Que se fundan el PSUV y el Pueblo en un todo

Se hace evidente que hoy nuestro proceso revolucionario posee un partido, que no es más que una especie de amalgama de organizaciones políticas tradicionalistas, atreviéndome a decir que es menos eficaz y democrático, que AD y COPEI, en su época de pleno apogeo.

Esto no debe asombrarnos. ¿Acaso muchos de los que hoy se dicen llamar chavistas, surgieron en este planeta después de la aparición del comandante Chávez? Sencillamente no es así. Muchos de ellos fueron militantes de esas toldas políticas y hoy se esconden tras una franela roja, para lavar sus acciones. Ellos conocen los procesos: por eso son los mismos que antes pertenecían a asociaciones de vecinos y ahora forman parte de los consejos comunales. Siempre han estado sumergidos en la pomada, mientras el resto del pueblo solo se limitó a participar únicamente a la hora de votar, mientras ellos hacían y deshacían con los recursos del país.

Los gobernantes del pacto de Punto Fijo formaron a su dirigencia local para que siguiera el ejemplo de ellos. Por eso aún vemos en nuestras comunidades prácticas antirrevolucionarias, por parte de esa dirigencia que se dice ser socialista pero que no aporta nada al colectivo, ni a la construcción del socialismo: por el contrario, han provocado que muchos venezolanos aun no se sumen a esta causa. ¿Cómo se explica que aun en los barrios, muchos no crean en el comandante? Por supuesto que esto se debe a múltiples factores, donde uno de ellos es el secuestro que existe por parte de esta seudo dirigencia, de las nuevas formas de participación social y del partido de la revolución.

Los seudo dirigentes locales son quienes han regido los destinos de las comunidades populares, de acuerdo a su visión anacrónica de socialismo mezclado con capitalismo, donde solo funciona el socialismo a la hora de exigirle a los vecinos el trabajo voluntario, pero cuando se trata de otorgar algún beneficio entregado por el estado, son ellos y sus más allegados quienes se los apropian, trayendo malestar, apatía y alejamiento de muchos al proceso.

Es triste decirlo, pero en estos momentos la mayoría de los consejos comunales, comunas en construcción y otros tipos de formas de participación populares, son organizaciones de papel y las pocas que se encuentran activas, en un noventa por ciento, se encuentran secuestradas por dos o tres oportunistas que se reúnen en secreto para tomar decisiones que solo los beneficia a ellos.

Todas estas distorsiones, son producidas debido a no existir un ente regulador, contralor y de acompañamiento de estas nuevas formas de gobierno local, y ¿quién más que el partido de la revolución para desarrollar esta función? El partido debe ser al pueblo como la arena a la playa. Sería una locura que el partido y las organizaciones de base se encuentren desconectados, o aquel subordinado a estas. Él debe ser parte y vanguardia: de lo contrario estaremos perdidos y la revolución terminará ahogada por los viejos vicios del capitalismo.

Mohamad Gadafi, planteaba en su Libro Verde que el esquema de partidos, era un sistema dictatorial moderno, ya que el pueblo realmente no se hacía protagonista de los destinos de su nación, debido a que siempre dependería de un representante, quien realmente tomaría las decisiones a nombre de un número determinado de ciudadanos, limitando la participación y el protagonismo de muchos de ellos. Para Gadafi lo ideal era, la asamblea de ciudadanos. Allí cada quien planteaba su opinión y por consenso se lograban los acuerdos. Entonces me pregunto, ¿sería por esto que nunca se promocionó el Libro Verde en nuestro país? ¿Sería que los expertos crea-partidos influyeron en la política de formación ideológica de nuestro país, para que no se leyera y discutiera este excelente manual elaborado por Gadafi?

Nuestra realidad, nos obliga a continuar lidiando con el sistema de partidos, a pesar que Simón Bolívar lo dijo: “Si cesan los partidos y se consolida la unión, yo bajaré tranquilo al sepulcro”, por lo que es una necesidad imperiosa lograr que el partido de la revolución se funda en el pueblo.

El partido debe rescatar la confianza del pueblo, debe lograr con su ejemplo que los alejados se acerquen y asuman compromisos con la revolución, debe demostrar con sus acciones que esta revolución nos dará la mayor suma de felicidad posible.

Para lograr esto, se deberá hacer un llamado nacional a toda su militancia. Para nadie es un secreto que la mayoría de ellos solo se han activado para ir a votar.

En cada parroquia, en cada sector, en cada barrio, en cada calle se deben aperturar asambleas de discusión y debates para reorganizar toda la estructura del partido, y que cada espacio que se aperture se mantenga de manera permanente.

Que de una vez por todas se realice el plan llamado “visita casa por casa,” el que tendrá la encomiable tarea de recabar todas las necesidades de la población, además de gestionarlas con los entes encargados para que sean atendidas. Esto revivirá la confianza perdida de muchos, además de motivarlos a que se unan a esta lucha.

Que cada espacio aperturado, sea un lugar para la formación sociopolítica y porque no, para la socioproductiva.

Que los promotores e impulsores de cada espacio aperturado capten los nuevos profesionales que hoy se encuentran dentro de nuestras comunidades, que aun no han sido tomados en cuenta y se sienten excluidos por el proceso.

Que de cada comunidad sean postulados nuevos cuadros políticos, que deberán formar parte de la nueva estructura, omitiendo la postulación de quienes de una u otra forma ya han ocupado o están ocupando algún rol administrativo. Debemos darles la oportunidad a los nuevos dirigentes, previa demostración de sus competencias.

De estas asambleas populares deberán salir quienes ocuparán las instituciones revolucionarias y los puestos de elección popular. Se debe hacer hincapié que los nuevos profesionales graduados en las casas de estudio del proceso, deberán ser insertados por los entes del estado, y esto se logrará a través de la estructura del partido.

Si se logra una verdadera democratización del partido de la revolución, estaremos dando un paso agigantado hacia la profundización del socialismo, pero para ello debemos trascender del pensamiento personal y egoísta, al colectivo y humanista. Solo dependerá de los altos dirigentes del partido propiciar este cambio: de lo contrario serán los responsables del ahogamiento de la revolución.

Olvidémonos del rescate de la clase media al proceso, vayamos más bien tras esos hermanos desclasados pertenecientes a los sectores populares. Ellos son más débiles, y necesitan más. El sistema capitalista los ha acribillado y destrozado durante más de trescientos años. Sólo fortaleciendo las bases originarias de esta lucha, lograremos su consolidación. Así, pues, que se fundan el PSUV y el pueblo en un todo.

¡Viva Chávez, Carajo!

Orángel Delfín Márquez Guerrero
orangelcultura@gmail.com


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