costumbre, consecuencia de la permanencia en el trono (63 años) de la reina Victoria. Durante este período abundaban las mujeres y los hombres pacatos e hipócritas, mientras el Reino Unido instalaba sus colonias en África, en Asia y Oceanía. También se habla de los muebles Luis XV, una copia de los que adornaban las salas y dormitorios del reino cuyo emblema era la flor de lis; ciertamente, estos mobiliarios eran algo churrigueresco cargados de dorados. Cuando se piensa en el modelo neoliberal se asume la privatización de las empresas del estado y el libre movimiento de capitales, fuera de la regulación gubernamental. Al referirnos a la producción comunista se asume la colectivización del trabajo. En la actualidad los economistas, quienes nunca pegan una, quieren poner en boga la globalización, la del pensamiento único, es decir la Mc cultura. Finalmente, me referiré a la bazofia que puso en auge el capitalismo, es decir, la "alimentación" capitalista.

Cuando surge la revolución industrial y la producción en serie se comienza a empaquetar, a enlatar, colocar en botellas y en cajas diversos productos que sus fabricantes se empeñan en llamarlos "alimentos". Con el problema de la guerra económica, en oportunidades evalúo en los automercados las mercancías contenidas en los carritos cercanos al mío. A la sazón comprendo las causas de las diversas enfermedades que asola a los venezolanos y a una gran parte de los habitantes del planeta. Los lectores deben tener claro que los fabricantes de los comistrajos no lo hacen para abaratar los costos de los productos, mucho menos para mejorar la salud de los compradores y tampoco para permitir a los excluidos el acceso a dichas mercancías. Su único interés es la ganancia, sin importar el daño que ocasione el producto elaborado por sus empresas e ingeridos por niños(as), jóvenes, adultos(as) y ancianos(as). Voy a tomar una muestra, con la certeza que podría extenderme en otros cien artículos para demostrar lo nocivo de la comida capitalista. Asimismo, intentaré exponer que para vivir saludable se necesitan pocos renglones que en verdad si son alimentos.

Desde mis estudios primarios aprendí que la vaca, como cualquier rumiante, posee cuatro estómagos (panza, bonete, libro y cuajar), esto se debe a que en estos animales digieren los alimentos en dos etapas que se desarrollan en un complejo sistema digestivo. Evidentemente que los terneros o becerros también están dotados de cuatro compartimientos estomacales, esto les permite digerir con facilidad la leche proveniente de la teta de la madre. Los seres humanos están empeñados en tomar leche de vaca, en polvo o líquida, a pesar de que sólo disponemos de un solo estómago lo que hace más complicada la digestión del líquido perlino. Es bueno recordar que el hombre es único ser que ingiere leche de otras especies, sin contar los otros derivados lácteos que son tan indigestos como la leche (queso, cremas, quesos fundido…). Para la venta de este producto los comerciantes (los fabricantes de "alimentos") inventan diversas mentiras. La más notoria de estas falacias es la obtención, a partir de la leche, de calcio, fósforo, magnesio entre otros minerales. Para quienes no están al corriente: la única fuente para obtener minerales y vitaminas es directamente de los vegetales, de las frutas y de las carnes magras y los pescados. El consumo de leche de vaca está asociado a diversas enfermedades, entre las que debo señalar: anemias por deficiencia de hierro, alergias, acné, diarreas, cólicos, esclerosis múltiples, entre tantas. Estimados lectores, a los dueños de las industrias lácteas lo único que les importa es vender, no les concierne la calidad de vida del prójimo. La única leche saludable para los niños es la materna y una vez destetado no necesita ingerir más este alimento.

Por ignorancia los consumidores ingieren líquido antes, durante y después de la comida, esta es una costumbre nefasta. Los comerciantes embusteros y criminales orientan a los comensales, durante la ingesta, a beber Coca cola, Pepsi cola, agua, cerveza, vino…para "bajar" la comida o para hacer del momento algo placentero. Para quienes lo desconocen, en nuestro sistema digestivo, es decir, en el estómago propiamente dicho, se encuentra los ácidos y las enzimas encargadas de digerir los alimentos. Si comemos y bebemos cualquier líquido durante la comida, se diluyen estos ácidos y las enzimas dejan de hacer su trabajo de forma óptima y la digestión se hace más lenta; como secuela, los alimentos permanecerán más tiempo en el estómago ocasionado malestares estomacales.

Los comerciantes fabrican mercancías, a las cuales ellos llaman "alimento", sólo para enriquecerse. Invitan a tomar el vino tinto con el falso argumento de sus bondades para la tensión. En vez de orientar a las personas a comer sano y balanceado, que se ejerciten un poco y de seguro que no tendrá problemas cardíacos.

La Mc Donald´s es un ejemplo de la pretensión de esta cadena de "restaurantes" de globalizar la "alimentación". Con su 33.749 "restaurantes" desperdigados por el planeta y con una ganancia neta de 5.600 millones de dólares (2013) esto la faculta a llevar diversas enfermedades a sus consumidores en el ámbito planetario, tales como: obesidad, aumento del colesterol, la diabetes, problemas cardiovasculares, síndrome urémico hemolítico, escherichia coli, entre tantos males. El problema no es solo la hamburguesa grasosa, a esta hay que agregar las papas fritas freídas en aceite reciclado, la gaseosa con abundante azúcar y el helado con profusa crema y azúcar.

Si usted entra a un automarcado advertirá que la mayoría de los alimentos son dañinos para la salud, simplemente porque la generalidad de estos está contenidos en frascos, latas, cajas como los cereales malsanos, embotellados o en paquetes. Tenga la certeza que, todo alimento sometido a un proceso de industrialización pierde sus valores nutritivos y dada la cantidad de preservativos (químicos) inducen diversa enfermedades.

El mejor ejemplo de Venezuela de la "la alimentación capitalista" lo tenemos con las mercancías de la empresa polar. Entre los productos que ofrece esta corporación monopólica y entre los que les distribuye a la transnacional PepsiCo se pueden contabilizar, más o menos 70 productos, que su propietario llama con desfachatez "alimentos". Lo invito a buscar por google para que se convenzan de calidad de comistrajos con los que esta empresa está envenenando a sus hijos. Entre los 70 productos que comercializa la polar solo cinco califican de alimentos, no sin cierta reserva. Entre estos puedo citar la harina precocida, la pasta (que no produce la polar), el arroz (que tampoco produce), el aceite (que no produce) y la avena (que no produce). Lo demás es pura bazofia y productos ligados a la industria del vicio.

La vida es más sencilla de lo que parece, los alimentos nutritivos no los fabrica nadie, por fortuna nos los entrega la naturaleza. En Venezuela disponemos de excelentes carbohidratos como el plátano, la yuca, el apio, la papa, el ocumo (el chino y el blanco), la batata, el topocho, el mapuey, la auyama…además de vegetales, frutas, verduras y las proteínas provenientes del reino animal. Si lográramos masificar la agricultura, el agro y la pesca, se podrían bajar los precios de estos renglones sin tener que importar tanta porquería que lo que hace enriquecer a los fabricantes foráneos, malbaratar nuestras divisas y dañar la salud de los venezolanos.

Es la oportunidad de ahorrar divisas, desechar la agricultura de puerto y desprendernos de tantos productos importados que solo sirven para vulnerar la salud de pueblo, como por ejemplo la harina de trigo que contiene gluten y responsable de la diabetes, artritis, alzhéimer, lupus, fibromialgia, enfermedad de Crohn, trastornos en el sistema inmunológico como la enfermedad celíaca…

Los alimentos no son un negocio, tampoco son mercancías, es un derecho inalienable de todos los habitantes del planeta. Desterremos de nuestros hogares la "alimentación capitalista" y comamos sano y balanceado con los productos que nos entrega la sabia naturaleza.



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Enoc Sánchez


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