Tranquilos Camaradas, ¡esto es un ciclo!

Capítulo I

Desde hace un tiempo he venido tratando de darle algún sentido al desastre económico que atraviesa la Patria, no entiendo como teniendo un gobierno de eficiencia en la calle, con las políticas sociales correctas, con el control de cambio como debe ser, con controles de precios para contener la inflación y la especulación capitalista, además,  dirigido por gente de probada solvencia ética y moral, aun así a la oposición y al imperialismo se le hace tan fácil sabotearnos económicamente.

Un amigo maneja la tesis de que todos los bachaqueros fueron adiestrados por la CIA y por la NED para sabotearnos intrínsecamente o como dice mi amigo, utilizando un término revolucionario “desde adentro”. La verdad que esa tesis me parece un poco jalada por los cabellos y es que precisamente el expresidente de la asamblea nacional se ha encargado de develar en su programa, todas las conspiraciones golpistas y nunca ha presentado algo que sugiera eso.

Leyendo un poco sobre economía me encontré con una tesis del capitalismo que dice, que el capitalismo es un sistema económico, el cual, cada tanto tiempo sufre un descalabro de forma sistemática, usando esa tesis, trata de “disculpar” las grandes crisis capitalistas, por ejemplo la de los años 30, la de los 70 y la última crisis llamada inmobiliaria del 2008. De esta manera podemos decir que la economía es afectada por ciclos, no importa que se hagan las cosas bien, si te toca la parte critica del ciclo, de igual manera te va a llegar.

Me pareció interesante usar la tesis de los ciclos para razonar el descalabro que vive la patria, si, ya sé que es una tesis capitalista para excusar un sistema socialista, pero es lo mejor que he encontrado para decir, con algo de sentido, cuando estoy en una cola de 3 y 4 horas para comprar un kilo de café.

Capitulo II

Como todos saben cada vez es más difícil conseguir jabón “de baño” o como le dicen los burgueses, de tocador, después de haber usado jabón azul varios meses, ahora estoy bañándome con una especie de menjurje que venden algunos buhoneros, ellos me dicen que se trata de una loción orgánica y biodegradable “mire mi señor y de paso no contaminamos más nuestro medio ambiente externo” –como me explica el vendedor informal mientras tira un vaso plástico a la calle- el caso, es que he corroborado que esas sustancias no están surtiendo el efecto higiénico deseado, de manera que ocasionan una piquiña generalizada en todo el cuerpo pero con especial énfasis en los rincones del mismo.

Capitulo III

El martes pasado estaba en una reunión, celebrábamos la visita del hijo de Antulio (mi vecino escuálido), que vino a pasar unos días de visita luego que decidiera irse del país por un par de cachazos que le dieron en la cabeza para robarle el carro y el celular. Todo iba normal hasta que puff! Se fue la luz en todo el sector –¡nos dieron patria!- gritó en la oscuridad otro vecino escuálido y en medio de aquel racionamiento eléctrico todo el mundo comenzó a criticar al gobierno y al sistema, era el momento perfecto para hablarles de mi tesis de los ciclos económicos. Así que alcé mi voz y comencé a argumentar, les dije que esto se trataba de un ciclo, que yo recordaba los malos momentos que pasamos en la cuarta república y que pese a que ahora este gobierno tiene una filosofía distinta, pues no estamos exentos de los ciclos económicos, mientras enarbolaba mi sesudo argumento comencé a sentir aquella piquiña tan desagradable en una zona del cuerpo poco asoleada, estaba concentrado y enfocado en explicar la teoría cíclica de la economía, así que aprovechando la oscurana decidí rascarme y satisfacer la demanda que mi cuerpo tenia de placer, el lugar estaba completamente oscuro, era como un espacio afrodescendiente en donde no podía ver a nadie, pero sabía que allí estaban todos atentos, habidos de entender la sencilla complejidad de mi razonamiento, no quería perder la atención que mis palabras estaban atrayendo, así que proseguí no solo con mi explicación, sino también rascándome aquella noble zona. Al fin llego la luz y todo terminó, pero me quede pensando en la contradicción que se dio en aquel momento ya que mientras exponía mi interesante e ingeniosa idea, estaba rascandome el culo frente a todos… nunca más literalmente dicho.

 



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José Gregorio Mena


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