Algunas preguntas y propuestas a la Comisión de la Verdad Económica, si es que quiere la verdad

SOCIALISMO DE TÚ Y YO

Aunque la verdad no creo que sea tan económica, pongo en la mesa algunos interrogantes que puede considerar la llamada Comisión de la Verdad Económica.

Antes de formular cualquier pregunta, desearía que TODOS los participantes en la Comisión de la Verdad Económica, manifestaran su respaldo a la paz, a las acciones contra la violencia, que se demarcaran explícitamente del sector fascista de la oposición que ha asumido la violencia como forma de lucha para derrocar al gobierno constitucional. Desearía que haga un llamado a seguir los caminos constitucionales. Que explícitamente reconozcan el carácter constitucional, legítimo del gobierno del Presidente Maduro. Que de una forma clara desapruebe los llamados a las guarimbas, que establezca responsabilidades claras y no difusas a supuestos inflitrados, que dejan la duda sobre las verdaderas responsabilidades, que se deslinde nítidamente de la violencia. Esta creo que es la puerta de entrada a las deliberaciones de esta comisión, que aunque económica, no puede escapar del trasfondo de lo que está sucediendo en Venezuela.

Así mismo, reconocer la mayoría del Pueblo venezolano que reiteradas veces ha apoyado el socialismo (reconociendo que es un socialismo democrático en el que la diversidad es parte inherente, y la misma convocatoria de la Comisión es prueba de ello). La orientación de las soluciones presentadas estará siempre dentro del socialismo, no se trata de un espacio para dar vuelta atrás, ni para negociar principios. Se trata de buscar soluciones participativas, en las que tiene cabida el sector privado nacionalista, bajo las líneas del Plan de la Patria.

Mucha de la información que queremos saber ya está en manos del Ejecutivo nacional, suministrada incluso por los empresarios en sus diversas declaraciones (impuestos, solicitud de divisas, solicitud de financiamiento, etc.). Pero es necesario que toda esta información sea explícitamente analizada y validada por los asistentes para que las conclusiones tengan peso aplicativo.

En cada uno de los rubros, principalmente ¿cuál es la producción nacional? ¿Cuál es el componente importado? Para ello tenemos la información recabada por el gobierno nacional, suministrada por los empresarios, para la adquisición de divisas, pero también aquella suministrada en la declaración del ISLR y otros impuestos, así como la declaración de Valor Agregado Nacional. Creo que debería haber correspondencia entre la información suministrada  para las declaraciones de impuestos, solicitud de divisas, solicitudes de financiamiento, etc. en materia de estructuras de costos. La Comisión podría unificar toda esa información para armar una sola matriz con el componente de la producción nacional e importada, y la estructura de costos, principalmente en materia de productos de primera necesidad.

Por supuesto estamos interesados en conocer la distribución de la propiedad: capital transnacional, gran capital, pequeño y mediano capital, capital social y capital estatal. Quisiéramos conocer la distribución de la propiedad correspondiente a cada rubro, especialmente a los de productos y servicios estratégicos y de primera necesidad.

También es necesario conocer la demanda nacional, considerado el incremento poblacional y sobre todo la mayor capacidad adquisitiva de la población. ¿Estarían dispuestos los empresarios asistentes a reconocer este último hecho? Así mismo, la Comisión debe reconocer las estadísticas, avaladas por organismos internacionales, en materia de alimentación, pobreza extrema, pobreza, salud, etc., que son fundamentales para explicar el aumento o no de la capacidad adquisitiva.

Si se determina que no hay correspondencia entre la oferta y la demanda, sería necesario hacer un análisis de las causas de ello, rubro por rubro, y las acciones necesarias para solventar el desbalance. La capacidad instalada actual y potencial es un dato que quisiéramos conocer.

Pero en aquellos rubros en los que se compruebe que la oferta es suficiente, el análisis objetivo se impone sobre las razones para que los productos no lleguen a los anaqueles.

En base a toda la información recabada vendría un análisis de las divisas a disposición, si son suficientes o no, en qué se han usado, establecer la correspondencia entre lo otorgado y lo utilizado. En este punto, por supuesto, aún esperamos la lista de las personas y empresas que estafaron al país con las divisas que recibieron y utilizaron para otros fines.

Por cada rubro es interesante conocer cómo se comercializa, en toda la cadena productiva, ver la correspondencia entre materia prima y producto, a dónde va a parar cada producto.

Ante la evidente escasez de algunos importantes productos en los anaqueles, ¿cómo se corresponde esto con los resultados de los anteriores interrogantes? ¿A dónde va la producción que no vemos los consumidores, rubro por rubro?

Con esta información, ¿dónde se generan las acciones de acaparamiento y de contrabando de extracción? En cada cadena en particular, ¿dónde están ocurriendo estos hechos?

Un análisis comparativo de las tasas de ganancia es interesante hacerlo, con otros países, desarrollados o no. ¿Es el valor máximo de 30% establecido en Venezuela adecuado, excesivo? Aquí también es necesario tener en cuenta las características de cada rubro, como su costo absoluto y su tasa de rotación, por ejemplo.

En base al análisis de tasas de ganancia, ¿cómo califica cada uno de los rubros en Venezuela? ¿Y cada empresa en particular? ¿Cómo se  justifican los niveles de ganancia encontrados?

Los empresarios participantes, fieles defensores del mercado, que requiere que haya competencia, no tendrán objeción en que se analice el grado de monopolización o posición de dominio en cada uno de los rubros analizados. Y que se saquen conclusiones y se elaboren políticas para mejorar la competitividad, con participación de la economía social.

Pero no sólo los empresarios deben dar explicaciones, creo recoger la inquietud de muchos en que se analice qué está pasando con empresas estatales (Lácteos Los Andes, por ejemplo), cuyos productos tampoco se encuentran en los anaqueles.

Seguramente los empresarios afirmarán que los productos venezolanos están subvalorados en comparación con el mercado internacional, lo que crea una presión hacia la exportación y el contrabando de extracción, y desde su punto de vista, tienen razón. Pero deben entender que ellos compran materia prima ó en Venezuela, a precios venezolanos (subvalorados, según ellos) ó en el exterior, con divisas que les otorga el Estado (subvaloradas también). Y que la accesibilidad de los productos y servicios a todo el pueblo es una condición irrenunciable de la revolución. Y respetar lo concluido de la estructura de costos analizada arriba.

Pienso que el control de precios debe mirar toda la cadena productiva. En algunos casos se controla el precio de venta del producto final, sin haber regulado los precios de los insumos, para garantizar un nivel adecuado de la ganancia. La solución no es liberar los precios para que sea el mercado el que regule, como proponen algunos empresarios. Sabemos que, al menos en Venezuela, no existe el mercado como tal.

Los consumidores nos merecemos una explicación del sector comercial, ¿por qué la práctica desagradable de colocar los productos que escasean en el piso de los automercados, en lugar de en los anaqueles, creando así un efecto psicológico devastador, una sensación que estimula el consumismo exagerado? ¿Por qué se colocan esos productos esporádicamente y no en forma regular? ¿Por qué cuando se colocan esos productos disminuye el número de cajeras, y se generan grandes colas? ¿Por qué en algunos establecimientos se limita el acceso a los consumidores a través de pequeñas puertas, generando una sensación de economía de guerra?

Estos y otros muchos interrogantes están en el pueblo. Esperamos que los participantes en la Comisión de la Verdad acepten el análisis objetivo de todo ello. Y que respeten las conclusiones.

Al Estado, reiteramos la propuesta de aprovechar la fortaleza acumulada en la lucha contra la guerra económica, el aumento de aceptación mayoritaria ante el fracaso de la estrategia violenta e la oposición fascista, de aumentar las acciones para fortalecer el sistema de intercambio socialista, mejorando las misiones que dan respuesta al acceso por parte del pueblo a los bienes y servicios de primera necesidad, así como la generación de nuevas empresas socialistas en los rubros en los que ha habido escasez, insertándolos en la cadena productiva bajo un concepto socialista, fuera del mercado, bajo un sistema de intercambio socialista.

Reitero un párrafo de un artículo reciente: A nivel nacional es imperativo la construcción de nichos socialistas de intercambio, en los que los bienes y servicios circulen en la cadena productiva en base a sistemas de valor contabilizados, sin pasar por el mercado. Un sistema paralelo. Como haría Chávez, por cierto, una especie de Misión que establezca un sistema paralelo al muriente del mercado. Así como las Misiones Educativas establecieron mecanismos no burocráticos, masivos, paralelos al aparato estadal, las Misiones de salud al Ministerio de Salud, etc. Necesitamos entonces una Misión Intercambio Socialista con vocación estratégica de abarcar la totalidad del país, interconectando las empresas estadales, sociales, EPSs, pequeñas empresas familiares y privadas, etc.

Creo que la oportunidad es propicia para revisar las leyes contra el monopolio, y la cartelización. En donde exista tal práctica, tomar acciones para fragmentar las grandes empresas, creando otras de capital social. Por ejemplo, creo que necesitamos empresas regionales, ¿en cada estado?, de producción de harina de maíz, o incluso de masa de maíz, para nuestras arepas. Pero no sé si sea el momento de expropiar a la Polar, tal vez, por ahora, su área alimenticia (no la cerveza, sino los alimentos, harinas, aceite, etc.), la podamos convertir en empresas regionales mixtas, incorporando progresivamente al Poder Popular.

A la Comisión, proponemos el reto de establecer claramente en cada producto y servicio, en forma claramente visible al consumidor, el porcentaje de producción nacional, por una parte, y el porcentaje de socialización de la propiedad, por otro. Ya he hecho esta propuesta, que reproduzco a continuación:

La propuesta es que todo producto o servicio tenga una identificación gráfica sencilla del producto nacional, mediante una barra de color: roja en proporción al contenido nacional, y azul en su contenido importado. Una barra completamente roja indicaría 100% producto nacional; una barra con 60% de rojo y 40% de azul indicaría un 60% nacional. Esto haría que prefiramos los productos y servicios con más presencia de rojo en la barra.

Esta identificación correspondería exactamente, por supuesto, a la declaratoria hecha ante el Ejecutivo Nacional. Algunas empresas tenderán a exagerar el componente nacional, pero es perfectamente justo que la asignación de divisas se maneje también en correspondencia a esta declaratoria, para evitar engaños. A mayor componente nacional, menor cantidad de divisas requerirá esa empresa, por supuesto.

Otro indicador gráfico es el grado de socialización del producto o servicio, es decir, un indicador del porcentaje de propiedad social de la empresa que lo ofrece. Esto podría lograrse inscribiendo la anterior barra roja / azul en un rectángulo blanco de igual altura, y el ancho de la barra indicaría el grado de socialización de la empresa: una empresa totalmente socialista ocuparía la totalidad del rectángulo; si ocupara la mitad del rectángulo, significaría que es socialista en un 50%. Esto haría que prefiramos los productos y servicios con la barra roja / azul más ancha.

Con esto termino la lista de interrogantes y propuestas, por ahora, a la Comisión de la Verdad Económica.



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Leopoldo Alberto Cook Antonorsi


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